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Pov's Jisu
El trayecto de el camino fue largo. Y más que estar asustada por mi, estaba asustada por WooJin.
No sé cuánto tiempo sucedió pero para cuando el auto se detuvo indicando que habíamos llegado ya me dolían mi trasero de estar sentada.

Se escuchó la puerta abrirse y el hombre que venía a mi lado bajó para después sentir sus brazos rodearme, cargándome para llevarme hacia un lugar de el cual no tenía idea.
Mis sentidos de oído y olfato estaban encendidos al 100%.
Escuche un portón (que por el ruido que causaba parecía ser bastante grande) abrirse y el hombre que me llevaba en brazos camino (a lo que supongo yo) entrando hacia el portón. Se escucho que este fue cerrado y luego de unos pasos una puerta se abrió. El hombre subió unos dos escalones, entró por la puerta y caminó hasta subir unas escaleras.
En el lugar se escuchaba eco y no había más ruido que el de el hombre subiendo las escaleras.
El ya mencionado se adentró en una habitación y me recostó en una cama que a decir verdad, se sentía cómoda (al menos no me tendría atada a una silla en el sótano de su casa como en las películas)

Para esto, me había mantenido en absoluto silencio todo el camino así que, en ese momento sentía que me costaba un poco pasar la saliva y mi boca estaba seca.

-¿Puedo saber dónde estoy?-. pregunte

-Que pregunta más tonta, por supuesto que no-.

Su tono de habla era sarcástico, me hizo sentir como si fuese tonta de verdad.

-Bueno...puedes...¿desatarme los pies o las manos? Realmente me están empezando a doler-.

El hombre soltó un bufido y escuché sus pasos acercándose, tomó mis pies y los desató, después, se acercó a mi cara y quitó la tela que me impedía ver.

Mi mirada estaba un poco borrosa pero cuando fui capaz de ver normalmente, pude ver una habitación espaciosa, no tenía mucho.
Las paredes eran blancas, no había ninguna ventana, un closet color negro al lado derecho de la cama, en el lado izquierdo una puerta negra que supuse daba al baño. Dos mesas de noche a cada lado de la cama de color negro también, con lámparas delgadas y demasiado minimalistas y sencillas. Las sábanas de la cama eran blancas y la cabecera de esta era negra (que sorpresa), enfrente de lado derecho había un pequeño sillón (color negro) con una pequeña mesa color madera oscura (era de esperarse)con una lapara cálida y enfrente de la cama de lado izquierdo, una puerta color negro que supuse que era la salida de la habitación.

-¿Qué? ¿Es demasiado elegantemente lujoso para ti?-. (que creído, pensé)

-En realidad me parece demasiado....digno de un señor como tú-.

-Se que lo dices como ofensa pero a mi parecer es un halago-.

-WooJin..¿cómo está?-.

-Deja de preocuparte por eso-.

-Es mi amiga-.

-De ti depende como esté ella Jisu-.

El hombre con ojos de gato camino a la puerta y salió sin decir más. Mis manos seguían atadas pero con trabajos logré pararme y caminar por la habitación un poco, si seguía sentada dejaría de sentir mi trasero.

No podía hacer mucho con las manos atadas así que después de caminar un poco me tiré a la cama y me quedé viendo el techo hasta quedarme dormida.

Me desperté por unos ruidos que se escuchaba afuera de la habitación, segundos después, la puerta de la habitación fue abierta dejando ver a un hombre joven, con una charola en la que traía comida. Se acercó dejándola en la mesa de noche.

-Le dejo su cena, señorita-.

-A-ah...espera..oye..¿tú quién eres?-.

-Trabajo para el señor Min-.

-¿Señor Min?-.

-Si, así es-.

-¿El señor Min es el hombre de ojos de gato?-.

-S-supongo que sí-.

-¿Cuál es su nombre?-.

-Si él no le ha dicho cómo se llama, creo que no me corresponde a mí decircelo. Con permiso-.

-E...espera...¿Me puedes desatar las manos? O de otra manera...no podré comer ¿verdad?-.

El hombre asintió y se acercó a mi, dejó libres mis manos y después salió de la habitación despidiéndose.

Si quería salir de aquí, debía mantenerme fuerte, así que no cometería el error que la gente comete en las películas de no comer.
En la charola había pan francés y leche, a decir verdad se veía delicioso y cuando lo probé, me quedó claro que sabía igual de rico.
Termine de cenar y me levanté para explorar la habitación ahora que ya tenía manos libres. Me dirigí al baño el cual era medianamente grande. Las paredes eran de mármol negro, por supuesto, tenía una ducha bastante espaciosa y moderna con una puerta de vidrio totalmente transparente. Revise en los apartados debajo de el lavabo, cajones y espacios, pero estaban vacíos.
Salí de la habitación y me dirigí al closet, lo abrí encontrándolo vacío.
Una puerta se abrió dejando ver al hombre con ojos de gato, el tal señor Min.

-¿Esperabas encontrar ropa de mis antiguas presas?-.

-¿Hay más?-.

-¿Creíste que eras la única?-.

-No, pero me queda claro eres más loco de que pensé-.

El hombre soltó un risa burlona

-Tu y yo tenemos una charla pendiente Jisu-. su tono de voz era más serio e intimidante en cuestión de segundos.

-¿De qué?-. (Sabía perfectamente sobre qué pero prefería fingir que no)

-¿De qué? De tu actitud Jisu-.
-De cómo me hablaste la última vez. ¿Creíste que escondiéndote en casa de tu amiguita ya no te iba a encontrar?-.

Yo permanecía en silencio, mirándolo.

-¿Qué creíste que lograrías haciéndote la valiente? Porque lo único que conseguiste fue hacerme enojar y meter en problemas a tu amiguita-.

-¿Dónde está WooJin?-.

-Tal vez, tu castigo sea no saber dónde está, si está bien, o está viva-. el hombre se acercada a paso lento hacia mí.

Se estaba burlando de mí, en mi cara, estaba jugando conmigo.

-Tu no serías capaz de hacerle nada, porque voy a odiarte si lo haces y eso a ti no te conviene-.

El hombre soltó un bufido

-Me importa poco si me odias o no-. tomo mi mandíbula alzando mi rostro para verlo a los ojos-. Estás en mi poder, yo haré lo que se me plazca te guste o no te guste. Es a ti a quien te conviene cooperar-.

-Eres un imbecil-.

-No aprendes, bonita-.

Apretó con más fuerza mi mandíbula y me acercó a él para besarme a la fuerza. Por supuesto que no correspondí ese beso, lo cual lo hizo enojar, apretándome el brazo en señal de que lo correspondiera. Pero no lo hice.
Así que me soltó bruscamente.

-Vas a aprender a obedecerme-.

El hombre salió de la habitación cerrando con fuerza la puerta y yo me quedé paralizada analizando lo que acababa de suceder.
Me acosté en la cama y hasta ese momento razone de lo que sucedía. Un miedo me inundó.
Llore y llore hasta quedarme dormida.

Alguien me observa | Min YDonde viven las historias. Descúbrelo ahora