Capítulo 14†

299 20 7
                                    

—Déjalos. —Pronunció Toneri a una de sus marionetas informantes respecto a los intrusos que llegaron a la isla. —No hagas nada hasta que la tenga a ella. —Le advirtió Toneri que ya había realizado el transplante de los ojos de la niña Hanabi, por eso utilizaba una venda en los ojos para resguardarlos de la luz.

—¡Oh! Sus ojos se están moviendo de nuevo. ¡Increíble! Este Byakugan es muy puro. —Se decía el Otsutsuki maravillado.

(•)

En la isla había caído la noche y entre todos habían montado una carpa para pasar la noche en resguardo, mientras tomaban turnos para vigilar. Por suerte no tuvieron ningún percance y la noche paso tranquilamente.

A la mañana siguiente bien temprano, Sai volvió a desplegar sus enormes aves de tinta para comenzar a explorar la isla.

—Veo un pueblo 20 kilómetros más adelante. —Les proporcionó Hinata a sus compañeros.

—¡Bien, vamos! —Ordenó Shikamaru. Mientras se dirigían hacia allá.

Hinata le echó una especulativa mirada a su compañero rubio, desde ayer se comportaba extraño y taciturno con ella, pero también con los demás y era muy raro en él, que siempre estaba tan enérgico incluso en situaciones límites. Tal vez en algún momento ella podía preguntar por su bienestar y quizás el Uzumaki le podía confiar que era lo que lo tenía tan contrariado, ella estaba segura que era algo referente a ella.

Cuando sobrevolaron el pueblo se dieron cuenta que era un pueblo desértico. —No hay nadie aquí. —Hinata fue la primera que hablo.

—Este pueblo fue construido hace varios siglos. —Les contó el Nara, en el pueblo y en los edificios se notaba que el tiempo y el abandono hizo su trabajo en él. —Nos dividiremos y buscaremos. —Les dirigió Shikamaru y todos se dispersaron.

Sai se bajó de su ave de tinta y empezó a recorrer los caminos del descolorido pueblo. Se agachó cuando en su camino encontró un antiguo kunai desgastado. —Así que esto si es una aldea shinobi. —Apreció en voz alta el pelinegro, tomando la herramienta entre sus manos.

Sakura se sorprendió al descubrir que algunos edificios fueron destruidos a causa del fuego.

Y Shikamaru que se había aventurado dentro de uno de los edificios con un candil en mano, abrió ampliamente sus ojos. —¿Qué es esto? —Dijo acercando la luz a las miles de calaveras y huesos humanos que fueron puesto estratégicamente en las paredes del lugar.

—Hubo una guerra hace tiempo. — Adivino el Uzumaki analizando algunos restos de batallas que aún persistían en el lugar. Hinata recorrió con Naruto en busca de algo que pudiera ser de ayuda, pero hasta el momento no hallaron más que ruinas de una vieja batalla.

Mientras seguían revisando los alrededores, Hinata cuando vio al rubio detenerse en una fuente de agua clara y beber de ella, pensó que era un buen momento para preguntarle. —Naruto-kun, —Comenzó por llamar su atención, el rubio le hizo un gesto para hacerle saber que estaba atento a ella. —Desde ayer te noto un poco distante e incluso triste, ¿Hay algo en qué pueda ayudarte? ¿Quizás hablar con alguien te pueda ayudar? —Le comentó amable pero atenta a la reacción que provoco sus palabras en él.

—Gracias, Hinata, pero creo que serías la persona menos indicada para escuchar mis problemas. —Naruto quiso golpearse la cabeza contra la pared repetidas veces ante las palabras chocantes y rencorosas que utilizo para responderle, Hinata parpadeo confundida y entristecida por el tono cortante con el que le dirigió la palabra, sí antes tenía sus dudas ahora estaba segura que el malestar del aspirante a Hokage era por ella, pero lo que no sabía era el motivo del mismo, que ella supiera jamás hubo un conflicto o un entredicho entre ambos. Su mirada perlada se entristeció y no supo que decir.

Goddess Of The Moon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora