Capítulo 11

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1. Alba, a los trece años: Se tropieza sobre las rocas del acantilado y se abre una herida en la pierna; Tom le limpia la herida con el cuidado y la precisión de un cirujano, aunque le tiemblan las manos.

2. A los quince años: Una chica y un chico que creen tener su "primer amor" y alargan los minutos en una playa solitaria para lanzarse preguntas y dilemas absurdos.

3. A los dieciséis años: Tom disimula que no busca momentos a solas que pasar con ella mientras Alba finge que le gusta Alonso, aunque, en el fondo, mira al que tiene al lado como el que sabe que no necesita nada más.

4. Pasados los veinte: una chica a punto de reventar. Triste, perdida, y ahogada en sus propios pensamientos.

𝐓𝐨𝐦

Cuando llegó a casa de los Velarde, Alba me abre como de costumbre y regresa a toda velocidad al sofá. Sin poder evitar, la sigo en vez de irme a la cocina. Está sentada en el sofá, mordisquea un bolígrafo con las piernas cruzadas y una libreta en el regazo.

—¿Gafas o aparato dental?—le pregunto recordando una de nuestras conversaciones tontas—.

—Aparato dental, sin duda, por eso los dioses me han castigado con hipermetropía—dice mientras señala los lentes delgados de color negro que trae puestos—.

—Te quedan bien—.

Ignoro el leve rubor que cubre sus mejillas. No sé por qué he actuado así, pero no me arrepiento.

Hecho una mirada hacia la puerta al recordar que no estamos solos y ella contesta sin necesidad de preguntarle.

—Está en la cama. Ayer fue un día duro y ha pasado mala noche. Se levantó 3 veces por la madrugada intentando escapar de la casa con la intención de "ir a la playa" si que es una niñita traviesa y muy insistente—sonríe—No sé lo permití—.

—Hiciste muy bien Alba—.

Suspira y muerde su labio.

—¿Bien en qué, Tom? Siento que no soy buena hermana, es una niña de dos años, está claro que va a quererse escapar de la casa un domingo por la madrugada, pero... siento que no la estoy cuidando bien—.

Estiró la mano y rozo su pierna.

—Es duro—le digo finalmente—.

—Es una mierda—.

—Pero la estás cuidando—.

—Es mi hermana, debería de estar con mi madre, no conmigo, yo vine con el propósito de cuidar a mi abuelo por su enfermedad, pero no duplicarme el trabajo—.

—Alba...—.

—Lo sé, sé que todo esto es mi culpa—.

—No, no es tu culpa—.

—No? Tom, estoy aquí por la estupidez que hice—.

—Pero no es tu culpa lo de tener que cuidar a tu hermana, tu mamá es la que debería de cuidarla y no dejarte cargo a ti—.

—Si Tom, pero entiende. Mis padres usan el pretexto de todo lo malo que he hecho para así dejarme el cargo de mi abuelo y de mi hermana—.

—Te entiendo...—.

—No es lo mismo por qué tú no lo has vivido.. no me puedes entender—.

Unas ganas de abrazarla y besarla se apoderan de mí.

—Sé que es difícil—.

Ella suelta un suspiro y agacha la mirada.

Entiendo su dolor y en verdad me gustaría ayudarla y consolarla, pero hay algo en mí que no me lo permite.

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⏰ Última actualización: Jan 26 ⏰

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