6.- Carrera.

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Canción: ??
Advertencia: Toca temas delicados como: Violencia, Drogadicción, Mutilaciones, etc.
Contenido: Chico x chica



















Mi respiración se entrecortada, mis piernas dolían y ardían de tanto que llevaba corriendo, entre nuevamente a un callejón, busque con mi mirada un lugar donde esconderme sin éxito, aprete nuevamente con fuerza el dije en forma de cruz con un diamante rojo en el centro, el rubí brillo nuevamente emitiendo un muy leve sonido casi imperceptible.

—¡Rápido! -mi corazón latió aun más fuerte al escuhar ese grito-

No podia detenerme ahora, vi la salida del callejón y con las pocas fuerzas que me quedaban acelere, pero toda esperanza de salir ilesa se fue al ver como un hombre salía de la nada con un bat de béisbol y antes de que pudiera detenerme por voluntad propia el bat me golpeó sacándome el aire, la poca comida que había ingerido esa tarde subió por mi esófago quemando por dentro mi garganta. No vomite pero el asqueroso sabor y sensación me hicieron sentir asqueada, mis ojos vieron negro, mis oídos escucharon un chillido estático por unos cuantos segundos antes de escuhar risas.

—¿Ahora que linda? -sentí como tomaban mi cabello y me jalaban-

—¡Sueltenme! -grite tratando de safarme- es mejor que me dejen tranquila por que cuando mi novio llegue

—¿Que? -rio el más alto de todos ellos- ¿que nos hará?

Me arrastraron hacia el centro del callejón mientras yo luchaba por quitarlos de mi lado, estaba entrenada en esto pero el golpe en mi estómago me debilitó en gran manera, podía sentir mi cuero cabelludo arder y tal vez sangrar por mechones que fueron arrancados. Mis ojos picaban pero no les daría el placer de verme llorar, lucharía hasta estar fuera de sus garras aunque eso significará morir.

—¿Sabías que tu queridisimo novio nos debe dinero? -dijo el más alto y se agacho a mi altura-

—El a ustedes no les debe absolutamente nada -dije con asco y le escupi-

Un golpe en mi mejilla izquierda hizo que mi rostro se volteara con fuerza lastimando un poco mi cuello, sonreí y pose mi mirada nuevamente en el hombre frente a mi.

—Ya veo por qué razón no eres muy reconocido entre las mafias -eso pareció enojaron ya que me golpeó nuevamente- ¿te dolió? -escupi sangre y reí bajo- entonces es cierto que golpeabas a tu madre ¿no?, por eso tu padre te expulsó

—Cierra la boca -dijo enojado, su mandíbula estaba tensa y las venas de su cuello sobresalían- ¿no te enseñó tu novio a mantener la boca cerrada?

Los golpes comenzaron ahora con más fuerza, lograba detener algunos pero eso lo hacía enojar más, entre más tiempo pasaba parecía desbordar cada vez más en enojo, sus golpes se volvieron más violentos, uno tras otro y no pude detener casi ninguno.

—Ey -un grito retumbó por todo el callejón-

Disparos y los cuerpos de los hombres que me rodeaban cayeron al suelo, seguían con vida podía verlo en sus rostros, pero estaban paralizados, mis ojos se posaron en aquel hombre de ojos verdes que me miraban con preocupación, me sentí segura en cuanto sentí su presencia.

—Subanlos a las camionetas -ordenó con voz profunda- tengo que enseñarles que no pueden tocar a mi mujer

Mientras decía lo último me tomo con mucha delicadeza entre sus brazos suspiré y me recargue en su pecho con cansancio, la adrenalina comenzaba a abandonar mi cuerpo por lo que todo de mi comenzó a doler.

Las calles pasaban con rapidez mientras miraba por la ventana como avanzábamos, podía sentir su mirada en mi cuerpo, analizandome, lo mire y sonreí al ver sus ojos cubiertos en arrepentimiento.

—Vuelves a mirarme de esa manera -avise y el suspiro- estoy bien, solo me duele un poco el cuerpo

—Esto no debió haber pasado -suspiré y ome su mano-

Me recargue en su cuerpo susurrando pequeñas palabras tratando de consolarlo, en cuanto llegamos a una gran bodega a las afueras de nuestra cuidad bajamos. Pude ver a un par de conocidos guardando unos paquetes de metanfetamina en un gran bolso negro y llevándolo a una camioneta blindada, en una de las esquinas estaban los chicos de siempre metiéndose cocaina hasta por las orejas, como cada noche que algo les salía mal.

Pude ver como ya tenían a los hombres atados en unas sillas mientras preparaban las cosas con las que mi futuro esposo los atormentaria por horas, si bien esto debería estar mal me hacía sentir emocionada de cierta forma, el como su mandíbula se tensaba y sus ojos pasaban a tomar un brillo siniestro, eso me encantaba.

Y el show empezó, vi sus manos apretar con fuerza una de las herramientas que utilizaría, sus venas se marcaban por la presión, sonreí ladrando un poco mi rostro, me encontraba sentada a unos cuantos metros de ellos, detrás de mi estaba Sebastian, el chico que debía estar conmigo siempre dia y noche pero que no estaba hoy por que su mujer acababa de dar a luz a una hermosa bebé.

Los gritos de los hombres comenzaron en cuanto mi chico comenzó a cortar sus dedos poco a poco, uno de los chicos que se encontraba en los efectos de la cocaina acercó un azador hondo sin las rejillas y comenzó a colocar carbón y algunos troncos de madera. Mis ojos volvieron nuevamente a mi chico quien ya tenía su camisa arremangada y hundía una daga que el mismo había forjado en el muslo del hombre que me había golpeado, todo parecía ir en cámara lenta, mi corazón latía emocionado al ver sus ojos hundidos en la locura y odio.

—Lamento lo que pasó -un susurro me distrajo y mire sobre mi hombro a Sebastian-

—No es tu culpa -murmure y volví mi atención nuevamente al charco de sangre frente a mi-

Me acomode en mi asiento en una mejor posición que no lastimara mi pierna derecha y sonreí viendo como los hombres maldecían y amenazaban de distintas formas a mi prometido mientras el se enfocaba en seguir con su trabajo. Los trozos de piel y extremidades comenzaron a inundar el suelo poco a poco, dedos, manos un trozo de algún muslo, un par de orejas, etc. Sebastian por fin se alejo de mi lado solo para tomar el fierro caliente, al rojo vivo a mi hombre quien lo tomó y sin esperar demasiado, ignorando las suplicas lo coloco en la piel del que decía ser "el jefe", el grito retumbó por todo el lugar.

Los que estaban presentes ahí siguieron con lo suyo sin prestarles atención a nada a su alrededor, unos contaban dinero, otros apiladas los fajos, unos envolvían las drogas y otros las iban apilando en unas estanterías.

Las horas pasaron lentamente hasta que los corazones de los cuerpos mutilados no pudieron más, había un mar de sangre y partes de cuerpos por todos lados, me puse de pie con ayuda de Sebastian quien me acompaño a la camioneta.

—Tu padre me habría matado también -la voz de mi guardaespaldas me saco de mis pensamientos y rei-

—No lo habría dejado lo sabes -el asintió y me miró con esos hermosos ojos brillantes- te conozco prácticamente desde que nací, jamás dejaré que te lastimen lo prometí

Esos ojos que cuando era una adolescente me tenían loca, esos ojos que cada que mis padres no estaban me miraban con atención, ternura y comprensión, esos ojos que habían dejado de verme cuando ambos al cumplir los 20 se enamoraron de otra persona con la cual ahora 5 años después hacemos nuestras vida.

—Sabes que te protege con mi vida -me sonrio y yo negue-

—Ahora hay personas más importantes Sebas -sus ojos brillaron de una manera extraña y asintio-

—Tienes razón-dijo en un susurro y me ayudo a subie en la parte de atras- aun así hice un juramento a tu padre, ese mismo juramento que te hice a ti y lo haré a tu matrimonio en cuanto Rodrigo sea tu esposo

En cuanto dijo lo último sonreí feliz, la sola mención de aquel hombre que me robaba suspiros me hizo emocionarme, el recordar en el trayecto de regreso a casa el como mis ojos chocaron con aquellos hermosos ojos verdes aquel día en el que me había perdido entre las extensas calles de Buenos Aires, su mirada estaba fija en mi, ambos nos habíamos quedado estáticos sin saber como reaccionar ante aquella ola de sentimientos.

Si ese día no le hibiera preguntado por la dirección que buscaba no se que estaría pasando con mi vida en este momento.























Uno más, algún otro streamer?
Espero que les haya gustado

One Shots - StreamersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora