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ACABABA DE LLEGAR A CASA DE LOS CAMERON, me encontraba en la habitación de Sarah, mientras ella se ponía su vestido blanco, yo estaba sentada en la cama

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ACABABA DE LLEGAR A CASA DE LOS CAMERON, me encontraba en la habitación de Sarah, mientras ella se ponía su vestido blanco, yo estaba sentada en la cama.

—¿No pensarás ir así, no?— preguntó la rubia mirándome de arriba a abajo.

—¿Qué tiene de malo?— dije mirando lo que llevaba puesto.

Iba con unos vaqueros rotos azules cortos y una camiseta blanca de tirantes gruesos con escote circular, y en los pies unas zapatillas blancas viejas.

—Te voy a dejar un vestido.

—No hace falta Sarah, de verdad.

—Cómo vayas así te va a mirar todo el mundo mal— me dijo la chica mientras abría su armario rebuscando un vestido para dejarme. —Lo tengo— sonrió mientras me mostraba el vestido.

Era un vestido que llegaría por los tobillos aproximadamente, azul claro satinado, en la parte superior tenía forma de corsé con tirantes finos y en la parte inferior era algo más suelto con una apertura en el lado izquierdo.

—Qué bonito— dije fascinada al ver el vestido.

Me fui al baño para ponérmelo mientras Sarah se maquillaba en su tocador, al rato salí del baño con la prenda puesta.

—Estás preciosa Madi— me sonrió la rubia. —Pero te faltan los zapatos y los accesorios.

La kook estuvo un rato rebuscando por diferentes lugares de su habitación hasta que encontró todo lo que quería.

—Ya está— me mostró unos pendientes largos plateados de brillitos, un colgante plateado con un pequeño brillo al final y unos tacones abiertos plateados con unas tiras plateadas a los lados para enredarlas alrededor de la pantorrilla.

Me puse todo lo que me dio Sarah y me miré en el espejo.

—Nunca me había visto tan arreglada, y la verdad es que me veo muy guapa— dije mostrando una amplia sonrisa.

—Ahora siéntate que te voy a maquillar.

Al cabo de un rato maquillándome y recogiéndome el pelo, la chica terminó. Me había hecho un maquillaje natural y me había hecho un medio recogido en el pelo, dejando caer algunos de mis mechones azabache desde mi frente hasta mis mejillas.

—Y me falta el toque final— la rubia me colocó una pequeña flor azul a la derecha de la cabeza, a conjunto con el vestido. —¿Sabes quién va a ir de este color, Madi?— me preguntó con una sonrisa pícara.

Yo la miré algo asustada esperando su respuesta.

—Rafe.

. . .

Había pasado alrededor de media hora desde que salí de casa de los Cameron, quedé con Sarah en encontrarnos aquí, ya que ella iría con su familia, así que una vez llegué, me centré en buscar a Kie.

𝙎𝙀𝙈𝙋𝙄𝙏𝙀𝙍𝙉𝙊 || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora