"El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti"
-Pablo Neruda
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...
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Había pasado un mes desde que Pablo y Marizza tuvieron esa pequeña, pero rara pelea de harina. Una cosa llevo a la otra, y lentamente se fueron acercando, obviamente confundiendo un poco las cosas...
Flashback:
- MALDITA CARA DE RANA, ¡VEN AQUI!-gritó la pelirroja luego de haberla llenado de harina.
-Atrapame si puedes idiota-respondió.
Despues de eso los jóvenes comenzaron una graciosa pelea, volaban huevos y harina por todos lados, para una parte de ellos quizá era divertido porque los mantenía unidos, de una extraña manera era una forma de pasar tiempo.
En un pequeño desliz ella lo atrapó, se avalancho sobre él, el cual estaba en el sillón de su sala, y sin querer pero queriendo, se fueron acercando. Y cada vez un poco más. Hasta llegar a un punto más allá de tacto, sino, de lo espiritual.
Sus respiraciones se sincronizaron, se podía escuchar el latido de ambos por los nervios que tenían, através de sus ojos podían ver sus alma y sus bocas solo abergaban un solo suspiro.
Por unos minutos fue como si no importará nada más que ellos. Solo mirarse y no hacer nada más. Hasta que Pablo tomo la iniciativa.
Sus bocas se juntaron. Sus malditos labios se unieron como si fueran un imán, conectándose el uno con el otro. Porque aunque lo negaran ellos sabían que conectaban de una manera inexplicable, solo ellos lo entendían.
Nadie entiende el amor.
Por eso, como si fuera poco, la ropa iba sobrando y el calor en la sala se hacía notar y nada ni nadie podía pararlo.
- Oye espera- Dijo Marizza entre jadeos.
- ¿Qué ocurre?- preguntó mientras besaba su cuello.
El sabía que esa la debilidad de toda mujer, los besos en el cuello.
Obviamente la pelirroja no quedaba excenta de esto. Simplemente te hace sentir una sensación única, te estremece porque da una excitación difícil de explicar, solamente no quieres que pare nunca.
- Nada- Estremecida. Se planteaba muy bien lo que iba a hacer, no quería terminar como una de las putas de Pablo, ella las conocía y después de pasar una sola noche con el "Dios del sexo" su reputación no iba nada bien.
Bastaba una sola cosa para que ella cambiara de decisión.
De un momento a otro sonó uno de los teléfonos desconcertandolos de la situación y el contesto.
- ¿Hola?.
- Hola guapo- respondió una vez femenina.
- ¿Por qué me llamas?- preguntó confundido y mordiendose el labio mientras ella lo miraba.
- Te llamo para acordar la cita que me debes, ¿No recuerdas quién soy?.
- Em no, ¿Por qué debería?.
A todo esto, la llamada estaba en alta voz y la pelirroja estaba escuchando detalladamente.
- Porque soy Serena, tontito, la chica que conociste la semana pasada en el bar, tomamos unos tragos, bueno, bastantes -sonó una pequeña risa- hasta el punto de emborracharnos , me llevaste a tu casa y tuvimos mucho sexo. Quedaste en llamarme pero no lo hiciste, y bueno te llame- suspiró.
Era la última gota que podía llenar el vaso.
- ¿Sabes qué?, me largo- Dijo Marizza mientras se vestía nuevamente.
- No espera- se apresuró.
- Oye, ¿Acaso estas con alguien?- Desde el teléfono echo una carcajada- Mira que a mi no me molesta compartir.
Al instante corto la llamada.
- Marizza espera, no es lo que crees- Corrió para alcanzarla antes que salga por la puerta.
- No Pablo, siempre termino cayendo en tu estúpido juego sexual. Tal vez lo mejor es dejarlo aquí, lo que sea que tuvimos, lo que sea que sentí por tí se acabó, tu maldito juego se acabó- Sin más que decir desapareció por esa puerta.
- Pero, no eres ni un juego Marizza- Susurró mientras la veía alejarse.
Fin del Flashback.
Marizza:
Si bien había pasado un mes luego de eso, el no dejaba de atormentarme. El Pablo "Bully" volvió pero contra mi, como si yo hubiera hecho algo malo.
-Mira a quién tenemos aquí- Se acercó rápidamente hacía mí.
-Si vienes a molestarme, te recomiendo que te largues- Respondí mientras acomodaba algunos libros en mi casillero.
La verdad no tenía muchas ganas de pelear, todo el mes me ha estado atormentando en diferentes situaciones.
- ¿Por qué tendría que irme niña rata?- Se lo que hacía, trataba de probarse a sí mismo que podía pasarme por arriba y de alguna manera lo estaba logrando.
- ¿Dime que ganas con todo esto?- Pregunte sin más.
- Sinceramente Marizza, no gano nada, solo te pongo en tu lugar. Admite que no pudiste acostarte conmigo hace un mes porque eres una virgen llorona, que tenía miedo de sentirme aden- No pudo terminar la oración porque le lancé una cachetada. - Eres una maldita zorra Pia, pero tarde o temprano serás mía- susurró mientras yo me escabullía por los pasillos.
Una hora después:
- Estados Unidos es el mayor exportador de- Odiaba la clase de Economía, nunca le prestaba atención porque me parecía tan insignificante y estúpida para mostrarle interés.
De un momento a otro todos los teléfonos sonaron incluyendo el mío.
- Por Dios, otra vez no...
Toda la clase me estaba mirando, toda la pesadilla comenzó de nuevo.
¡Te voy a matar animal rastrero!
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Cómo andan? Volví después de mucho, los tenía abandonados.
