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HACÍA YA UN RATO QUE JONH B SE HABÍA IDO en busca de Sarah, nosotros seguíamos en la furgoneta mientras hablábamos

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HACÍA YA UN RATO QUE JONH B SE HABÍA IDO en busca de Sarah, nosotros seguíamos en la furgoneta mientras hablábamos.

—Kiara, tenerle ese rencor a Sarah es como beber veneno para que se muera ella— le comentó Pope a la rizada.

Esta le contestó molesta sin aceptar que el moreno tenía razón, por lo que su discusión se alargó bastante.

—Madi— me llamó mi hermano, haciendo que le mirara.

—¿Qué pasa?— le miré curiosa.

—Te vi hablando con Rafe en la fiesta— me miraba serio.

Al escuchar esto salir de la boca de JJ mi corazón paró de golpe, era inevitable darse cuenta del odio y rencor que JJ le tenía a Rafe, ya que el kook no tenía buena fama, pero tampoco nadie se había parado a pensar o a preguntarle si estaba bien. El caso es que, era obvio que a JJ no le haría gracia saber que el kook y yo hablábamos de vez en cuando.

—Sí, me habló— intenté quitarle importancia al asunto.

—¿Ahora sois amigos o qué?— se notaba cierta molestia en su voz.

—JJ, no te enfades por favor— le supliqué mientras le miraba con algo de tristeza.

—¡No es buena persona Madison!

—No le conoces JJ— le miré muy seria.

—Le conozco lo suficiente como para saber que es un niñato que odia a los pouges y solo piensa en sí mismo— me respondió el rubio.

—¿Acaso te has parado a pensar en que puede que sea así por algo?

—¡Él no se paró a pensar nada antes de pegarnos!

—¡Y yo te defendí JJ!— dije incrédula

—¡Lo sé, pero ahora te estás poniendo de su parte Madi! ¡Es un kook!

A estas alturas habíamos gritado tanto que Pope y Kiara dejaron su conversación para mirarnos atentos sin entender por qué discutíamos.

—¿Y qué tiene de malo? ¡No todos los kooks son malos!

—¡Pero él si, no le importas una mierda!

Esa última frase se clavó en mi corazón como una espina, a pesar de que no sabía si ninguno de los dos estábamos en lo cierto, esas palabras hicieron que un nudo se formara en mi garganta.

—Paso de esto JJ— dije mirando a otro lado notando mis ojos cristalizarse, dando por terminada la conversación.

Los cuatro nos quedamos en un silencio muy incómodo, hasta que unos gritos que provenían de fuera de la furgoneta lo rompieron.

—¿Lo habéis oído?— preguntó Kie enderezando su espalda.

—¿El qué?—preguntó el rubio.

Los gritos pidiendo ayuda se volvieron a escuchar, haciendo que los cuatro saliéramos corriendo de la furgoneta siguiendo los gritos.

𝙎𝙀𝙈𝙋𝙄𝙏𝙀𝙍𝙉𝙊 || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora