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Martes 26-12-23 | 9:33 hs
Dos semanas de encierro y a Bautista ya se le hizo costumbre ir a molestar a Camila mientras duerme. El hobby del uruguayo es hacer enojar a Camila por qué sabe muy bien que solamente se le pasa el malhumor con abrazos y muchos mimos.
Y Bautista ama abrazar a Camila.
─Dale Camii, vení a desayunar conmigo ─pidio el uruguayo moviendo a la correntina.
─No jodas gordo ─dijo hundiendo la cabeza en la almohada.
─Camii dale bo'
─A Deni pedile ─se arrepintió al instante, incluso estando tan dormida se pudo dar cuenta de su error y rápidamente agrego:─ Con ella desayunas siempre y eso, yo tengo noni.
Soy más boluda yo, ojalá me pagarán por ser así de pelotuda. Se puteo a si misma.
─Con vos quiero ─decreto Mascia.
─Mm ─se oyó unos murmullos amortiguados por la almohada.
Las demás chicas que estaban durmiendo -o al menos eso intentaban- abuchearon.
─Dejen dormir malditos hijos de perra ─puteo Furia medio adormilada.
Bautista sonrió tenso.
─¿No querés desayunar? listo le digo a Denu entonces.
Ese apodo del orto. Camila reprimió un grito contra la almohada.
─Dale, así quedamos eh. Todo bien.
Pero el uruguayo no planeaba dar el brazo a torcer tan fácilmente. Agarro y le quitó todas las colchas a la castaña y empezó a golpearla con una almohada haciendo que está se retuerza en primer medida por el cambio de temperatura que sintió su cuerpo, y luego, por las cosquillas que impartía el muchacho de Montevideo en su abdomen.
