Al final sí tuve que ponerme a estudiar porque ese examen del viernes va a estar difícil, según anunció el profesor por el chat grupal de mi clase. Así que después de hora y media viendo videos de nutrias y focas bebé en internet, tuve que dejar la pereza a un lado y ponerme a estudiar.
Amo mi carrera, la biología marina a sido mi sueño desde que tengo siete años, cuando mis padres en nuestras vacaciones me llevaron al Aquario del Pacífico en California, ver todos esos bancos de peces, los grandes arrecifes de corales, las focas marinas he incluso el estanque de tiburones fue todo una cosa espectacular para una Sal de siete años. Y desde que ví a Maggie la nutria, desarrollé un gusto culposo hacia ellos, ¡Es que son muy tiernos!
Mi punto es, que después de esa visita, no hubo otra cosa que llamara mi atención. Todo lo que tenía que ver con la vida marina me interesaba, quería saber más, alimentar mi cerebro de cría con toda esa información, muchas cosas de mi vida son cuestionables, como mi extraño sandwich de crema de cacahuate y pepinillos, (juro que sabe increíble) y mis antiguos amores adolescentes, y tal vez muchas cosas más, pero algo de lo que ni yo dudo es sobre mi pasión con la biología marina. Un gusto que se a mantenido durante catorce años debe de ser una clara pasión.
He tenido varias oportunidades de convivir con la vida marina, como en aquel viaje accidental de una semana que hicimos a Australia, pude nadar con delfines bastante amigables y ver la Gran Barrera de Coral y bucear alrededor, aún tenía fotos colgadas en mi habitación de ese viaje y con una tortuga que se parecía mucho a Crush, la tortuga de Buscando A Nemo por su nadar relajado y porque tenía una tortuguita temeraria nadando a su alrededor que eventualmente se le subía al caparazón.
A mí no me van a engañar, eran Crush y Chiki.
Y puede que la universidad a veces se ponga del asco con tantas clases y proyectos que entregar, pero si tengo que pasar todo eso para tener un título oficial que diga que soy bióloga marina, pues adelante, porque ese a sido mi sueño y mayor meta desde los siete.
Este último semestre no me lo va arruinar ni el profesor más amargado.
Dejo todos los libros necesarios sobre el escritorio, saco mi libreta de apuntes, un lápiz y un marcador brillante para resaltar lo más importante en mis notas. En este exámen de ecología II, que es una de mis dos materias optativas, tengo que tener la mejor nota.
Para más concentración conecto mis auriculares y reproduzco Bones, mi canción favorita. Si habría conocido esta canción en mi adolescencia, definitivamente ahora no tendría tantos problemas. Muchos creen que me gusta por el ritmo animado, y sí, es una de las cosas que me gusta de la canción, pero no es la principal. La letra es una gran inspiración, está todo en un lenguaje metafórico que habla sobre la fortaleza y la capacidad de superar los desafíos que tengamos.
Es como la canción que necesitas cuando crees que no puedes con una situación, cuando tus pensamientos te carcomen y no sabes cómo salir de ese vacío. Me gusta creer que Bones es un himno a la determinación y al coraje que tienes oculto dentro de ti, funciona como una invitación a reconocer tu magia interior, «Magic in my Bones» cobró sentido cuando lo empecé a ver con esa lógica. Aún cuando las cosas puedan parecer desalentadoras, aún cuando creas que todo va a poder más que tú, la canción te recuerda que tienes una fuerza intrínseca y, sobretodo, mágica dentro.
A veces solo quisiera volver en el tiempo y ponerle unos auriculares a la Sal de dieciséis años que pasó por una dura ruptura amorosa, limpiarle las lágrimas y decirle que, aunque ahora no todo parezca bien, tendrá la suficiente fuerza para salir adelante.
Ella salió adelante, y le volvieron a hacer daño.
Muchas personas necesitan entender lo que cuesta reconstruirse, las lágrimas que conlleva, el esfuerzo, el miedo, si supieran que es un proceso que asusta mucho pero que estás conciente que es lo correcto, eso no impide sentir miedo a recoger tus partes rotas, si lo supieran no tendrían la poca empatía para volver a dañar a ese alguien, es triste saber que hay personas que no le importan en lo absoluto rompernos y dejarnos vacíos.
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Historia De Dos Corazones (Verdades O Mentiras #1.5)
Historia CortaRehacer y hacer. Ambos siendo dos términos diferentes para dos personas diferentes. Damiano Leoni quería rehacer su vida con su hermana menor lejos de un hogar que años atrás dejó de serlo. Sal Spears solo quería vivir su vida lo mejor que podía s...