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Vegas se sentía solitario en medio de la disco, a pesar de estar rodeado de personas y de sus amigos, pero nadie parecía influir positivamente en el malhumor que había arrastrado durante los últimos tres meses.
Después de terminar el periodo académico en la universidad, se había concentrado en ser una molestia; durmiendo hasta después del mediodía, ausentándose en el trabajo, llegando tarde a todos lados, cancelando salidas con sus mejores amigos, empezando a salir de lunes a lunes, bebiendo y consumiendo cualquier sustancia hasta quedar inconsciente, acostándose con quien llamara su atención y despertando mágicamente en la cama con otra persona... o varias, no le importaba. No tenía mayores recuerdos que momentos borrosos como risas efímeras, toqueteos, sintiéndose bien por un breve momento antes de caer de nuevo en su realidad.
Sus amigos estaban preocupados, querían hablar con él o intentar ayudarlo, pero Vegas nunca tenía tiempo para ello. Solía evitar el tema o cortaba la conversación de manera tajante diciéndoles que se buscaran una vida y lo dejaran tranquilo. Así que dejaron de expresar sus preocupaciones en voz alta frente a él, sabiendo que no podían hacer mucho si su amigo no quería que nadie se acercara.
Lo habían convencido esa noche de ir a la disco después de celebrar año nuevo con sus respectivas familias o personas cercanas, Vegas no pudo escapar. Ellos solo le avisaron que estuviera listo a cierta hora y no tuvo más remedio que arreglarse, rogando porque todo terminara rápido, siendo la quinta rueda del auto.
Siempre habían sido Kinn, Time y Vegas; el trío de oro. Aquellos tres donde, cada vez que había problemas, ellos estaban involucrados, que antes de entrar a cualquier lugar, todos ya sabían sus nombres. Pero luego Time conoció a Tay, dejando de salir con ellos por la noche, de sumarse a sus planes y salidas para pasar más tiempo con su novio, después le siguió Kinn, que nunca dejó de divertirse, pero agregaba a su pareja en todos los planes y Vegas era arrastrado a donde sea que fueran, odiando todo eso más de lo que debería.
Entonces... se alejó. Al principio, les pareció raro, lo entendieron o no les importó mucho, pero después empezaron a notar a Vegas más aislado, incomodo y hasta molesto con solo su presencia.
No tenían ningún problema, pero ninguno entendía su actitud y comportamiento o... al menos ninguno de sus amigos. Porque sí que había una persona que sabia la razón, y estaba entre ellos, sentado encima del regazo de Anakinn, susurrando en su oído, completamente inversos en su propio mundo.
Le asqueaba verlos. Un ácido sentimiento se deslizaba por su garganta hasta llegar a su pecho, quemando todo a su paso, mientras se expandía por todo su ser. No podía ocultar lo que sentía y era bastante evidente, aunque la propia pareja no era consciente de la mirada fija que era mantenida sobre ellos.
—Bueno, Vegas. ¿Te gusta Kinn o qué? —preguntó Time, sentándose a su lado con un vaso de cerveza en su mano. Le dio un trago, haciendo una leve mueca —Uhg, esto sabe a pipí.