El guiso estaba caliente, especiado, y mucho más sabroso de lo que Daenerys esperaba para una casa escondida en Volantis. Comió en silencio durante los primeros minutos, observando.
Arela hablaba poco. Se limitaba a mirar de reojo a Griff cada vez que este hacía un comentario fuera de lugar. Jon Connington comía con lentitud, como si aún no creyera lo que tenía frente a él. Nysa, sentada junto a Daenerys, mantenía la cabeza gacha, pero de vez en cuando levantaba los ojos y la miraba con admiración.
Daenerys comía despacio, observando a cada uno de los presentes con atención. A pesar de su cansancio y del vértigo de estar viva de nuevo, había algo reconfortante en esa escena tan humana.
—Así que... —empezó—, Arela. Jon me ha dicho que no eres su hija de sangre, pero se nota que hay cariño entre vosotros. ¿De dónde vienes?
Arela se encogió de hombros, con una leve sonrisa.
—Del barro y las cadenas, alteza.
—Llámame Daenerys.
Arela asintió, y luego bajó un poco la mirada.
—Fui esclava en los mercados bajos de Lys. Nací allí. Mi madre murió cuando era pequeña, y pasé de mano en mano, como una copa de vino. Tenía nueve años cuando Jon me encontró en una subasta. Había venido buscando información... pero terminó llevándose a una niña medio rota. No me vendieron cara, por cierto —añadió, con un deje de ironía.
—Fuiste lo más valioso que traje de Lys —dijo Jon, bebiendo un trago de vino—. No podía dejarla allí.
Arela lo miró con afecto.
—Me enseñó a leer, a luchar, a pensar. A no tener miedo. Me dio un nombre nuevo y una vida nueva. Todo lo que soy se lo debo a él.
Daenerys asintió, conmovida.
—Liberar esclavos no es algo que se enseñe... se siente. Has hecho lo correcto, Jon.
Él bajó la mirada, como si no creyera merecer elogios.
—¿Y tú, Griff? —preguntó Daenerys, volviéndose al joven, que ya había terminado su segundo cuenco de estofado—. ¿Qué hay de ti?
Griff se estiró con arrogancia fingida y se pasó una mano por el cabello azul.
—Mi historia no es tan trágica, pero tampoco un cuento de hadas. Nací en Lys también, o eso creo. Mi madre era una prostituta... ni siquiera recuerdo su cara. Me dejó en una fuente. Literal. En una fuente pública. Jon me encontró cuando aún era un renacuajo.
—Estaba deshidratado y con fiebre —intervino Jon, recordando el momento—. Ningún niño debería empezar así.
—Me crió como a un cachorro desobediente —continuó Griff, sonriendo—. Me enseñó a pelear, a leer mapas, a no mentirme a mí mismo. El nombre me lo dio él. Lo del pelo, bueno... —se tocó el azul oscuro que le caía en mechones por la frente—. Es por mi madre. No la recuerdo, pero me dijeron que tenía el pelo así. Lo tiño por ella.
—No te pareces a nadie que haya conocido —comentó Daenerys, intrigada—. Pero hay algo en tus ojos...
Griff sonrió con sorna.
—Los ojos violetas son más comunes de lo que se cree por aquí. Aunque admito que a veces me gusta jugar a ser príncipe en las tabernas.
—Y alguna tabernera te da una bofetada por pesado —añadió Arela, rodando los ojos.
Las risas suavizaron la tensión, y Daenerys se recostó levemente en su silla, cada vez más cómoda entre ellos. Entonces miró a Nysa, que aún no había contado nada.

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THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...