Olivia's pov:
Me tenia cansada. Con sus idas y vueltas, sus histeriqueos. ¿Quién se pensaba que era?
- ¡Basta! ¡Me hacés mal! Si no querés estar conmigo.. ¡No me jodas más!- escupí las palabras ofuscada.
- ¡Sí, quiero estar con vos! Pero.. no sé..- dijo Rodrigo, a lo que lo interrumpí antes de que termine la oración.
- ¿Ves? Ya empezás con los peros, las idas y vueltas, ¡Anda no más! ¡Andá con la rubia conchuda esa que te estabas comiendo!- le grité.
Tome mis cosas y escapé estampando la puerta del auto tras mí.
El contexto de la pelea podría ser muy absurdo, pero impotente para mí. Para conocerlo, necesitamos ir atrás en el tiempo.
Él se encontraba bailando en aquella fiesta tan famosa, y yo también estaba ahí, con Avru, porque al pelearme con la, con todo respeto, hija de puta de Valentina, me quedé sola, porque alguien que me diga que todo iba a estar bien nunca tuve. Entonces empezamos a hablar mas y cada vez mas y ahora somos amiprimas. Retomando el otro tema, estábamos dándolo todo en la pista, hasta que..
FLASHBACK
- ¡Ya sé!- dijo Avru de la nada, tomándome por sorpresa.
- ¿Qué pasó? Me asustaste- le dije intentando tranquilizar las pulsaciones aceleradas de mi corazón.
- ¿Y si hacemos una putivuelta?- habló con malicia- solo una, por favor- dijo alargando la última "O".
La miré por unos segundos, dando a entender que no lo iba a hacer, tengo novio. no da que vaya y le coma la boca a un cualquiera.
- Dale bebé- dijo esta vez juntando sus palmas en seña de "por favor"- no se va a enterar Rodrigo- acotó.
- Voy, pero solo a chusmear y hacerte compañia- decidí.
Acompañe a la morocha y ella enseguida empezó a inspeccionar con al mirada cada parte y esquina de aquella fiesta.
De un momento para el otro su rostro palideció y se giró hacia mí.
- Me cansé- balbuceó intentando irse y arrastrándome con ella.
- ¿Por qué? ¿Qué viste?- interrogué con miedo.
- ¡Nada!- se apuró a comentar- solo tengo sed- aseguró aún más nerviosa.
- ¿Tenés sed o estás cansada?- cuestioné.
- ¡Las dos! ¡Sí!- contestó.
Entonces ahí fue donde no le creí, y me di vuelta inspeccionando que era lo que a ella le preocupó tanto que vea.
Y ahí divisé a quien odiaba tanto, con quien sentía todo lo contrario. Lo odio, lo odio, lo odio, lo quiero, lo amo.
¿Por qué?
¿Por qué me hace esto? ¿Tanto le gustaban a los hombres verme sufrir?Mis ojos empezaron a aguarse, amenazando con soltar todo lo que venía guardando.
Conectamos miradas.
Y también me vio ella luego de separarse del beso, la rubia. Sí, la ex.
- ¡No podes ser tan hija de puta, Rodrigo!- escupí con todas mis fuerzas empujándolo, mientras las lágrimas brotaban de mis ojos y se deslizaban por mis mejillas.
- ¡Para, Oli! ¡Escuchame, te lo pido por favor!- habló con una notable preocupación en su tono de voz.
- ¡No me vengas a decir que lo que acabo de ver lo es lo que parece! ¡Vi claramente como le comías la boca!- dije entrecortadamente.
- Por favor, ¡Escuchame!- me sostuvo por mis hombros haciendo una leve presión.
- Esta bien, te escucho- decidí liberándome de su agarre.
- Vení, hablemos en privado, por favor- tomó mi mano.
Quité mi mano, pero lo seguí.
Nos dirigimos a su auto.
- Hablá, hablá o me voy- amenacé cerrando bien la puerta.
- Te puedo jurar que yo no la quise besar, ella vino y se me tiró encima, y me besó, yo no quise- se justificó.
- Quiero creerte, quiero creerte Rodrigo, pero no puedo, no me sale- pronuncié con un gran nudo en la garganta.
- Creeme Oli, porque es la verdad- tomó mi rostro en sus manos- no me gusta verte llorar, y menos por mí- susurró.
- Basta, ¡Basta! Yo ya se como es esto, nos amamos por un rato y después- sorbí mi nariz- nos peleamos y no nos conocemos de nada- dije- vos me hablás así, me enamoras, pero a la vez me lastimas, ¡Somos novios, Rodrigo! ¿Qué se te cruzó por tu puta cabeza cuando pensaste que no me iba a doler que te comas a tu ex enfrente mío?- solté- ¿Sabés qué? ¡Te podés ir bien a la concha de tu madre!- intenté abrir la puerta pero él me detuvo.
- ¡Pero yo te amo!- exclamó.
- ¡Basta! ¡Me hacés mal! Si no querés estar conmigo y comerte a otras... ¡No me jodas más!- escupí las palabras ofuscada.
- ¡Sí, quiero estar con vos! Pero...- dijo Rodrigo, a lo que lo interrumpí antes de que termine la oración.
- ¿Ves? Ya empezás con los peros, las idas y vueltas, ¡Anda no más! ¡Andá con la rubia conchuda esa que te estabas comiendo!- le grité.
Tome mis cosas y escapé estampando la puerta del auto tras mí.
Di un último vistazo a ese auto, que me hacía recordar a todo de él.
Así me encontraba ahora.
Sola, caminando.
Sola por las calles frías.
Avril entendió que necesitaba mi tiempo.El dolor es uno de mis mayores amigos desde que conocí el vivir, pero se volvió más íntimo cuando conocí las vueltas del amor.
Tan romántico, tan lindo, algo que todos deseamos. Porque seamos sinceros, ¿Quién no soñó con conocer a alguien que nos quiera como en las películas?
El amor es un sentimiento único, sentir amor es un sentimiento hermoso. Es sentir lo que siente el otro, porque cuando uno ama, ama sin límites.
Espera todo del otro, y ahí es cuando uno se estrella, cuando entramos en razón, cuando conectamos en la realidad de que existe la posibilidad de que el otro no sienta lo mismo.En ese momento entra en juego el dolor.
Otro sentimiento que es único. Que a diferencia del amor, es crudo, no pide permiso. Irrumpe en nosotros y nos golpea, demostrando la realidad.Hay muchos que lo odian, pero yo lo amo. Porque si bien, no es un sentimiento que te mantenga en un estado de felicidad irrompible, nos hace bajar de la nube, nos pone los pies sobre la tierra. Es un sentimiento que nos hace decir "Para, ¿esto de verdad es como lo imaginé?". Es eso que si bien nos recibe con una cachetada, te da un espacio acogedor para recostarte y soltar todo.
Amar es diferente, amar es sufrir por ver sufrir al otro, ponerse feliz por ver feliz al otro. Porque el amor es así. Suave, tierno, sabe como tratarnos.
El dolor te recrimina. Te recrimina como a pesar de todo lo malo que te hizo esa persona, la seguís amando.
Pero el amor es así, es algo que no se decide, solo aparece en tu vida como imprevisto para alegrártela, mejorártela o a veces empeorártela.El dolor tiene heridas que aunque quieras, no cicatrizan, pero de a poco se van sanando.
Y el amor, es quien ayuda a que esas heridas, sanen.Porque aunque uno no quiera el amor y el dolor, siempre están.
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Babbep