Madre mía... Yo le gusto a la Fisioterapeuta.
—Hey, No vas a entrar?— una voz hizo que me sobresaltara, era Félix.
—Oh si, solo... Se me soltaron as agujetas..— excusé, no le diría que por mal educado descubrí algo que no debía.
—Vale...— dijo pasando por mi lado y entrando como si nada al consultorio, él si es mal educado.
—Ale!! Cómo estás?.— le preguntó animadamente, yo entré un segundo después.
—Buenas, vine por la terapia.— dije sin mirarla.
—Hola Joao!!, muy bien gracias y tú qué tal?.— se dirigió a Félix ignorandome por completo.
—Bien, un poco cansado... ¿Me revisarías? Me duele un poco la pierna.— le dijo sentadose en la camilla.
—Claro que sí, te atenderé en breve Pedri.— me dijo al fin pero aún sin mirarme, enserio se había sentido tan mal por lo que dije hace rato?.
Perspectiva de Alejandra.
Segundos después de que Balde dejara el consultorio le marqué a mi hermana.
—Dime...— contestó después del cuarto pitido.
—Ruby todo está mal, mi trabajo soñado se está convirtiendo en una pesadilla.—
—¿Que ocurrió?, ¿Te despidieron?, ¿Alguien te intimidó?.— dijo con un tono preocupado.
—Nada de eso, Pedri dijo que traigo mala suerte.— dije mirando al piso con tristeza.
—¿Que? ¿Porque dijo eso? Está loco.— dijo con incredulidad.
—Dijo que traigo mala suerte solo porque le dije que solo podría jugar 30 minutos y hoy Balde se lesionó, su argumento es que antes de que yo llegara todo estaba bien.—
—Es una locura, no tiene ningún sentido... No creo que él lo haya dicho literal.—
—Que si Ruby, dijo que traigo mala suerte... Tremendo Capuyo.— dije ahora con algo de rencor.
—Baboso deberías darle un buen zape, es un demente.—
—Ay ya se, pero me gusta...— dije tras un suspiro.
—Como te puede gustar tremendo loco?.—
—Pues...— iba a darle una larga y llena de suspiros explicación pero escuché voces fuera del consultorio.
—Cuando llegue al depa hablamos, vale... Te amo.— me despedí de mi hermanita que extraño demasiado.
—Vale no te olvides de llamarme, te amo más Gordi.— dicho eso colgó el teléfono.
Después de un segundo de silencio Félix atravesó la puerta pasando al lado de Pedri que yacía a un lado inmóvil o como si hubiera visto un fantasma.
Félix me saludó alegremente mientras que Pedri solo me avisó que iba por su terapia, no le presté atención a Pedri y saludé con la misma emoción a mi buen amigo Félix, me pidió un chequeo y no se la negué, quería retrasar el momento en que me quedaría sola con Pedri, el chico que cree que traigo mala suerte.
—Bien Joao, tu pierna está en perfecto estado, parece que mi mala suerte no te alcanzó a tí.— dije lanzándole la indirecta más directa a Pedri.
—Mala suerte? Patrañas, que te parece si te dedico un gol el viernes?.—
—Eh? Harías eso?.—
—Claro, un gol para mí fisio favorita.— dijo con una bella sonrisa.
—Pues por mi encantada de que me dediques ese gol... Que harás exactamente?.—
—Hare un corazón y después lánzare un beso, cuando lo haga sabrás que es para ti.—
—Perfecto.—
Una risa sarcástica nos hizo mirar en esa dirección, Pedri estaba tapándose la boca como queriendo detener las risas falsas.
—Me atenderás ya o te quedarás coqueteando todo el rato?.— dijo mirándome mal.
—Perdona, olvide que estabas aquí.— dije con seriedad.
—Claaaro.— dijo con sarcásmo.
—Joao nos vemos mañana vale.—
Joao asintió y salió del consultorio, miré mal a Pedri por unos segundos.
—Empecemos.—
Empecé lo más pronto posible con la terapia, tenía muchas gomas en los muslos así que tube que tratarlos, también algunos chequeos en las pantorrillas, etc.
Después de 30 minutos al fin terminé.
—Listo.—
—Al fin...—
—Mañana será más pesada la terapia porque trataré de que puedas jugar más de los 30 minutos que mencioné antes el viernes, haré todo lo que esté a mi alcance, no te prometo nada pero no pierdas la esperanza de jugar más de 30 minutos.—
Dije sin mirarlo y guardando mis cosas.
—Gracias...—
Fue lo único que dijo dejando el consultorio.
¿Porque me tiene que un amor con los demás h conmigo tan indiferente?
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Sin prejuicios - Pedri Gonzáles.
Fanfic-Ella no es mi tipo, ya se los dije- dijo Pedri con seguridad. Ella estaba enamorada perdidamente de él pero sabía que jamás se fijaría en ella por los prejuicios que siempre estaban presentes. -Me iré de Barcelona...- dijo Alejandra viendo como él...