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Los arreglos comenzaron a la semana siguiente, el día Jueves llegó Eduardo a la ciudad y el día sábado pusieron manos a la obra. 

Comenzaron limpiando cada rincón, eso les tomó hasta el día Martes y por fin el día miércoles comenzaron con la pintura, todo estaba siendo muy divertido, su madre, hermanas, Jack, Martín, Eduardo y por supuesto Nikolás estaban allí hasta muy tarde y las risas estaban a cada minuto. 

Reían más de lo que pintaban, pero era completamente maravilloso, luego en la tarde se sentaban en el piso y todos comían lo que su madre, él ó incluso María preparaba para comer. 

Fué sanador, increíblemente sanador, para él y para su madre, que en momentos se quedaba observándolo en silencio, pero con una sonrisa en el rostro. Uno de esos días se acercó a él y mientras le acariciaba la mejilla le dijo casi en un susurro 

— Esa es la misma sonrisa que tuvo tu padre mientras viajábamos. 

Y eso bastó para que Joaquín se sintiera con un nudo en la garganta, pero orgulloso de sí mismo. Él estaba cumpliendo su sueño, ese que le prometió a su padre y que aquel hombre maravilloso jamás dudó que realizaría.  

Su madre lo abrazó y se alejó para reír junto a Eduardo. 

Joaquín miró todo a su alrededor y se sintió casi pleno, a pesar de que faltaban muchas semanas más para poder terminar los arreglos, no importaba, su sueño se estaba haciendo realidad y estaba rodeado de todas las personas a las que amaba y lo amaban, personas dispuestas a dejar en pausa sus vidas para ayudarlo y aún así sentía que algo faltaba. 

Extrañaba a Emilio, corrección... en éste momento tan maravilloso de su vida extrañaba a su mejor amigo, ese que desde pequeño escuchó cómo algún día tendría su propio hotel, ese que siempre le prometió ser el primer huésped.  

Sacó su celular y buscó el número, se quedó unos minutos pensando en si debía ó no llamarlo, pero quizás sólo quizás él prefería no recibir sus llamadas. 

Tomó una bocanada de aire y buscó a Jack con la mirada 

— ¡Jack! — lo llamó  — ven un momento

El pequeño castaño llegó a su lado con una sonrisa y con la cara llena de pintura. 

— ¿Qué pasó papá? 

— Hijo... tú, bueno... quería saber si tú has hablado con Emilip — trató de sonar lo más calmado posible. 

— Sí, de hecho anoche me hizo una videollamada. Estaba en el hospital y estaba aburrido — dijo Jack riendo. 

— Entonces ya volvió a trabajar...

Jack arrugó el entrecejo y miró fijo a su padre 

— ¡Obvio! no esperabas que estuviera aún de luna de miel ¿No? ¿No has hablado con él? 

— No, no he podido hablar con él... pero ... él te ha preguntado por algo ó... ya sabes... sólo... 

— ¿Quieres saber si ha preguntado por tí?  — preguntó Jack con cautela, interrumpiendo los balbuceos de su papá 

Joaquín lo miró y encogiéndose de hombros, asintió. 

— No, lo siento papá...él ha estado muy ocupado y cuándo llama casi siempre está Polo con él. 

Joaquín forzó una sonrisa en su rostro y asintió, cómo si jamás hubiera estado esperando una respuesta positiva a su pregunta.  Acarició el cabello de Jack y continuó  

Love, Joaquín // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora