ㅡ¿Qué hacen, mis amores? ㅡJennie se acercó a Rosé y Sang-Hoon, ambos arrodillados con expresión de concentración y manos laboriosas.
Rosé alzó la vista cuando sintió a Ji-Hoon removerse en brazos de su madre. Limpió rápidamente sus manos en el overol de mezclilla que llevaba puesto y tomó al pequeño cachorrito.
ㅡHoonnie, ese no, amor ㅡllamó la atención del niño cuando divisó su manito cerca de lo que parecía ser lechuga, pero sin despegar sus ojos de Ji-Honnㅡ debes cortar las malitas y esa está bien.
Jennie rio con ternura cuando los ricitos del alfita rebotaron en su frente al asentir. De igual manera, tomó la gomilla que descansaba en su muñeca en caso de querer recogerse el cabello, y armó una pequeña coletita. Habían intentado cortar el cabello de Sang-Hoon, más que nada para la comodidad del niño, pero se había negado, alegando que quería tenerlo tan largo y bello como el de su mami.
ㅡ¡Huerta con mamá, mami! ㅡchilló entusiasmado.
ㅡEso veo, amor. ¡Lo están haciendo muy bien!
ㅡMamá dijo: ¡Sacar las malitas! y luego, me dio esto ㅡelevó una palita amarilla con punta triangular, demasiado afilada a ojos de la omega.
ㅡAlfa, no debería estar cerca de algo tan puntiagudoㅡle recriminó a Rosé.
ㅡOmega, si no lo dejamos tocar y sentir ¿cómo va a aprender? Además, prometo que lo estoy vigilando. Debe hacer las cosas por sí mismo.
Jennie sonrió en grande ante la declaración, su loba aullando dentro de su pecho por la increíble alfa y madre que tenían.
ㅡTienes razón ㅡbesó su mejilla y labios para luego dejarse caer de rodillas a un ladoㅡ ¿puedo ayudarlos?
ㅡ¡Mami ayuda! ㅡgritó entusiasmado Sang-Hoon. Sin embargo su ceño se frunció de manera repentina cuando la manito de su hermano se apretó sobre las hojas de una zanahoriaㅡ esa no, Ji-Honn... mami dijo malitas.
ㅡCreo que debes enseñarle a tu hermano cuáles son las malitas, cachorro ㅡintervino Rosé una vez más, cambiando la expresión del niño por completo.
ㅡ¡Sí! mira, hermanito, las malitas tienen color cafecito, así como el cabello de mami. Esas ya no viven.
ㅡBuen, cachorro.
Ji-Hoon no le tomó demasiada importancia a lo que Sang-Hoon decía, más bien se entretuvo con el colgante de su madre y los bonitos tatuajes de Rosé, en cambio, siguió instruyendo al mayor en horticultura.
Entre los cuatro, más bien tres, pero se apreciaba el apoyo de Ji-Hoon entre balbuceos, cortaron la hierba mala, trasplantaron algunas plantitas y sembraron nuevas semillas.
Sang-Hoon terminó llenó de tierra húmeda, de pies a cabeza, sin su sombrerito amarillo que Jennie le colocaba cada vez que salía de la casa, y pies descalzos. La alfa mayor no estaba muy alejada, con suciedad hasta debajo de las uñas y cabello. El único que había terminado medianamente bien había sido Ji-Hoon, ya que se había quedado dormido sobre el pecho de su mami.
ㅡVayan a darse una ducha, apestositos ㅡJennie rio cuando los vio intentar ingresar a la cocina de esa formaㅡ haré algo rico para almorzar y cuando estén limpios y relucientes, comeremos.
Rosé se carcajeó cuando Jennie rehuyó de sus labios. La omega nunca le negaría un beso, pero realmente estaba muy sucia. Se conformó con un suave toque de caderas y marchó escaleras arriba con su hijo.
Tiempo después, y mucho tallado con esponja, bajaron a tropezones. Ninguno de los dos quería estar más tiempo lejos de los otros dos integrantes de la familia. Jennie se puso de rodillas en el suelo y abrió sus brazos. Rápidamente, Sang-Hoon se estrelló contra su pecho y luego fregó su frente de un lado a otro en la fuente aromática para llenarse del aroma de mamá.
Rosé no se quedó atrás, apresando a Jennie entre sus brazos para llenarse y llenarla, a la vez, de su esencia. Gruñó quedito cuando se separaron, pero sus hijos terminarían arrancándole un brazo si no eran alimentados en un tiempo reducido.
Jennie susurró algo así como "solo espera que se duerman" y se desplazó a la cocina con una sonrisita coqueta. No se avergonzaba de admitir que luego de tantos años su omega seguía atrayéndole en la misma o incluso mayor magnitud.
Devoraron la lasaña, receta secreta del linaje de la omega, en menos de lo esperado. Los tres con expresiones satisfechas y pancitas hinchadas.
ㅡYo me encargó de los platos, omega ㅡdecretó Rosé.
ㅡEstá bien, iré a acostar a los niños para que tomen su siesta. Nos vemos en el nido.
Besó una última vez sus labios y desapareció con ambos cachorros.
Estaba tan enamorada de esa mujer.
El plan de que algo más sucediera en el nido se vio frustrado cuando en un ataque repentino de mamitis, como solían denominar el momento en que los niños se negaban a separarse de Jennie, atacó sin previo aviso.
Sang-Hoon no pensaba salir del calor y reconforte que el bonito nido de su mamá le daba, ¡incluso obtenía besitos en la frente! Por lo que Rosé se tuvo que conformar con besitos esporádicos y suaves caricias.
Cuando cayó la tarde, Jennie tuvo la magnífica idea de preparar un pastel de zanahoria con las cosechas de la mañana. Se colocó su bata y cuando estaba por salir de la habitación escuchó un pequeño:
ㅡ¿A dónde vas, mami?
ㅡA la cocina, amor, prepararé un pastel.
ㅡ¡Voy contigo!
Sang-Hoon saltó de entre los brazos de su mamá y rápidamente estaba tomando la mano del omega. Jennie sonrió con cariño mientras reía apenas por el gruñido adormilado de Rosé.
ㅡEsperenos... también vamos con ustedes ㅡmurmuró Rosé para luego pasar ambas manos por su rostro intentando quitar todo rastro de sueño.
Imitó la acción de las otras dos personas al ponerse de pie para luego tomar a Ji-Hoonentre sus brazos. El cachorrito se desperezó un poco, pero con aún atisbos de energía.
Ya en la cocina, la omega se encargó de colocar todos los ingredientes necesarios sobre la mesada de granito, desde harina, huevos, zanahorias, azúcar y demás. Sang-Hoon no entendía demasiado que debía hacer, aunque se mantenía firme sobre su banquito a un lado de su mami.
ㅡBien, debemos colocarnos nuestros delantales y gorritos ㅡexclamó Jennie con alegría, porque sí, la omega había mandado a hacer delantales y gorritos de chef personalizados para toda la familia, incluso para el cachorrito menor.
ㅡ¿Qué sigue, omega? ㅡinquirió Rosé con una sonrisita de lado por el entusiasmo.
ㅡPrimero mezclamos los sólidos, ten Sang-Hoon, tú puedes encargarte de eso. ¡Así es, muy bien! ㅡle pasó la cuchara de maderaㅡ luego los huevos, la zanahoria rallada y el azúcar con el aceite.
Todos se pusieron en sus tareas. Terminó siendo una actividad muy entretenida de realizar en familia y realmente apreciaba esos momentos con su lobita llenandose de regocijo. Sin embargo, al rato terminaba llorando entre los brazos de su alfa al pensar que pronto sus cachorros se irían de casa. Rosé solo besaba su frente y susurraba: "Omega, tienen tres y un año, falta demasiado tiempo para eso" pero en el fondo su lobita no se convencía de nada.
Metieron la mezcla al horno y se sentaron los cuatro frente a la puerta transparente. Sang-Hoon y Ji-Hoon cayeron dormidos rápidamente, con el estómago lleno de bocadillos que Jennie había preparado en el proceso.
Definitivamente había sido un día agitado.
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The family's farm | Chaennie
FanfictionRosé y Jennie se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritos. ¿P...