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Beomgyu no recordaba cuando había sido la última vez que se aburrió tanto.

Con una copa de vino en la mano, las piernas muy juntas y la espalda recta, se sentía como un estúpido maniquí. O, quizás, como un muñeco inflable.
Tenía que estar allí, solamente viéndose lindo, sonriendo y esperando la hora en la que Taehyung quisiese cogerlo para marcharse.

Odiaba las reuniones de trabajo a las que Taehyung solía asistir sin falta, pidiéndole acompañarlo.

Ese no era el mundo en el que se desenvolvía. No estaba preparado aún para ser lindo con la misma sonrisa amable y estúpida durante un tercio de la noche.
Él era aún más lindo siendo tal cual se reconocía, mostrando su exótica belleza y su sensualidad natural, que brotaba de cada poro de su piel mientras se movía. Su mundo se sentía como lo más complejo en lo que había soñado, pero al mismo tiempo como la mayor forma de libertad. Un lugar en el que podía ser él mismo, perder un poco la cabeza pero jamás la cordura.

Taehyung no estaba acostumbrado a visitar los mismos lugares que él y, aunque lo había intentado, había madurado tan pronto en su vida, que incluso al divertirse no había podido seguirle el paso.
Beomgyu sabía que estar insatisfecho no era ninguna justificación para su comportamiento de los últimos días, pero de igual forma se había prometido terminar, utilizando firmemente sus límites antes de poder llegar a un punto sin reversa.

Cuando lo habló con Heeseung, su confidente de toda la vida, su reacción no le sorprendió.

“—Joder, hermano… este camino será duro para tí. —Recordó aquella mirada de pena y juicio, y se avergonzó sólo un poco nuevamente. —Asegúrate de no quemarte con este juego tuyo, o ponle un final definitivo al hombre este, porque Taehyung es importante en tu futuro. Puedes decidir lo que realmente quieres, pero no puedes jugar a los dos más uno, porque no se puede.

Vió a Taehyung sonreír y reír con su cabeza moviéndose hacia atrás sobre su cuello, pero estuvo tan seguro que no era ni la mitad de divertido lo que sea que hubiese escuchado, de lo que parecía. Sus miradas se encontraron y Beomgyu, sin pensarlo demasiado, hizo el gesto más inmoral que estuvo grabado en su sistema.
Ni siquiera lo hizo reír. La angustia que se reflejó en el rostro de Taehyung se lo dijo: «Lo estás cagando».

Sonrió falsamente, se puso de pie y movió sus dedos en una despedida.

Él ni siquiera recordaba la dirección en la que se encontraban, así que tuvo que esperar a Taehyung hasta el final. Todavía, no hubo impedimento para ir hacia el balcón y respirar el aire fresco que golpeaba su rostro como si quisiera empaparlo.

Su teléfono vibró en su bolsillo en el momento en que sus codos se apoyaban en el mármol alrededor. Lo sacó y, para su buena suerte y su mala determinación, el contacto hizo que se volviera un poco enfermo.

YJUNC.
¿Aburrido, vida?
¿Hay algo que pueda hacer que mejore esa carita de cachorro enfermo?

Miró en todas direcciones, pero no pudo encontrarlo. Tomó un gran respiro antes de abrir el nuevo mensaje que hizo vibrar el celular en su mano.

YJUNC.
Abrir imágen sólo una vez.

Incluso si tosió, ahogarse fue la menor de sus posibilidades.
Beomgyu se volvió indecente e inmoral cuando los múslos abiertos de Yeonjun, envueltos casi nada por la tela blanca de los bóxers, apareció. Era una imágen recortada, pero con sólo eso había logrado una reacción su cuerpo.

¿Cómo demonios te atreves?
Estoy con tu padre ahora mismo, ¿qué tienes en la cabeza?
Asquerosamente caliente.

YJUNC.
¿Eso significa que no quieres ver el resto?:(
¿Estás feliz donde estás? Yo odio esos lugares.

¡Hey, Noona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora