Quedé acorralado entre tu piel, tu ternura y tus inquietudes. Te susurro al oído cuanto me gustas, mientras beso tus deliciosos lábios y mis manos recorren tus espacios, tu territorio salvaje, tu sencibilidad, manos que alcanzan el límite al penetrar en la encrucijada íntima de tus deseos.
Vos me pides que te ame y yo no se guardarme.
El tiempo se detiene y la llama abrazadora de mis deseos me queman los lábios, ardiendo en mi boca y ahogándome en la zozobra de tu aliento. Voy a morder cada parte de tu cuerpo, voy a chupar tus agudos y firmes senos, voy a saborear tu blanco cuello de cisne dejando tu tersa piel erizada; mientras continuo susurrandote cuanto te amo, y te digo que eres lo que más quiero.
Vos me pides que te ame y yo no se guardarme.
Y voy descendiendo vientre abajo hacía el abrigo de tu pubis angelical, mientras tu fascinante desnudez se balancea arriba de mi, yo agarro tus nalgas a la vez que vos continuas en ese frenético sube y baja sobre mi mástil ardiente y erguido, dando en gozosa y dispuesta ofrenda el vértice divino de tu cuerpo.
Vos me pides que te ame y yo no se guardarme.
Te he contemplado tantas veces que tu imagen se quedó grabada en mi retina. Una mirada, un gesto tuyo basta para provocar mi salvaje ternura. Voy a darte nalgadas, voy a ser perverso y caballeroso, voy a jugar con tu suave y arrogante perla de carne, y justo en ese momento mi flamigera carne caliente entrará en vos, y te hará explotar de gozo junto al desborde de ese anhelado orgasmo que estalla entre tu vientre y tu cabeza en medio de ansiosos suspiros de placer y satisfacción.
Amo acariciar y disfrutar de tu piel hambrienta de mi, tus encantos hacen que mi pasión derroche imaginación.
Vos estás tan dentro de mi que ya no podría estar lejos de ti.
Vos me pides que te ame... Y yo, no se guardarme.
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