PARTE 1: CAPÍTULO 1.5

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 Jacob está comenzando a sentir fuertes calambres en sus piernas, debidos a la caminata de una hora y al duro frío invernal que los estaba golpeando desde que salieron de la cabaña. Próvat no bajó el ritmo en ningún momento, caminó, caminó, caminó y caminó. Nunca emitió una queja, no se detuvo en ningún momento a descansar, ni siquiera se lo vio sollozar por el cruel frío que lo estaba atacando. Jacob está sorprendido por la fortaleza de Próvat; después de todo, el humanoide tartamudo no es tan frágil e inseguro como Jacob lo suponía.

- ¿Cómo vas, querido? – pregunta Próvat.

- Sinceramente, me duelen muchísimo las piernas. Necesito parar. – Próvat sonríe.

- Ni me lo digas, a mí también me duelen. Tengo las pezuñas congeladas... que el creador nos ayude.

- Si tu creador es real... ojalá te esté escuchando. – Próvat se detiene y mira a Jacob a los ojos.

- ¿Tú me ves? – Jacob, sorprendido y sin entender mucho la pregunta responde.

- Sí, te veo.

- Soy real, ¿No? – por la mente de Jacob pasaron miles de razones para cuestionar lo que Próvat dijo. "Soy real", pues, Jacob se llenó de dudas, ya ni siquiera sabe que es real y qué no, está perdido.

- Pues... supongo que sí. – Próvat se ríe.

- ¿Tú eres real?

- ¿Qué clase de lección filosófica quieres enseñarme? Estoy asustado, hay muchas cosas que no logro procesar... cuidado con lo que preguntas.

- ¿Eres real, Jacob?

- Sí, lo soy.

- Si tú eres real, el creador también lo es. – Próvat se da la media vuelta – Y también nos escucha. – Próvat se detuvo al lado de un árbol. Jacob se le acerca y ven a lo lejos una cabaña.

- ¿Una cabaña?

- Así es, querido. Llegamos a una de las aldeas. Cada vez falta menos para llegar a lo de mi amigo.

- Que alivio...

- Sí, sí que lo es. El tiempo corre y la oscuridad se acerca. Vamos. – Próvat camina, pero no en dirección a la cabaña, sino que continúa caminando entre los árboles.

A medida que los dos viajeros caminan, logran verse más cabañas a la vista; muchas con luces encendidas en su interior, más nadie estaba afuera. La aldea estaba prácticamente vacía, con todos sus habitantes dentro de sus cabañas.

Jacob camina detrás de Próvat, mirando detenidamente las cabañas, esperando ver a algún habitante. ¿Serán todos humanoides con características de una oveja? ¿Serán humanos y Próvat es el único diferente? Si bien la curiosidad carcomía a Jacob, éste no se atreve a preguntarle a Próvat, ya que temía ofenderlo o incomodarlo. Siguen caminando, ambos en silencio, pero observando a las cabañas. Jacob esperando ver a algún habitante, mientras que Próvat, esperando a que ningún habitante los vea.

Después de unos minutos, Próvat se detiene repentinamente.

- ¿Qué sucede? – pregunta Jacob.

- Espera, silencio.

- ¿Qué? – se quedan ambos en silencio, hasta que Próvat susurra.

- ¡Rápido, al suelo! – ambos se tiran en la fría nieve cuerpo a tierra.

Jacob está muy confundido, y Próvat parece muy asustado.

- ¿Quieres decirme qué está pasando? – pregunta Jacob ya mucho más nervioso y molesto. – Próvat lo mira y le señala que haga silencio, apoyando su dedo índice blanco y peludo sobre sus labios.

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