moth

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Charles, consternado por los recuerdos de la noche anterior, decide levantarse a medio día y ocuparse en ordenar su habitación para distraer su mente. Después de un rato, opta por tomar una ducha relajante para aliviar un poco la tensión que siente. Aunque no ha recibido noticias de Lewis, decide ignorar la falta de comunicación por el momento y concentrarse en cuidar de sí mismo.

Mientras se seca el cabello y se acomoda la bata, escucha el sonido de la puerta siendo abierta y la voz de Lewis resonando por el apartamento.

— Llegué, cielo. Traje tus dulces favoritos.— Dice con dulzura en su voz mientras se acerca a la recámara.

Charles se siente sorprendido por la repentina aparición de Lewis, sin haber esperado su llegada. Se debate entre la alegría de ver a su pareja y la incertidumbre sobre cómo abordar la situación después de lo sucedido la noche anterior. Sin embargo, decide mantener la calma y recibir a Lewis con una sonrisa, tratando de disfrutar del momento presente y dejar los problemas para después.

A pesar de la dulzura en su voz y de su gesto de traer sus dulces favoritos, el recuerdo del enojo por haber sido dejado plantado vuelve a aflorar en él.

Cruzando los brazos y sintiéndose indignado, Charles se sienta en la cama, dando la espalda a su pareja como muestra de su frustración y decepción. Aunque intenta contener su enojo, la sensación de haber sido descuidado y menospreciado sigue presente en su mente, complicando su capacidad para recibir a Lewis con calidez y afecto.

— ¿Qué pasa, amor? ¿Estás bien?.

Charles permanece en silencio por un momento, su expresión mostrando claramente su molestia.

— Lo siento mucho por llegar tarde. Hubo un imprevisto en el trabajo y no pude avisarte a tiempo.— Continúa debido al desinterés del monegasco.

— ¿Un imprevisto? ¿O simplemente estabas demasiado ocupado para acordarte de nuestra cita?

— No, amor, te prometo que no fue así. De verdad quería estar contigo.

Charles suspira, aún sin girarse para mirar a Lewis.

— Ya sé que tienes un trabajo importante, pero a veces siento que no eres consciente de lo que realmente importa.

Lewis se acerca lentamente a Charles y se sienta a su lado en la cama, poniendo una mano en su hombro en un gesto de consuelo.

— Lo entiendo, cielo, y lo siento de verdad. Te prometo que haré todo lo posible para compensarlo.

Charles se queda en silencio por un momento, sintiendo el peso de la tensión entre ellos.

— Necesito tiempo para procesar todo esto. Es que.. No puedo creer que simplemente restes importancia. ¿No te das cuenta de lo importante que era para mí nuestra cita?.— Sus ojos amenazan con soltar lágrimas.

— Lo siento, pero no puedo controlar lo que pasa en el trabajo. Hubo un imprevisto, ¿qué más quieres que haga?

— Podrías al menos haberme llamado para avisarme. ¿No te importa en lo absoluto cómo me siento?

— ¡Claro que me importa! Pero no puedo cambiar lo que ya pasó. Deberías entenderlo.

— ¡Entenderlo! ¡Entenderlo! ¿Cómo puedo entender que siempre estás más preocupado por tu trabajo que por nuestra relación?

— No es cierto, amor. Solo necesito tiempo para...

— ¡No quiero escuchar más excusas! Estoy cansado de siempre ser lo último en tu lista de prioridades.

— Pues tal vez deberías pensar en lo que quieres de verdad. Yo no puedo seguir así.

Con esas palabras, Lewis sale de la habitación, dejando a Charles sintiéndose abandonado y desconsolado. Las lágrimas inundan sus ojos mientras lucha por procesar lo que acaba de suceder, enfrentando la cruda realidad de su relación fracturada.

MOTH TO A FLAME | Charlos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora