Xx Capitulo 4. xX

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Mahito chasqueo la lengua, aquel vejete era astuto, desde hacia rato intento llevarse al mocoso de su lado sin éxito alguno, pues el mocoso de cabello rosa también parecía ser astuto pues aun si le brillaban sus ojos café ambarinos al ver los globos, juguetes o dulces no cedía y solo se aferraba a la mano de aquel viejo.

También intento bajarle la cartera, pero cada que estaba a punto de tomarla, el viejo ponía su mano, fulminándolo con la mirada, obviamente Mahito no era tonto y se disfrazaba de diferentes personas, pero aquel viejo parecía darse cuenta de que era él, ¡¡Pero como?!.

Mahito se quito con rabia el vestido y la peluca que llevaba.

—¡Ese maldito viejo!—.

Se quejo, lanzando toda su ropa a un lado, zapateando, haciendo un berrinche como si fuera un niño pequeño.

—¿Y ahora a ti qué te pasa?— Kenjaku alzo la mirada de su libro, viéndolo fijamente—.

Mahito se acerco al pelinegro y lo levanto de la silla, llevándolo hasta la abertura de la carpa por donde habia entrado y señalándole al viejo Wasuke a lado de su nieto el cual estaba emocionado por el hecho de que su abuelo le iba a comprar una manzana acaramelada,

—Que ese viejo de allá— Le señalo Mahito al canoso— Es tan jodidamente astuto que ni siquiera le he podido robar la billetera—.

Mahito siguió quejándose, una tras otra vez, dando vueltas y haciendo un berrinche por algo que nunca le habia sucedido antes, Kenjaku por su parte solo veía al pequeño peli rosado, viendo como los ojos cafés ambarinos brillaban de felicidad al tener la manzana entre sus manos.

—Jin— Fue lo único que pudo pronunciar Kenjaku—.

—¿Qué?— Mahito saco de su ensoñación y estupor a Kenjaku, haciendo que este rápidamente cerrara la carpa y volteando a verlo—.

—Tienes prohibido ir tras ellos, a ellos son los únicos que no puedes ni siquiera tocar— El pelinegro se dio media vuelta, caminando de regreso a su silla, intentando olvidar aquel agridulce recuerdo—.

—¡Pero Ken!, ¡¿Acaso no escuchaste mi plan?!, Tengo una ide-...— No pudo terminar cuando la mirada fulminante de Kenjaku lo detuvo—.

—He dicho que no los toques, ¿Entendiste?— Mahito solo asintió, alejándose ligeramente de Kenjaku—.

Yuji abrazaba el pequeño peluche que su abuelo le habia conseguido, habia sido el mejor día de su vida, se habia subido a los juegos mecánicos, habia jugado a las canicas, comió mucho algodón de azúcar y manzanas acarameladas, también un par de ho...

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Yuji abrazaba el pequeño peluche que su abuelo le habia conseguido, habia sido el mejor día de su vida, se habia subido a los juegos mecánicos, habia jugado a las canicas, comió mucho algodón de azúcar y manzanas acarameladas, también un par de hot dog's.

Ahora solo quería ver las otras atracciones como la mujer lagarto y esas cosas.

Iban a hacer fila para ver la mujer lagarto, cuando un hombre vestido de traje, pelinegro y de bigote, comenzo a gritar por un megáfono.

Mi pequeño tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora