PARTE 1: Capítulo 1.4

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 Jacob se atrevió a beber de la infusión que Próvat le ofreció en un principio. Claramente tuvo que volver a colocar el agua en el fuego para que la infusión no estuviera fría. A Jacob, esta dicha infusión, le recordaba al té de manzanilla, su favorito.

- ¿Qué dijiste que era esto, Próvat?

- Son aguas calientes mezcladas con hierbas del monte del Rey. No son fáciles de conseguir. – en ese momento a Jacob se le cruzó por la mente decirle que él sí las podía conseguir muy fácil en el mini súper cerca de su departamento, pero se abstuvo al comentario.

- Entiendo. Está delicioso.

- Sí que lo está. – sonríe Próvat.

Jacob bebe otro sorbo de su taza y pregunta:

- ¿Es muy lejos?

- ¿Qué cosa?

- Donde vive ese... rey que tú llamas.

- Oh... pues, no es cerca. Debemos atravesar el reino, ahora gobernado por el príncipe oscuro, y seguir caminando, por lo menos, un día más. Allí llegaremos a la cueva en donde se refugia el Rey. Es allí donde está esperando a Eloy.

- ¿Queda muy lejos ese reino?

- No tanto. Debemos ir colina abajo; caminaremos por unas horas y ya llegaremos a una de las aldeas que rodean al reino. Aunque nosotros no entraremos a la aldea, sino que vamos a rodear las tierras que rodean al reino, para evitar problemas. Una vez podamos rodear las tierras, solo nos queda caminar hacia la cueva. El viaje quizá sea algo duro por el frío del invierno. Este es el invierno más duro que hemos tenido en años. El último invierno que recuerdo que fuera tan frío, fue el invierno previo a la caída del Rey. – Próvat entra por una puerta y, luego de unos segundos, sale con un gran saco de piel – Tendrás que usarlo, no creo que puedas soportar el frío de allí afuera así. – Jacob tenía puesto un saco de lana, bastante abrigado, pero no sería capaz de soportar los vientos y la nieve del exterior.

Jacob toma el gran saco de piel y se lo viste.

-Espero estar haciendo lo correcto... - susurra Jacob.

- No tienes otra opción, querido. – dice Próvat.

Próvat toma un bolso, el cual se lo cruza por el torso, toma un hacha y abre la puerta. Salen los dos de la cabaña.

Hay un viento intenso corriendo, la nieve cae sin cesar. Jacob echa un vistazo al cielo, está lleno de nubes grises, no hay mucha luz del día, no logra verse el sol.

-Wow... es un día gris. – dice Jacob, mientras Próvat se aseguraba de cerrar bien la puerta de su cabaña.

- No solo el día... fueron años grises. Desde la caída del Rey, no se ha visto la luz del día. La oscuridad se apoderó del cielo, las nubes nunca han desaparecido desde ese día. Cuando se supone que debe brillar la luz del día, las nubes provocan que todo esté apagado, un color gris en el cielo durante todo el día. Y en la noche, son las noches más peligrosas jamás vividas hace mucho. La oscuridad se apodera de toda la tierra de Kípos y sus alrededores; las bestias de la oscuridad salen a provocar caos, destrucción y muerte. Las profecías recitaban que esto iba a suceder una vez que el príncipe de la oscuridad quiera quedarse con el trono; según las profecías, estas noches solo se han vivido cuando el príncipe oscuro fue desterrado de la casa del creador, y pobló estas tierras con sus legiones de seres oscuros.

- Los mismos seres oscuros que salen por la noche, ¿Verdad? – dice Jacob, algo asustado.

- Sí, los mismos.

- Dios...

- El viaje no será sencillo, pero tengo un plan. Tengo un compañero que vive a las afueras de una aldea al este. Si todo sale bien, llegaremos a su campo antes de que llegue la oscuridad. Podremos refugiarnos hasta que sea seguro salir.

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