PARTE 1: Capítulo 2.2

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 El viento cesó, más la nieve no deja de caer. Jacob está cansado, sus pasos ya van perdiendo el ritmo. Próvat camina igual que Jacob, sus pasos son arrastrados, sus piernas no tienen fuerza.

-Jacob... - dice Próvat y cae al suelo.

- ¡No! Próvat... - dice Jacob asustado y se acerca a asistir a Próvat.

- Tengo mucho frío y ya no siento las piernas...

- ¿Qué... qué debo hacer?

- Llévame debajo de un árbol, o algo que cubra nuestra cabeza para que deje de caernos la nieve... - Jacob arrastra a Próvat tomando sus brazos, y lo arrastra hasta el árbol más cercano. Jacob intenta sacar algo de beber del equipaje de Próvat, mientras que éste apoya su espalda en el tronco del árbol e intenta recuperarse. – Jacob... - Próvat saca una daga – ten... defiéndenos.

- ¿Qué?

- Se acercan... lo sé.

- ¿Quiénes se acercan?

- Los soldados... de la oscuridad...

- ¿Qué se supone que haga con una estúpida daga? – Próvat no contesta, comienza a perder el conocimiento – Próvat... ¡Próvat! – Jacob agita los hombros de Próvat, pero éste ya se desmayó y no responde - ¿Ahora qué hago? Voy a morir... - Jacob comienza a ver ramas que están a su alrededor tiradas en el suelo.

Cuando no hay posibilidad de defenderse, ni correr, lo mejor es esconderse; o al menos eso piensa Jacob en su desesperación. Comienza a juntar ramas y a arrancar ramas que están a su alcance de los árboles. Coloca varias ramas sobre Próvat, de esta manera los soldados no lo encontrarían con facilidad. Luego de esconder a Próvat, Jacob vuelve a juntar algunas ramas y se dirige a un hueco que hay cerca de Próvat, es el tronco de un árbol caído. Jacob se acerca al gran tronco y se cubre con algunas ramas, así no sería encontrado fácilmente.

Jacob espera escondido rogando a que Próvat no despierte y llame la atención. Los soldados se acercan, Jacob puede escuchar pasos y voces acercándose. De pronto ve que hay un hombre lobo (como los que había visto antes) acercándose. Este viste una especie de armadura plateada compuesta por unas hombreras que a la vez acaban por cumplir la función de peto. Con sus hombros, pecho y espalda cubierta, es evidente que el soldado mitad hombre y mitad lobo es bastante fuerte para cargar una armadura de ese peso con tanta facilidad. Sumando también que cuenta con sus quijotes en sus piernas, su larga y afilada espada que lleva en una mano y las cadenas que lleva en la otra.

Más soldados se acercan, son más hombres lobo, pero también están acompañados de otros soldados mitad hombre y mitad perro (se nota la diferencia por el pelaje que los cubre, el hocico que tienen los soldados y sus orejas), también hay seres mitad hombre y mitad puma, acompañados de lobos tal como Jacob los conoce. El humano está confundido, aún no logra caer en lo que está viendo, pero intenta no entrar en pánico para no llamar la atención. A pesar de no saber qué son exactamente estos seres, el último enfrentamiento no fue agradable, prefiere no correr riesgos.

Los humanoides con armadura hablan entre ellos, un lenguaje completamente desconocido por Jacob. Por más que intente, no se logra percibir qué idioma es. Jacob intenta poner atención por si escucha alguna palabra clave que le de alguna idea para saber de qué idioma se trata, pero los soldados dejan de hablar cuando se acerca un hombre lobo más alto que los demás. Su armadura es plateada, pero con manchas negras, marcas y cortes, y hasta sangre. Este hombre lobo dice una palabra en voz alta y automáticamente los demás soldados vuelven atrás y traen más humanoides (mitad hombre y mitad lobo, mitad hombre y mitad puma) encadenados y sin armadura. Les quitan las cadenas del cuello y estos humanoides sin armadura comienzan a caminar por la zona. Están rastrillando la zona; algunos humanoides se agachan y olfatean el suelo, buscan huellas y alguna pista. Jacob comienza a desesperarse. De pronto, uno de estos humanoides se acerca al montón de ramas en donde está escondido Jacob. Nuestro viajero contiene la respiración, no quiere llamar la atención. El humanoide olfatea y olfatea, hasta que en un momento se detiene, queda completamente helado. Se acerca otro humanoide a olfatear y sucede lo mismo, queda helado, completamente quieto por unos segundos. Ambos humanoides se miran y el soldado más alto les dice algo, pero éstos niegan con la cabeza. El soldado de mayor tamaño le dice algo en voz baja a otro soldado. Éste toma unas cadenas y va a buscar a los humanoides que rastrillaban la zona. El soldado de gran tamaño dice algunas palabras, y Jacob logra interpretar que éste soldado, entre todo el palabrerío, dijo claramente "Gídem". Los humanoides acaban de ser encadenados y el grupo armado vuelve por donde vino.

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