CAPÍTULO 3

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A la misma hora que el día anterior y todos los días, Meena tomo asiento en la cabina. Solo que esta vez debió despertar del lado equivocado de la cama porque todos y cada uno de los secretos de hoy, eran... vaya, no sabía qué palabra usar.

"Puedo meter mi puño entero en la boca".

"Anoche mojé la cama de nuevo, pero no le puedo decir a mamá porque me hará usar pañales de nuevo".

"Hice trampa en mi examen de física".

La estaban volviendo loca. Tenía una pierna fuera a punto de correr a decirle a Charlotte que deberían cancelar la cabina. Que no estaba funcionando de la manera que esperaban y que los miembros del consejo, que eran voluntarios y se tomaban un tiempo de su día para sentarse y escuchar los problemas del cuerpo estudiantil, en realidad solo eran tableros de resonancia para que fenómenos desahogaran su mierda rara.

Pero ya sabía lo que Charlotte diría. Algún sermón como "solo porque no significa nada para ti no quiere decir que no signifique algo para ellos." Y por eso era que ella era la presidenta y Meena la segunda al mando.

La odio.

Meena comenzó a prestar atención, su fastidio se vio interrumpido cuando reconoció la voz del día anterior. La chica había regresado y parecía alterada.

Pero en serio, la odio.

¿A quién?

¡Mi crush! Despierta Dingus.

¿Dingus? Meena sacudió su cabeza y lo dejó ir.

¿Quién se cree que es?­—. La chica sonaba molesta, Meena solo imaginaba el vapor saliendo de sus orejas ¿Por qué no puede mantenerse alejada de mí? ¿Por qué tiene que cruzarse en mi camino? —. Resopló y se apresuró a continuar— Y no me digas que es porque vamos a la misma escuela, porque, vaya que lo sé, ¡pero igual es difícil!

Meena sonrió. Su interés despertó, ignoro las reglas sobre no alargar la conversación con los ¿secret-arios? (Nombre aún en proceso) no lo pudo evitar y quiso averiguar más.

¿Qué pasó?

¡Ella me ataca! Con sus ojos.

¿Sus... Ojos? —. Los estudiantes de preparatoria solían ser tan dramáticos. Lo sabía. Ella era uno, aunque le gustaba pensar que tenía un poco más de sentido común y control que la mayoría de su misma edad.

—Tiene unos ojos preciosos—. La chica murmuró. —Esos preciosos ojos que son como navajas, supongo. Y ella solo anda por ahí, apuñalándome con ellos. ¿Cómo se supone que pueda vivir con eso? Como si no sufriera ya suficiente con el hecho de que me guste una— se estremeció ruidosamente— Nerd. Ahora ella cree que tiene derecho a mirarme cuando sea y como quiera.

Meena se mordía los labios fuertemente y hacía su mayor esfuerzo por no estallar en carcajadas. Esta tenía que ser una de las cosas más divertidas que hubiera escuchado. Escuchar a esta chica había alejado a las nubes grises que la habían seguido todo el día. Consideró ya no proponer la idea de cancelar la cabina si eso significaba que escucharía contenido de calidad como este de nuevo.

Tal vez así es su cara.

¿Estás diciendo que es fea?

­No, yo...­

Ella no es fea. No me gusta la gente fea.

Meena se frotó las sienes con los dedos. No conocía a muchas personas que hicieran cumplidos sin primero soltar algo superficial. Los populares simplemente eran de una raza distinta. Quizás por eso siempre prefería mantenerse al margen. Porque un segundo ella sería interesante para ellos, la chica inteligente que podría ayudarlos con sus calificaciones y al siguiente sería una chinche que podría ser aplastada fácilmente.

Quisiera que se evaporará.

Meena contuvo un resoplido. Era demasiado infantil, pensó. Pero igual la trato de entender. El amor hacia tontas a las personas.

Hablo en serio insistió la chica desanimada con el descarado y divertido espectáculo que estaba dando— Sería mucho más fácil.

Se puso seria y se cruzó de piernas para enderezarse. ¿Más fácil que decirle?

¡Estás loca! No puedo hacer eso.

¿Por qué no?

Porque yo... Porque no puedo. Ni siquiera hablamos.

Meena elevó las cejas. Interesante. Ella debió esperarse algo así. Los nerds no encajaban bien en la tierra de la popularidad. Era increíble como esa estudiante de baja categoría apareció en el radar de aquella chica.

Sé lo que estás pensando. ¿Cómo me puede gustar alguien con quien ni siquiera hablo? —. Lamió su dentadura molesta. Meena casi podía verla rodar los ojos —. Es posible. No es como si fuera amor a primera vista, es más bien como— Soltó un gruñido frustrada¿Comprendes?

Eso creo—. Ella lo intentaba, al menos. Admirar a alguien desde lejos era una cosa de la que Meena fue culpable una o puede ser que varias veces.

Quisiera poder hablarle.

¿Por qué no lo haces?

Creí que no tenían permitido aconsejar—. Respondió y ya podía imaginar una mirada acusadora a través de la ventanilla que las separaba.

Es solo una pregunta.

No hagas preguntas.

De acuerdo. Sin preguntas.

Hubo unos segundos de silencio antes de que la chica hablara de nuevo.

Ya no quiero hablar. ¿Aún no acaba mi tiempo?

Meena miró su cronómetro, el cual nunca había iniciado.

Sí.

Grandioso—. Y sin más dejó el lugar.






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Es una adaptación. Todos los derechos reservados a su autor original y a la historia traducida y adaptada de @ValeKylian

El Guardián Secreto-MeenBabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora