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Si cuerpo estaba ahí, inmovil, pero con una sonrisa, al menos murió en paz, sin que nadie la molestará, podría al fin después de 98 años, seguir su camino en el flujo de la vida en paz.

La noticia llegó hasta el último pueblerino, se anuncio el funeral, iba a ser sencillo y elegante, como ella, sería serio pero con un toque de delicadeza, rudo, como ella, todos estaban tristes, era una noticia muy fuerte pero que se veía venir. El funeral de hizo con éxito, duro una semana entera, para que cada uno se despidiera a su manera, todos, excepto una persona... Ana.

Ella dirigió la ceremonía, la organizo toda, fue la encargada de todo ahí pero jamás puso un pie cerca de su ataúd. Se llevó a cabo el entierro, el padre dirigía la ceremonía seguido de sus hijos, Julieta, pepa y Bruno, la mayoría de sus nietos, dos de ellos estaba atrás, mirabel y Ana, ellas estaban de último, nadie detrás de ellas, ellas detrás de todos, caminaban al paso de los demás, calladas, pero con una tormenta en su interior, hasta que una habló al fin rompiendo con el silencio eterno.

Mirabel - ¿Por qué no quisiste visitarla? - habló sin mirarla -

Ana - fui la causa de su muerte... - habló tranquila -

Mirabel - quisiste arreglarlo todo, eso es todo -trato de consolar a su prima, casi hermana-

Ana - lo sé, esto es lo correcto, esto es lo que tenía que pasar, todo esto era necesario, algo tiene que morir para que otra pueda florecer - sus ojos estaban como una ventana recién limpiada-

Mirabel - ya era tiempo de que muriera ¿No? Merece esa paz... - la miro finalmente-

Ana - si, supongo - no se atrevió a mírala, solo levantó la cabeza observando a toda la gente que realmente la quisieron- ¿Por qué ellos si pudieron amarla y yo no?

Mirabel - ... - ahora observaba a los demás frente suya- porque ellos no sufrieron lo que tú y yo...

Ana solo la observo, sin expresión algún y volvió a su postura inicial, cabizbaja, siguiendo a los demás.

Llegaron al cementerio, hicieron el procedimiento requerido, la ceremonía de despedida y finalmente, estuvo bajo tierra...

Todos volvieron a su casa, la vibra en el pueblo era muy negativa ¿Como no? Se fue su mayor líder en ese lugar, pero, aún y con toda esa emoción negativa, había que decidir quien le seguiría el legado...

Ana - Mirabel, quiero hablar contigo -dijo en la puerta de la entrada-

Mirabel - - camino a un lugar apartado y Ana la siguió- es sobre el liderazgo de la familia¿Verdad?

Ana - si... - suspiro sacando a volar un mechón de pelo suelto por su cara-

Mirabel - escucha... Estube pensado... cargaste mucho, todo este tiempo, no te he vuelto a ver sonreír, de alguna forma perdiste un brillo en particular, tus ojos son más apagados, no eres la prima con la que solía hacer travesuras de pequeña - la miro, acercó su mano hasta su cara, agarro el mechón suelto y lo llevo detrás de su oreja - hemos crecido, demasiado, pero eso no significa que se nos vaya la luz de nuestras vidas, lo que nos hacia sentir vivos...

Ana - ¿A qué quieres llegar? - la miro asombrada-

Mirabel - decidiste cargar con el peso de la familia por el bien de los demás, pero jamás te detuviste a pensar en ti, eres... Igual a la abuela y a la vez... Tan diferente. - llevo sus manos a las manos de su prima y las alzo sutilmente- tomaré tu lugar, dirigiré está familia - le sonrió-

Ana - ... ¿Por qué? ¿Por qué cargar con ese peso? - la miro aún asombrada, a penas y pudo formular esas preguntas -

Mirabel - tienes la respuesta, sé que la tienes, dime ¿Por qué? - le soltó las manos y se acercó ligeramente a ella dándole un suave abrazo -

• Dolor de alma •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora