Sin importar el sentimiento de nihilismo que me invadía, destrozaba y enfrentaba cada idea que me atormentaba.
Realmente siempre me pregunté a mi misma, si lo malo que alguna vez hice podría olvidarse con el pasar del tiempo.
Pero la culpa es de las pocas cosas que no tienen final.
Comienza siendo un pequeño sentimiento, y de ahí trae el remordimiento.
Hasta que se vuelve una tempestad difícil de controlar.
Entonces me pregunto cómo es la vida en tranquilidad
Cuando cada día mi mar se llena de tormentas que llevan todo, que desbordan su agua
Entonces me pregunto, ¿Cómo se sentirá la paz?
Y se vuelve un remolino, un espiral sin un principio ni un final.
Hasta que respiro, llego en ese momento en el que me doy cuenta, que me doy cuenta de el verde pasto que me rodea
Me doy cuenta de la lluvia que llena las cubetas, que hidrata la tierra.
Entonces dejo de mirar el dolor como una debilidad
Sino como una necesidad, pero dejando atrás la culpa.
Mi lugar ideal no se va a poder formar sin unas lágrimas, pero siempre vale la pena avanzar.
La paz y la calma llega en temporadas, para volver a las lluvias y nevadas.
Quizá solo así sepa apreciar lo que tengo y hay
Quizá solo así, con este dolor de lo creí que era malo, mi cultivo crecerá fuerte.
Porque solo quizá, aquellas personas que sienten culpa son las que aprenden del pasado y quizá las que no, no viven en ninguna parte.
ESTÁS LEYENDO
Si un día...
PoetryHecho por y para mí. Una dedicatoria por si quiero recordarme. Querida yo: La mentira más grande que te has impuesto, es que no puedes cambiar lo que te sucede. La vida nunca se ha visto reflejada en quién sacrifica más, pero en quién está dispuesto...
