Megumi regreso a su casa después de haber pasado toda la tarde jugando en la casa de su amigo Yuji con aquel leopardo de las nieves el cual era tan pequeño.
Miro a todos lados, asegurándose de que su progenitor no estuviera por ningún lado, al ver que no estaba se quito sus zapatos, estaba por ponerse sus pantuflas cuando de la nada sintió la enorme presencia de su padre detrás de él, siempre era así, no lo entendía, ni siquiera lo habia visto ni lo habia escuchado llegar.
—¿En donde estabas?— Fue lo único que atino a preguntar el mayor mientras se cruzaba de brazos—.
—En la casa Itadori, perdón por no haber podido avisar— El pelinegro menor bajo la mirada, en si su padre nunca lo habia llegado a golpear, pero el aura y la posición de Toji era más que intimidante—.
—Esta bien, solo procura avisarme para la otra— Megumi asintió e iba a pasarse, pero su progenitor lo detuvo con su voz— ¿Y que hiciste ahí?, Fue inesperado que fueras a aquella casa sin avisar, ¿Algo en especial?—.
—No, nada— El menor se estremeció cuando vio a su padre inclinarse sobre él, obligándolo a cerrar los ojos—.
—¿Estuviste cerca de aquel perro callejero otra vez?— Pregunto Toji, quitándole el cabello blanco de lo que parecía ser de un animal de la sudadera de su hijo—.
—N-No... Yuji compro un gatito, su abuelo se lo dio hace poco... Como un regalo por sus buenas calificaciones— Megumi invento tan rápido una excusa que incluso llego a gritar sin darse cuenta— Y por eso... Por eso no puede avisarte, perdón, padre—.
Toji solo suspiro y negó, tiro el pelo a un lado y acaricio la cabeza de su hijo, haciendo que este se destensara, soltando un entrecortado y suave suspiro.
—Ve a bañarte y baja a cenar— El menor asintió y rápidamente subió las escaleras, sin notar como los ojos de Toji parecían brillar al ver el cabello blanco en el suelo... Seguramente una mina de oro estaba tan cerca de él que casi podía olerlo—.
Y así, finalmente y después de casi una semana los del circo se dieron por vencidos.
Kenjaku nada habia conseguido, todos les decían que no sabían nada, lo más razonable hubiera sido también mandar a varios de sus hombres mas haya del circo.
El pelinegro suspiro y negó, Mahito no le habia dicho nada desde aquella vez en que desapareció, solo se habia comenzado a comportar más raro de lo normal, así que ya que no tenían nada que hacer ahí, emprendieron nuevamente su marcha.
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Mi pequeño tú.
Science FictionSatoru, un pequeño leopardo de las nieves. Nació en una familia abusadora, de la cuál fue arrebatado por un malintencionado cirquero, su familia no le vio importancia ya que le daban una gran suma de dinero por ello. La escuela Jujutsu se enteró de...