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El suave zumbido del teléfono rompe el silencio de la noche en el apartamento de Carlos. Después de unos segundos de incertidumbre, desliza el dedo por la pantalla y responde la llamada de Charles.

— Hola, cariño. ¿Cómo estás esta noche?

— Estoy bien, ahora que estoy hablando contigo. ¿Y tú?.— Dice en un susurro emocionado.

— Mejor ahora que escucho tu voz. ¿Cómo ha sido tu día?

— Agotador, como siempre. Parece estar más enfocado en su carrera que en nuestra relación.— Casi en un balbuceo pronuncia éso último, mirando con tristeza a su pareja y pasando con intriga sus falanges por las facciones relajadas de Lewis.— Pero todo vale la pena cuando puedo escuchar tu voz.

— ¿Alguna vez piensas en lo que pasaría si él descubriera nuestra relación?

— No lo sé, Carlos. No quiero pensar en eso ahora. Solo quiero estar contigo, aunque sea por unos minutos.— Dice con un ápice de desespero.

— Lo entiendo, es solo que no podemos arriesgarnos.— Suelta un suspiro derrotado.

— Lo sé, solo necesito que estés aquí para mí.— Con voz temblorosa

— Siempre estaré aquí para ti. Siempre.

La noche se cernía sobre la ciudad, envolviendo el apartamento de Carlos y Charles en un silencio cómplice. Mientras la luz de la pantalla del teléfono delineaba sus perfiles en la penumbra, ellos se sumergían en su mundo secreto, donde las palabras fluían con la libertad que solo el anonimato de la noche podía brindar.

Entre risas susurradas y confesiones íntimas, compartían fragmentos de sus vidas que habían mantenido ocultos a la luz del día. Carlos, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se aferraba a cada palabra de Charles como un náufrago a un salvavidas, anhelando cada momento robado de su amor prohibido.

Mientras tanto, Lewis permanecía ajeno al drama que se desarrollaba a sus espaldas, sumido en un sueño profundo que lo alejaba de la verdad que se gestaba en la oscuridad. Su relación con Charles se desvanecía lentamente, sepultada bajo capas de indiferencia y rutina.

Durante el día, mientras Lewis se perdía en el frenesí de sus ocupaciones, Charles encontraba pequeños resquicios de libertad para escapar y encontrarse con Carlos en la clandestinidad de su amor prohibido. Cada encuentro era un rayo de luz en la oscuridad de sus vidas, un momento robado a la realidad implacable que los separaba.

Y así, entre la luz fugaz de la pantalla del teléfono y el susurro de sus palabras en la noche, Carlos y Charles tejían el frágil hilo de su romance clandestino, alimentado por la pasión y el deseo de escapar de las cadenas que los ataban a sus vidas insatisfactorias.

;💭

El resplandor pálido del amanecer comenzaba a filtrarse por las cortinas del apartamento cuando Lewis se despertó con determinación, listo para enfrentar otro día de compromisos profesionales. Mientras se levantaba de la cama con gracia y se dirigía hacia el armario para elegir su atuendo, Charles seguía sumido en un sueño profundo, ajeno al bullicio que comenzaba a llenar la habitación.

Sin embargo, el ruido de Lewis moviéndose por la habitación finalmente lo sacó de su letargo, y se removió inquieto en la cama, parpadeando mientras se acostumbraba a la luz del nuevo día. Se frotó los ojos con sorpresa al darse cuenta de que Lewis se estaba preparando para salir, algo que no esperaba.

— ¿Lewis? ¿Qué estás haciendo?.— Frotándose los ojos con incredulidad.

— Buenos días, cariño. Tengo una pasarela importante hoy.— Se acerca rápidamente a Charles para depositar un casto beso.— Tienes que levantarte temprano para estas cosas, ya sabes.

— ¿Una pasarela? Pero... pero hoy íbamos a salir. Tenemos una cita en nuestro restaurante favorito.— Con voz entrecortada.— Ya había reservado todo.

— Lo siento, cielo. Sabes que no puedo cancelar.— Suelta con indiferencia.— Podemos ir otro día, ¿De acuerdo?

El corazón de Charles se hundió en su pecho mientras procesaba la realidad de la situación. A pesar de sus mejores esfuerzos, su relación con Lewis seguía siendo una prioridad secundaria en comparación con su carrera. Se preguntó si alguna vez sería capaz de romper ese ciclo y encontrar la felicidad que anhelaba.

Odia el hecho de sentir a Lewis tan alejado de sus sentimientos, es costumbre verlo perdido en compras en línea y sesiones de fotos, no es sorpresa, él aceptó esa relación con un exitoso modelo, es obvio que su prioridad es mantenerse en su carrera.

Después de un intercambio de despedidas apresuradas, Lewis salió del apartamento con paso decidido, dejando a Charles sumido en un mar de emociones contradictorias. Con el corazón pesado y los ojos nublados por las lágrimas, se refugió bajo las sábanas, ignorando el eco distante de la despedida de Lewis mientras la puerta se cerraba con un golpe sordo.

Sin embargo, la determinación se apoderó de él. Con manos temblorosas, sacó su teléfono y envió un mensaje rápido, citando a Carlos en el restaurante donde originalmente iba a ir con Lewis. La respuesta positiva de Carlos llegó casi de inmediato, inundando el corazón de Charles con un destello de esperanza en medio de la oscuridad emocional.

Decidido a hacer que esta noche fuera especial, se sumergió en una rutina de cuidado personal, preparándose meticulosamente para su encuentro con Carlos. Se aplicó mascarillas, se perfumó con su fragancia favorita y seleccionó cuidadosamente la ropa que mejor realzaba su figura. Cada gesto estaba impregnado con el anhelo de reencontrarse con su amante.

Y así, mientras la noche caía sobre la ciudad, se encontraba listo y radiante, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras esperaba ansiosamente la llegada de Carlos, el único que podía iluminar su mundo oscuro con el brillo de su amor.

MOTH TO A FLAME | Charlos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora