Desde que tenia memoria siempre habia sido golpeado, insultado e incluso degradado a un punto que era extremista.
Sin embargo la comida nunca le hizo falta, aun si carecía de un nombre, aun si no sabia ni hablar o siquiera sabia como ponerse en pie, mínimo le daban de comer una vez cada 3 días y cuando lo hacían eran comidas a veces muy rica y a veces solo migajas.
Aunque a veces las comidas eran muy ricas y nutritivas, muchas veces terminaba con hambre, pues un cerdo o antílopes eran lo mejor que le podía pasar, sin embargo muchas veces las migajas que le daban eran de presas pequeñas como reptiles o en el peor de los casos roedores.
Con frecuencia terminaba llorando, rascando su ya maltratada y sangrienta pierna que estaba encadenada, ya habia olvidado cuantas veces su piel habia terminado rota de tanto que habia estado intentado zafarse.
Mínimo tenia una almohada, sucia y rota, pero tenia una, ¡Ah! y también tenia una manta, aunque habían algunas noches donde sentía mucho frio y al día siguiente despertaba enfermo... Pero como siempre, nadie lo atendía o escuchaba sus pequeños quejidos.
Tanto lo odiaban que un día una de las mujeres que le fue a dejar su "comida", chasqueo los labios y dijo:
—¿Enserio aun no te has muerto?—.
Por suerte el pequeño leopardo no sabia que significaban esas palabras, así que cuando se acerco y tomo el plato, sus pequeños dedos rozaron con la mano de aquella mujer que termino propinándole un golpe en la cara, gritándole que no volviera a tocarla.
Así que con tristeza el pequeño Satoru termino comiendo del suelo con un golpe en parte de su pómulo que termino haciéndose morado en cuestión de minutos.
Ese mismo día del dolor que sentía en su pómulo no pudo dormir, sollozando en voz baja, cubriendo su cara con su sucia almohada y con sus orejas bajas, en aquella solitaria, descuidada y sucia habitación.
Esa misma noche, alzo sus orejas al escuchar un ruido peculiar que venia desde afuera, eran como a lo que el pequeño describiría como un: "¡Pam!" o algo así, algo parecido cuando su "madre" lo golpeaba mandándolo al suelo del golpe y no solo su mejilla, si no que también su cabeza terminaban dañadas.
Así que con cuidado y observando a que nadie lo fuera a revisar esa noche, quito aquel pedazo de hueso de aquel pequeño hueco en su pared en donde solía ver el exterior, ver cuando las flores estaban hermosas, cuando se secaban y cuando una extraña cosa caía desde arriba y cubría todo a su paso.
Así que se pego y abrió su ojo, sonriendo ampliamente al ver algo haciendo "¡Pam!", como hacia un sonido pequeño y chirriante, para terminar en un enorme y hermoso "¡Pam!", su ojo brillaba, tan lindo y único, que aquellos ojos con heterocromía que lo miraban a lo lejos no lo dejaron pasar por alto.
Una sonrisa ancha y malévola cruzo por aquel rostro con cicatrices, una sonrisa que no auguraba nada bueno, una sonrisa tan siniestra que el pequeño leopardo no pudo ver por estar tan entretenido con algo nuevo que sus ojos veían.
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Mi pequeño tú.
מדע בדיוניSatoru, un pequeño leopardo de las nieves. Nació en una familia abusadora, de la cuál fue arrebatado por un malintencionado cirquero, su familia no le vio importancia ya que le daban una gran suma de dinero por ello. La escuela Jujutsu se enteró de...