CAPÍTULO 12

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Los compromisos con el consejo estudiantil serían su excusa y salvación a la hora del almuerzo, de cualquier modo, no había señales de que Aoom le fuera a pedir que comieran juntas. Toda la mañana la chica estuvo evitando cualquier tipo de contacto con ella a menos de que fuera muy necesario.

Así que Meena decidió ir a la biblioteca. Necesitaba pensar y analizar todo.

Se sentó en la mesa más alejada y oculta, y repaso en su mente cada conversación en la cabina con Aoom y la relaciono con cada interacción que habían tenido cara a cara.

Entro a su cabeza una en particular. Le pregunto cuál sería su reacción si ella estuviese en la misma situación. En el fondo, ella ya se sentía identificada y cuando dijo que trataría de ser comprensiva lo decía en verdad. Pero ahora sabía exactamente todo lo que Aoom pretendía. Lo que sentía, sus inseguridades y su corazón.

No había nada que temer. Aoom quería estar con ella y eso era todo. No había segundas intenciones, ni ninguna trampa.

Todo eso que sintió años atrás, cuando fueron compañeras de laboratorio, que tanto quiso ocultar y mantener a raya, ahora podía sentirlo libremente. Nunca había desaparecido esa Aoom. Solo estaba escondida y enterrada justo como sus sentimientos.

Y si Aoom se permitía ser ella misma, entonces Meena también lo haría y tal vez dejaría a la chica reclamar su corazón.

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Hace un par de semanas Meena no lo habría notado. O al menos no lo resentiría como ahora.

Sabía que le había dicho a Aoom que le diera un tiempo a la chica que le gustaba, ¡pero eso no significaba que dejara de hablarle! Escuchó e hizo caso a todas sus palabras en la cabina y aunque a veces no las ejecutara de la mejor manera, todo eso ya hablaba bastante. Aoom era comprometida y segura de sí misma.

La idea la hizo sentirse mareada, distrayendo sus pensamientos de la clase. Repasó la lección por su cabeza. Estaba tan concentrada en la chica que estaba a un par de pupitres que no había tenido oportunidad de mirar en su dirección desde su encuentro en la cabina. Eso fue hace dos días. Y sorprendentemente, Meena era la que sentía que estaba a punto de enloquecer si pasaba otro día sin que la escandalosa voz de Aoom exigiera su atención o sin ver esas tímidas sonrisas que le lanzaba cuando creía que nadie la miraba o sin esos almuerzos caseros que siempre insistía en que se le pasaba la mano, pero que Meena sabía que simplemente preparaba lo suficiente para que ambas compartieran el rato.

Guau. ¿Qué le estaba pasando?, ¿era así como Aoom se sintió todo este tiempo?, ¿este anhelo, atracción y necesidad de la presencia de la otra chica?, ¿este irritante fastidio de que esa persona no te esté mirando? ¿De que no se dé cuenta de que estás allí, esperando, lista y dispuesta?, ¿esta frustración de no saber si cada pequeña cosa que has hecho te alejó diez pasos o te lanzó dos cerca?

Entonces entendió por qué Aoom dijo que fue Meena quien la asustó a ella. Estaba demasiado ocupada estando preocupada por su corazón, que nunca se detuvo a considerar si era ella quien estaba jugando con el de Aoom.

Con los ojos puestos en el reloj, la chica observaba como el segundero acercaba el minutero a la hora más alta. Pronto sería la hora del almuerzo. Quizás hoy sería el día. Tal vez volvería a su rutina. O tal vez Aoom perdería su determinación y se rendiría.

La campana sonó y se apresuró a sacar una foto de la pizarra para pasar las notas más tarde, mientras los demás se levantaban y salían del lugar con sus cosas y reuniéndose con sus amigos. Contuvo el aliento esperando a que Aoom se diera la vuelta y la llamara. Que le dijera que era hora de comer. Que dijera algo como: "apúrate que no tenemos todo el día".

Pero no lo hizo. Una vez más, ella no le habló.

—Aoom —. El nombre salió de la boca de Meena antes de que lo supiera.

Aoom se congeló y su espalda se puso rígida. Giró y se encontró con los ojos curiosos y expectantes de Meena. Incluso hubo un pequeño toque de sorpresa que cambió rápidamente por indiferencia fingida. Increíble. No era de extrañar que Meena no se diera cuenta antes. Aoom se la pasaba actuando tan fría y confiada, aunque sintiera todo lo contrario.

—¿Sí? —. La ceja de la chica se levantó.

Meena entró en pánico. ¿Qué se supone que debería decir ahora? No pensó que llegaría tan lejos. ¡Maldición! Ni siquiera lo había pensado en absoluto. Necesitaba pensar algo. Necesitaba decir algo.

—¿Qué, no hay almuerzos obligados hoy? —. Intento bromear.

La esquina de la boca de la otra chica se alzó en una pequeña sonrisa. Cruzó los brazos sobre su pecho y levantó la barbilla de esa manera tan encantadora y altiva que tenía

— Wow. ¿Tan rápido te malacostumbré?

Allí estaba su Aoom.

Su Aoom. La piel de Meena se puso de gallina con ese pensamiento.

—Aún tengo mi libre albedrío.

Los ojos de Aoom se entrecerraron y en su boca se dibujó en una sonrisa.

—Bueno. ¿Qué quiere hacer la "Señorita Libertad"?

Oh. Le estaba dando a elegir. Estaba poniendo la pelota de su lado de la cancha. La estaba dejando tomar la delantera.

—¿Gimnasio?

—Bien.

Aoom no se giró tan rápido como para lograr esconder de Meena esa gran sonrisa en su rostro.

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—¿Meena?

Giró su cuello tan rápidamente que hizo un chasquido. Se relajó cuando reconoció el rostro de Charlotte, quien la miraba con una sonrisa que reflejaba preocupación.

—¿Te encuentras bien?

—Sí. ¡Genial! Estudiando.

Charlotte arrugó la frente y su mirada se dirigió a la mesa ausente de libros o notas.

Está... Bien. No olvides que estás a cargo de la venta de pasteles el viernes.

—Estoy en ello—. Dijo mientras levantaba los dos pulgares. La chica asintió y giró su cuerpo dispuesto a irse— Oye, Charlotte—. Se detuvo— ¿Crees que podríamos intercambiar los horarios en la cabina? Me gustaría usar ese tiempo para seguir estudiando para el examen de ingreso.

Era lo justo. Ya sabía demasiado y se sentía mal por ello. Sentía que estaba manipulando su propia historia de amor. ¿Y qué pasaría si Aoom se llegaba a enterar?, ¿se molestaría?, ¿avergonzada?, ¿la odiaría de nuevo?

No importa. En cualquier momento tendría que decírselo de cualquier modo. Pero hasta ahora se borraría de la ecuación. Haría las cosas de la manera correcta.

—Seguro.

El alivio la inundó.

—Gracias.




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Es una adaptación. Todos los derechos reservados a su autor original y a la historia traducida y adaptada de @ValeKylian

El Guardián Secreto-MeenBabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora