PARTE 1: Capítulo 1.2

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 Mientras está en el transporte, Jacob recuerda la carta. La saca de su mochila y comienza a leerla.

"Jacob, espero que estés bien. El motivo de esta carta es para poder citarte y verte después de mucho. Espero que mi hijo acepte esta invitación..."

Jacob cierra los ojos, siente que se marea. Lee de nuevo para asegurarse: "Espero que mi hijo acepte esta invitación..." Después de casi 17 años, su padre vuelve a aparecer.

Isaac, el padre de Jacob, se fue de su casa cuando Jacob tenía ocho años. Se fue sin avisar, sin decir a dónde iría. El último contacto fue cuando Isaac preparó a Jacob para dormir, le dijo que lo amaba y su típico "nos vemos mañana, hijo". Pero al otro día, Isaac no volvió a aparecer. Nunca volvió del trabajo, nunca avisó, sin señales de Isaac. Jacob creció sin su padre, su madre llevó adelante la vida sin su esposo y con su hijo. La partida de Isaac provocó muchas heridas e inseguridades en la vida de su hijo y en la de su esposa.

"Espero que mi hijo acepte esta invitación... sé muy bien que tienes muchas preguntas, muchas cosas por decir... yo también las tengo. Te extraño a ti y a tu madre. Si quieres podemos vernos y hablar un poco. Si te gustaría vernos, podrás encontrarme en la dirección que está en la otra cara del papel. Espero verte, hijo."

Jacob voltea la hoja, la dirección dictaba que estaba ubicada justo en la próxima estación.

Por unos segundos, entre todas sus dudas de por qué su padre aparecería en una carta después de tanto tiempo, por qué aparecería justo en Queens, por qué, cómo...; entre tantas preguntas, Jacob baja del transporta y camina unos metros a donde la dirección escrita lo dictaba.

Una vez en el lugar, Jacob se encuentra con una iglesia en construcción. No tiene las ventanas puestas aún, sus puertas son cubiertas por grandes placas de madera. La estructura sigue sin pintarse. Adentro no hay luces, la única luz es un reflector que ilumina el frente, todo lo demás está muy oscuro. Además, de noche no se ve muy bien en el rincón oscuro, el reflector apenas ilumina el frente, pero no llega a iluminar el interior de la estructura.

Jacob vuelve a revisar la dirección, temiendo a haberse equivocado y haber leído mal. No, está bien, es el lugar correcto. Quizá sea una broma de mal gusto. Jacob siente un fuerte nudo en la garganta. Se da la media vuelta y piensa en retirarse, pero escucha una voz. Un susurro:

-Jacob... - alguien lo llama.

Jacob, extrañado, devuelve la mirada a la estructura, pues el llamado pareciera venir de allí.

-Jacob, ven. Te estábamos esperando. – Jacob se acerca lentamente a una de las ventanas:

- ¿Hola? – pregunta, pero nadie responde. Él voltea para que ningún policía ni nadie quiera sacarlo del lugar, pues, estaba en un lugar que seguramente él no debería estar. No trabajaba en la construcción, no era dueño de esa iglesia, no tenía nada que hacer ahí.

-Jacob... ven. – es el susurro de nuevo. Jacob saca su teléfono, enciende la linterna y entra por la ventana.

Comienza a caminar muy lentamente y en silencio por el lugar. Está todo vacío, mucho polvo por dentro. La única luz es la de la linterna, no logra verse casi nada, está muy oscuro.

- ¿Hay alguien aquí? – pregunta Jacob, algo asustado. – Si es una broma... no estoy de humor. Más te vale que no sea una broma, o te las verás conmigo. Nadie podrá salvarte. – del otro lado de la sala cae una pala, lo cual hace dar un pequeño salto a Jacob del susto. – Esto no está bien...

- Jacob, por aquí. – el susurro de nuevo.

Jacob logra iluminar una puerta de madera. La puerta está limpia, en perfecto estado, un poco estrecha, pero de muy buena calidad. La puerta ya estaba perfectamente colocada, lista para usarse. A Jacob le llama la atención, una puerta tan bien hecha, en perfecto estado y limpia entre tanto desorden y polvo que implica un lugar así en construcción. A pesar de que ya estaba el techo, no hubo ninguna gotera que humedeciera la puerta y la pudra o algo. También le extrañaba que no la robaran. Se acerca, lentamente, para intentar abrir la puerta. La puerta está entre abierta, Jacob simplemente la empuja.

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