Introducción a un diálogo íntimo

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Yo :

Te miro, te observo y me pierdo en tus hermosos ojos color marrón.
¿Como estás mi amor? ¿De dónde vienes?
Ven, rodéame con tu ansiedad, deja que tus sensuales labios me llenen de besos que sepan a sueños.
¿Como resistirme a tu mirada de seducción, cómplice y adulterada?
No puedo, eres mi amada,
la que mi cuerpo y mente ansía.

Vos :

Ven mi amado, quiero sentir tus manos recorrer mi piel, quiero sentirte levantándome en tus brazos, quiero saberear tus besos apasionados.
Mírame fijamente y dime cuanto me deseas, deja volar tu imaginación y humedéceme de la excitación.
¿Ves como se me eriza la piel con cada una de tus palabras?
Quiero que devores cada rincón de mi cuerpo con tu boca, con tus labios.
Vos sabes donde y como me gusta...

Yo :

Como me gustas mi amor, cuando te vas a los extremos del placer.
Jadeos, gemidos, nuestros cuerpos anudados en uno solo. Me inunda el deseo de abrir tus piernas y estimularlas con mi aliento, a la vez que mis dedos juegan en tu intimidad y comienzo a sentir tu humedad.
¡Amo tu humedad! ¡Amo tus fluidos!
¡Amo tu olor! ¡Amo tus extremos!
Entonces me jalas del cabello y con tus bellas y columnaticas piernas me aprietas, me asfixias mientras mi lengua baila, remolinea sensualmente alrededor de tu hendidura de miel.
Tenme paciencia, que mis ganas de poseerte, de hacerte sentir indecente están intactas.

Vos :

Ven amado, cierra los ojos, deleitate saboreando el más mínimo movimiento y la más suave caricia.
Vos sos la fantasía más profunda de mis deseos.
Vos sos mi anhelo reprimido y mi locura.
Chupa, besa, lame mi piel.
Pasea tu voluptuosa lengua por los rincones deliciosos de mi cuerpo.
Entrelázame en tu pecho, arrúllame con tus latidos que estoy sedienta de ti.

Yo :

Mi amor, vos me deslumbras con esas curvas asesinas, enciendes mi lujuria al compás de tus caderas, tienes el dominio total para adormecer mis sentidos.
No pretendas que no entre en vos con violencia, te conozco bien, se como te gustan mis embestidas descontroladas.
Oh, como me gusta verte expuesta cuando abandonas tus miedos y dejas salir a la verdadera fiera ardiente y atrevida que sos.

Vos :

Eres mío mi amor y yo soy tuya, gozo de tu presencia, vibro con tu pasión.
La intensidad con que me amas devorando mis carnes me lleva a la locura.
Te muerdo, te lamo, te chupo, recorro centímetro a centímetro tu piel.
El placer que me das me lleva al límite de los sentidos.
Invádeme, cómeme, bébeme, sedúceme, móntame, ábreme, bésame, deséame, lléname...
Vos sos mi debilidad que provoca esa humedad rn mi mente y en mi vientre.

Yo :

Sólo dejo que mis ganas de vos fluyan hacia la intimidad.
Te beso el cuello, las orejas, los hombros, nuestros labios se unen enrroscando las lenguas.
Mientras vos abres nuevamente las piernas para recibir mi tálamo de amor, gimes al sentir el hundimiento de una carne caliente que te satisface y retuerce de placer.
Vos me muerdes el pecho me clavas las uñas en la espalda, y aprietas mis glúteos mientras voy emvistiendo tu concha de nácar. Entonces siento tus contracciones acompañadas de más gemidos y más jadeos, a la vez que en ese justo momento también de mí se desprenden los fluidos como cascadas.
Y así juntos descubrimos nuestros límites. Así juntos nos disfrutamos y amamos. Te amo desde los extremos del amor... ¿Bailamos?

Vos :

Tengo el cuerpo agotado, extasiado y empapado...
No me pidas que sea de otra manera, cuando nos arde la carne.
¡Inventemos la vida!
¡Bailemos entonces!

¡Inventemos la vida!¡Bailemos entonces!

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