I Estragos - Capítulo 1

132 16 48
                                    

"La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad; sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar al odio; sólo el amor puede hacerlo". - Martin Luther King.

"Los monstruos y los fantasmas son reales, viven dentro de nosotros y, a veces, ganan". - Stephen King

Un día soleado en Los Ángeles, el bullicio de la ciudad era el bullicio habitual. David, un pastor alemán de pelaje dorado, disfrutaba de su paseo matutino junto a su dueño. El sol radiante pintaba el cielo de tonos cálidos mientras la ciudad de Los Ángeles despertaba a otro día. El bullicio habitual de la metrópoli llenaba las calles, donde humanos y animales compartían el espacio. David, un pastor alemán robusto con pelaje dorado, caminaba alegremente junto a su dueño Arthur por las concurridas aceras.

Django, un gato naranja de ojos curiosos, observaba desde la azotea de un edificio cercano. Desde su posición elevada, disfrutaba del panorama urbano y vigilaba los movimientos de la ciudad. Toby, un ratón astuto de pelaje gris, se movía con agilidad entre las sombras de un callejón, explorando su pequeño territorio con ojos vivaces.

Un día más, los tres amigos se encontraron en un punto de encuentro habitual: un pequeño parque donde los humanos solían llevar a sus mascotas. David se separó de Arthur con un ladrido amistoso, acercándose a Django y Toby.

David: (moviendo la cola) ¡Hola chicos! ¿Cómo están hoy?

Django: (lamiéndose una pata) Todo tranquilo desde aquí arriba. ¿Alguna novedad en el parque, Toby?

Toby: (corriendo de un lado a otro) Nada fuera de lo común, pero hay un nuevo olor en el aire. Algo diferente.

David: (levantando las orejas) ¿Nuevo olor? ¿A qué te refieres, Toby?

Toby: (rascándose la cabeza) No puedo ponerle nombre, pero es como si algo estuviera por cambiar. Lo siento en mis bigotes.

Django: (arqueando la espalda) Cambios, ¿eh? Bueno, a veces el cambio es emocionante.

Django: ¿Oye, David, alguna vez te has preguntado por qué esos humanos siempre nos tienen atados?

David: (ríe) Bueno, Django, supongo que les gusta tener el control. Pero yo prefiero correr libremente.

Django: (juguetonamente) Estábamos discutiendo sobre la libertad, Toby. ¿No crees que deberíamos vivir sin correas y jaulas?

Toby: (se limpia las garras) Oh, por supuesto. Pero hay algo más importante en mente. ¿Han escuchado sobre la feria que se instalará en el parque esta tarde?

David: (asiente) Sí, Arthur me mencionó algo al respecto. ¿Te gustaría unirte, Django?

Django: (se estira) Por supuesto, ¡suena emocionante! Aunque preferiría acechar desde las sombras.

Toby: (sonríe) ¡Perfecto! Hagamos de este día algo especial antes de que Arthur me encuentre husmeando en su mochila de nuevo.

Esa tarde, Los Ángeles se llenó de risas, luces parpadeantes y el bullicio característico de una feria en pleno apogeo. David, Django y Toby disfrutaron de los olores tentadores de la comida callejera mientras exploraban los coloridos puestos y atracciones.

David: (sonríe) ¡Este lugar está repleto de cosas interesantes! ¿Dónde se supone que debemos ir primero?

Toby: (olisquea el aire) Mi nariz me dice que los puestos de comida son el mejor comienzo.

Django: (observando las luces) Yo prefiero las sombras, pero puedo hacer una excepción por la feria. ¡Quizás encuentre algo intrigante!

Mientras se sumergían en la bulliciosa multitud, los amigos animales se encontraron con un espectáculo callejero. Un grupo de pájaros coloridos realizaba acrobacias en el aire, dibujando patrones encantadores en el cielo crepuscular.

Tierra MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora