La obscuridad se ciñó sobre mi como un manto húmedo y frío.
Una venda apretada cubría mis ojos sumiéndome en una obscuridad absoluta. Cada respiro se sentía helado y el eco sordo de mis latidos retumbaba en las paredes de aquel lugar.
El aire era denso con olor a humedad y moho, haciendo inequívoco mi pensamiento, sobre algún lugar subterráneo.
Quise moverme pero mis manos y pies estaban encadenados con unos grilletes helados. Lo supe porque quemaban en mi piel.
Me sentía desnuda pero me era imposible saberlo pues mis manos no alcanzaban a tocar alguna parte de mi cuerpo.-¿Hola? ¿Hay alguien ahí? -pregunté.
-Por favor, no se que pretendes pero déjame ir. -supliqué entre sollozos.Mi respuesta fue nula. Aquellas paredes fueron las únicas que respondieron con un eco que me daba a entender que me encontraba completamente sola en ese lugar.
Guarde silencio para tratar de reconocer algún sonido.
Una gota caía sobre lo que parecía ser un charco, pues su salpicar retumbaba levemente e interrumpía por un segundo el silencio de aquella lúgubre morada.Entre la obscuridad obligada, logré captar lo que era algo parecido a una respiración.
-¡Eit, tú, el que sea que esté ahí! Déjame ir, te juro que no diré nada, pero por favor suéltame, mi familia tiene dinero. ¿Eso es lo que buscas? ¿Dinero? Solo déjame hacer una llamada y te juro que te mandarán lo que pidas.
Mi padre y mi madre eran personas adineradas, mi abuelo, el papá de mi mamá le había heredado un par de millones y con eso había empezado a amasar una pequeña fortuna en las bienes raíces. En cambio mi papá solo vio la oportunidad de casarse con ella para hacerse partícipe de las ganancias de ese negocio.
-¿Tu crees que lo que quiero es tu dinero? -me respondió una voz grave algo distorsionada de entre las sombras.
-Déjame ir, te lo suplico, no diré nada. Por favor -le respondí a la nada.Mi corazón se empezó a acelerar pues la voz de aquella persona denotaba que era alguien grande, esa voz era de alguien que podría fácilmente decir que era malvado; se notaba la maldad en su voz.
-¿Entonces qué es lo que quieres? No creo que quieras violarme porque bien lo pudiste haber hecho antes de que despertara. -respondí con coraje.
-¡Lo que quiero es tu vida! -respondió aquella voz.
Su respuesta me dejo perpleja de inmediato.
-¿Mi vida? ¿Qué tiene mi vida de especial? Como para que alguien la desee tanto para llegar al extremo de hacerme esto.
Además, si quisiera matarme ya lo hubiera hecho.
Dinero no tengo. Los que tienen dinero son mis papás. Y si alguien los trata de extorsionar se que moverán cielo, mar y tierra para encontrarme. -pensé.El sonido de una puerta muy pesada sacudió aquel lugar para después escuchar el ruido de un cerrojo y un candado.
-¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme por favor! -grité hasta que mi garganta se cansó.
Mis gritos eran en vano, sabía que el lugar donde me encontraba era un lugar hermético, pues el frío era insoportable.
Mi cuerpo empezó a resentir aquella frialdad pues los huesos me empezaron a doler.
Grité varias veces, gritos que fueron inútiles; noté que el eco que provenía de las paredes era metálico, lo que coincidía con la pesadez de aquella puerta y la temperatura de ese lugar.
Luché contra aquellas cadenas en una batalla por igual inútil, para sucumbir ante el llanto y la desesperación. Derrotada por la lucha con las cadenas escuché los pasos de mi captor sobre el techo de donde estaba. Eso significaba una sola cosa, aquel lugar era probablemente un sótano.
Eso reducía las posibilidades de donde podría encontrarme pues en los barrios más nuevos de Barcelona las viviendas es difícil que tengan sótano.
Quizá podría ser que sea un barrio viejo, como el Gótic o La Rambla. Donde hay casas muy viejas que probablemente si puedan tener sótano.En esas zonas hay muchos bares, es normal ver a alguien caminar con una chica borracha por algún callejón y pensar, "solo se fueron de rumba y la chica la pasó muy bien".
Aquellas pisadas fueron desvaneciéndose hasta dejar de escucharlas. El sonido se opacó por completo logrando escuchar ese goteo incómodo de aquel grifo o tubería que tenía esa diminuta fuga.
No había ruido de bichos, o algún animal. Eso me calmaba por momentos ya que le tenía un pavor enorme a los bichos de cualquier forma, tipo o tamaño.
A lo lejos noté como si mi captor mantuviera una conversación con alguien pues lograba percibir un "cuchicheo" muy tenue. O quizás veía la televisión o escuchaba alguna estación de radio.
Me di cuenta en ese momento del buen oído que tenía. Esperaba y fuera la segunda o tercera opción pues si hubiera alguien más con el mis planes de cómo escapar serían más difíciles.
Aunque aquellos planes de por sí serían difíciles, pues estaba encadenada de manos y pies.¡Mierda! La ansiedad se apoderaba de mi al desconocer todo sobre mi paradero.
Recordé que algunas personas, cuando pierden la vista desarrollan otros sentidos o sus sentidos se agudizan y son más perceptibles. No sabía lo que pasaba pero solo sabía que mis sentidos se encontraban a flor de piel.
El ruido de aquel cerrojo me despertó.
-¿Quién es? ¿Quién está ahí?
Escuche el flash de una cámara. Era una cámara instantánea, conocía perfectamente el ruido del revelador.
-¿Porque me tomas fotos? ¡Maldito cerdo! De seguro son para masturbarte con ellas, ¿verdad?, porque dudo que tengas el valor para estar con una mujer.Una risa hueca me respondió mientras cerraba nuevamente la puerta.
-¡Déjame ir maldito! -le grité tan fuerte como pude.
Era imposible determinar ¿Qué hora era? ¿Qué día? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?
Al pasar un tiempo, aquella puerta se volvió a abrir. Oi el arrastre de un metal sobre el piso. Y aquella voz volvió a hablar.
-Voy a quitarte las cadenas, para que puedas comer algo. Si haces o dices algo te voy a maltratar. ¿Entiendes?
-¡Si! -Conteste
Sentí como unas manos ásperas y grandes tocaron mi piel y empezó quitar los candados de aquellas cadenas.
Confirme mis sospechas, era un tipo grande y corpulento lo más probable es que cargaba pesas o tenía un trabajo que le demandaba algo de esfuerzo físico.
Sentí el descansar de mis piernas y mis manos.
Quise quitarme la venda que rodeaba mis ojos.
-¡Eit! ¡Dije que no hicieras nada! -gritó aquella voz.
-¿porque me haces est..
Un golpe en la cara interrumpió aquella pregunta.
-¡Te dije que sin hablar! -exclamó.
-Estira las manos como si fueras a agarrar algo. Al levantar las manos sentí unos barrotes helados empecé a mover las manos y me percaté que estaba dentro de una celda, algún tipo de jaula.
Quise gritarle el porque estaba ahí, pero el miedo a recibir otro golpe me hizo tragarme el coraje que sentía en ese momento.
Colocó en mis manos un sándwich y un vaso con agua, los que me tragué como si llevara días comer, aunque quizá eso era, llevaba días sin comer.
Sentí como aquel hombre se sentaba en lo que era alguna silla o algo parecido.
-¡Vamos, apúrate! -me gritó molesto.La cabeza me empezó a dar mil vueltas.
¿Qué era esto? ¿En realidad era un secuestro? -me cuestioné.
Si quisiera matarme, me habría dejado sin comer. Es claro que lo del golpe fue para hacerme entender que el que tiene el control es el.
¿Dinero? ¿Sexo? ¿Qué es lo que este hombre buscaba?
Toque en un par de ocasiones mi cuerpo para lograr sentir el tipo de ropa que traía. Usaba el bóxer que llevaba puesto ese día y un top que llevaba debajo de mi blusa.
-¿Terminaste? -preguntó.
-Si, contesté.
-Devuélveme el vaso. Y estira los brazos.
Le regrese el vaso y empezó a ponerme aquellas pesadas cadenas en mis extremidades.
-¡No, por favor no me las pongas, no voy a huir!
-¡Que te calles! -gritó.
Empujo tan fuerte mi cabeza contra la delgada colchoneta que me desmayé en ese instante.Al despertar lo primero que pensé es que si aquel lugar estaba tan obscuro, como logró darse cuenta que quise quitarme la venda. Es probable que use algún artefacto con visión nocturna.
¿Quién era este tipo?
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La Jaula de Matilda
Mistero / ThrillerMatilda ha sido secuestrada por un desconocido. Se encuentra en la obscura confinación de un sótano silencioso, donde se debate entre la angustia y la incertidumbre. Sus ojos, vendados y privados de la luz, exploran la negrura que la envuelve, sus...