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Lewis sale rápidamente del baño, vistiendo solo una toalla mientras se seca el cabello con otra. Su expresión es un tanto ansiosa, como si estuviera buscando algo en los ojos de Charles.

— Charles, ¿estás bien?.

Su tono de voz es suave pero preocupado, y sus ojos escudriñan los de Charles en busca de alguna señal de lo que pueda estar pasando por su mente.
Charles se siente sacado de su ensimismamiento por la repentina aparición de Lewis. Sus pensamientos se dispersan mientras se enfrenta a la mirada inquisitiva de su pareja.

— ¿Vas a salir?.— Pregunta con desilusión.

El silencio cae pesadamente en la habitación mientras Lewis elige su ropa en el armario, ignorando inicialmente la pregunta de Charles. Finalmente, ante la insistencia de su pareja, Lewis se gira hacia él con una expresión indefinida en el rostro.

— Voy de compras, cariño. Necesito algunas cosas nuevas.

La respuesta de Lewis cae como un balde de agua fría, se siente indignado por la idea de ser dejado atrás una vez más.

— ¿Y por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué no puedo acompañarte?

La frustración en la voz de Charles es evidente, pero Lewis simplemente le asegura que volverá temprano. Se acerca para darle un beso, pero el gesto ya no es suficiente para calmar las emociones turbulentas de su pareja.

Lewis sale de la habitación, dejando a Charles solo en la cama con lágrimas en los ojos. Esta escena se ha vuelto una triste repetición, un recordatorio constante de su soledad emocional y de la falta de conexión verdadera en su relación.

Con el corazón pesado y los ojos aún húmedos por las lágrimas, Charles toma su celular y busca el contacto de Carlos. Con dedos temblorosos, marca su número y espera ansiosamente a que conteste.

Después de unos segundos que parecen una eternidad, Carlos finalmente responde al llamado de Charles. Su voz suena cálida y familiar al otro lado de la línea, despertando una mezcla de emociones en Charles.

— Hola, Carlos... ¿Te gustaría salir esta tarde?.

Su voz tiembla ligeramente, pero está decidido a buscar consuelo y compañía en la persona que siempre ha estado ahí para él en momentos difíciles.

La voz de Carlos resuena con entusiasmo después de unos segundos.

— ¿Qué te parece si nos encontramos en la plaza central esta tarde?

— Nos vemos allí entonces.— Por un momento, el peso de sus preocupaciones se disipa, reemplazado por la anticipación de pasar tiempo con alguien que genuinamente lo hace sentir bien.

Con una nueva sensación de esperanza en el corazón.

;❄️⛸️

Llegan al centro de entretenimiento, emocionados. Se dirigen directamente a la pista de patinaje, donde se sumergen en el bullicio de la actividad y el aire fresco que los rodea.

— ¡No te vayas a caer!.— Carlos se apresura a patinar en dirección a Charles quien se mueve de atrás hacia adelante para no desestabilizarse.

— Tengo el equilibrio de un gato.— Dice agitado tratando de sonar confiado.

— Bueno, espero que tengas siete vidas entonces, porque parece que no sabes patinar.— Carlos dice entre risas ganándose una mala mirada del monegasco.

Se toman de la mano y comienzan a deslizarse por la pista, disfrutando de la sensación de libertad que les brinda el patinar juntos. Se lanzan miradas cómplices y sonrisas juguetonas, compartiendo momentos de felicidad y complicidad en medio de la diversión.

MOTH TO A FLAME | Charlos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora