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Cuando Beomgyu entró en casa la mañana siguiente, después de haber salido a correr durante poco más de dos horas, Yeonjun finalmente se encontraba despierto.

Beomgyu retiró los audífonos, pero los mantuvo sobre su cuello y evitó sonreír al ver a Yeonjun levantarse del sofá, acercándose a él con los brazos abiertos.

No habían encontrado la forma de adaptarse únicamente en el sexo, sino también al cenar y dormir juntos.
Yeonjun lo había arrastrado hasta la habitación que le pertenecía y lo había apresado entre sus brazos hasta esa mañana cuando, con dificultades, logró escapar hacia la ducha y a su rutina de las mañanas de correr.

Beomgyu se sacó del bolsillo la caja que había comprado de regreso a casa, y esta misma la empujó contra el pecho de Yeonjun cuando estuvo a punto de abrazarlo.

-Eso es para tí. Para que dejes de ser un jodido idiota.

-¿Para mí? -Fue la pregunta que Yeonjun hizo mientras inspeccionaba la caja de condones. -¿Estás muy seguro?

-¡Oh, lo siento! -Beomgyu fingió sorpresa y vergüenza. Uno exactamente enseguida del otro, mientras le arrancaba de las manos a Yeonjun lo que acababa de darle. -¿No es usted Kim Yeonjun? ¡Por dios, lo siento tanto!
¿De casualidad sabe dónde puedo encontrarlo? -Le dió finalmente una mirada fría y no pudo contener la sonrisa cuando escuchó a Yeonjun reír. -Por supuesto que para tí. ¿Para quién más sería?

Le lanzó la caja de regreso antes de comenzar a sacar las prendas deportivas de su cuerpo.
Yeonjun lo miró atentamente.

-Entonces: ¿Cuál es el significado de no ser un «jodido idiota»?

-Sí, sobre eso... -Beomgyu tomó del respaldo del sofá el suéter y los pantalones cortos que había usado para dormir, como reposición de su pijama.
Terminó de vestirse y caminó en dirección a la cocina, pasando frente a Yeonjun. -La próxima vez que tengamos sexo-...

Beomgyu escuchó el sonido de la caja cayendo al suelo, pero no tuvo tiempo de procesarlo.
Yeonjun atrapó su mano antes de que pudiera estar lo suficientemente lejos.
Con un tirón lo hizo retroceder y chocar en su pecho, sonriendo de una manera peculiar, casi presumida.

Con sus rostros a centímetros de distancia, Yeonjun lo besó.

Apenas en la madrugada, cuando Beomgyu le reclamó por estarlo sofocando bajo las mantas, Yeonjun lo había besado hasta que Beomgyu no se dió cuenta que se había dormido.
De eso hacía casi siete horas, que significaba demasiado tiempo, por lo que arrugó entre sus dedos la playera suelta de Yeonjun y se deshizo en su agarre; en su boca.

Beomgyu no podía admitir lo bien que había dormido en una cama que no era la suya y que no le recordaba para nada a su prometido, mientras se acurrucaba más adentro en el pecho de Yeonjun. Sin embargo, podía admitir que embriagarse con los besos de Yeonjun era lo mejor que había experimentado en demasiado tiempo.

Cuando tuvieron que separarse, el aliento se les había acabado. Yeonjun le sonrió, dándole pequeñas caricias con los pulgares a los costados de su cintura, donde lo sostenía.
Un momento más tarde, lo escuchó burlándose.

-La siguiente vez, ¿eh? -Él se encogió de hombros simplemente, sin apartarse cuando Yeonjun rozó las puntas de sus narices juntas. -¿Te gustó tanto que estás dispuesto a repetir?

-Esa no es la pregunta correcta.

-¿No lo es? -Beomgyu respondió con un movimiento de cabeza. -¿Entonces cuál lo sería?

-Si me gustas tanto para estar dispuesto a repetir a pesar de lo malo que estuviste. -Escuchó a Yeonjun reír contra su mejilla cuando recorría todo el costado de su cara con los labios. Se alejó, tratando de soltarse del agarre firme, pero no lo logró. -Déjame ir. Debo tomar agua o voy a deshidratarme.

¡Hey, Noona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora