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ㅡ¡Mami! ¡Mami! ¡Mira! ㅡla vocecita se extendió por toda la estancia.

ㅡ¡Te estoy viendo, Hoon, lo haces excelente! ㅡJennie devolvió el llamado con ambos pulgares hacia arriba, aunque en realidad muy en el fondo estaba muerto de nervios.

Rosé le estaba enseñando a su hijo mayor a montar a caballo. Si bien Sang-Hoon todavía era pequeño, era una buena edad para empezar a adquirir un poco de práctica. Además, su mamá estaba justo detrás de él agarrándolo fuertemente de la cintura haciéndole saber que nunca le sucedería nada en su presencia.

ㅡMira, bebé, debes tomar las riendas con fuerza pero sin llegar a lastimar al caballo. No jales, solo mantenlas para sentirte seguro y hacerle saber que tienes el control ㅡinstruyó la alfa.

Sang-Hoon, con toda la fuerza que sus pequeñas manitos le otorgaban, tomó ambas tiras y apretó. De igual manera, Rosé lo ayudó cubriendo con su propia mano. Dieron un par de vueltas a la gran estancia, acostumbrando al animal a su peso y control. Si bien las yeguas de su propiedad eran amables y tranquilas, no estaban demasiado acostumbradas a ser montadas, por lo que debían andar con un poco más de cuidado.

El niño reía cada vez que el viento alborotaba su cabellos mientras Rosé solo pensaba en que debían cortarlo porque ya se encontraba a la altura de la espalda alta. Jennie se negaría, definitivamente, aunque ambas respetarían la decisión que Sang-Hoon quisiera tomar. Si lo quería largo, así sería, y sino, también estaba bien.

De vez en cuando los talones del cachorro rebotaban en la silla de montura, dado que todavía no llegaba a los estribos. Reía en alto cuando el animal relinchaba y ronorneaba poco después cuando su mamá besaba sus mejillas.

Estaba disfrutando a pleno la experiencia.

Dieron un par de vueltas más cuando decidieron que ya era suficiente. Rosé bajó de un salto y luego estiró sus brazos para recibir allí a su bebé. Posteriormente, lo dejó en el suelo riendo apenas cuando lo vio corretear hacia su mami.

—¿Te divertiste con mamá, cachorro? ㅡmurmuró Jennie una vez lo recibió entre sus brazos.

—¡Sí! No tuve miedo, mami... mamá estaba ahí.

ㅡMe alegra escuchar eso. Sabes que con mamá siempre estaremos para ti y tu hermano.

—¿Ji-Hoon? ㅡsusurró cuando no lo encontró.

ㅡEstá tomando su siesta, ¿te gustaría acompañarlo?

Sang-Hoon no respondió, sino que simplemente asintió con la cabeza. El viaje con su madre justo debajo del sol lo había dejado agotado. Por más que el verano se estuviera yendo para dar paso al otoño, el calor aún se sentía demasiado fuerte.

Jennie se puso de pie con rapidez, su vestido ondeando por detrás y el sombrero de paja balancenadose. Afianzó a Sang-Hoon a su cintura y se dio la vuelta para ingresar de nuevo a la casa.

El cachorrito menor ronroneaba entre sueños en un pequeño nido que la alfa mayor había hecho para ellos justo en una de las esquinas del salón. Sang-Hoon fue depositado con delicadeza a su lado y pronto ambos se abrazaron en busca del calor contrario.

ㅡDuerman bien, mis cachorritos... ㅡmurmuró antes de marcar con su aroma a los dos pequeños y besar sus frentes.

Sintió el aroma de su alfa incluso antes de verla. Poco después, su cintura fue apresada por ambas manos y el calor le cubrió la espalda.

No perdió tiempo al darse vuelta y enganchar sus propios brazos detrás del cuello contrario. Tuvo que ponerse de puntillas, pero logró llegar a sus labios y besarla.

Rosé la apretujó aún más contra sí misma, afianzando el beso. Sus aromas se mezclaron y las feromonas bailaron entre ellas.

ㅡRosie... tranquila, despacio... los niños duermen ㅡmurmuró sobre sus labios.

Un gruñido retumbó en el pecho la alfa, pero no se detuvo. En un momento bajó a la marca y lamió con fuerza, logrando que los labios de Jennie se entreabrieran y un jadeo escapara.

Estaban a punto de subir a la habitación cuando un golpecito a la pierna de Rosé las sacó de la burbuja.

Al bajar la mirada, un ceño fruncido y manitos apretados en puño los observaba.

ㅡ¡Aléjate de mami!, ¡lastima a mami! ㅡchilló Sang-Hoon con las mejillas enrojecidas.

Rosé frunció el ceño y sin soltar la cintura de su omega se agachó. Jennie se arrodilló a su lado y fijó su mirada en ambos alfas.

ㅡAlfa, ¿qué sucede? ㅡRosé preguntó calmada.

ㅡ¡Lastima a mami!

ㅡNo grites, cachorro. Si me gritas, no comprenderé lo que quieres decir ㅡRosé volvió a tomar la palabra.

Los ojitos del bebé se llenaron de lágrimas de un momento a otro, estirando enseguida sus bracitos en torno a su mami. Sin dudarlo, Jennie lo abrazó contra su pecho en un intento de tranquilizar la situación.

ㅡTe hice una pregunta, Sang-Hoon, ¿podrías decirme qué sucede? ㅡRosé se mantuvo firme en su petición, pero sin llegar a ser grosera o intimidante, simplemente sería.

ㅡTú... lástimas a mami ㅡmurmuró desde los brazos de Jennie mientras se fregaba en la curvatura de su cuelloㅡ ¡no lastimes!

ㅡVen conmigo, cachorro ㅡRosé extendió sus brazos en su dirección. En un principio Sang-Hoon dudó, pero cuando su madre le susurró un par de cosas terminó cediendo.

Rosé lo recibió, besó su frente un par de veces y se meció de atrás hacia adelante con suavidad.

ㅡSang-Hoon, escúchame ㅡconectó su miradaㅡ no estoy lastimando a mami, nunca lo haría. ¿Alguna vez he lastimado a alguno de ustedes? —Sang-Hoon negóㅡ ¿entonces qué te hace pensar que lo estoy haciendo ahora?

ㅡMamá se quejaba... ㅡSang-Hoon gimió.

ㅡElla no se quejaba por eso, amor, no estaba sufriendo —aclaró—, pero mamá promete no volver a hacerlo con ustedes aquí, fue muy irresponsable e irrespetuoso de mi parte. Lo siento, cachorro, ¿perdonarías a mamá?

Y es que en verdad Rosé estaba arrepentida. No debería haber subido las cosas de nivel con sus cachorros en la misma habitación, mucho menos si todavía estaban en la laguna entre el sueño y la realidad.

Lo que sucedía era que su celo estaba cerca y por consiguiente el de su omega también. Al estar enlazadas, estos se sincronizaban, y muchas veces no podían controlar las cosas. Siempre habían procurado que en esos días los niños estuvieran con alguno de sus familiares o amigos, siempre bien cuidados, obviamente, pero esta vez la fecha se acercaba peligrosamente y se ve que los síntomas se adelantaron un tanto.

Sin embargo, no consideraba que fuera una excusa. Ella era la adulta y la alfa, sabía que sus feromonas afectaban más a Jennie, incluso más al estar cerca de sus celos. Por lo tanto, se prometió a si misma y a su hijo tener control de su naturaleza en futuras ocasiones.

ㅡPerdonado, mamá ㅡSang-Hoon besó su mejilla antes de girarse a observar a Jennieㅡ ¿mami bien? ¿no duele?

ㅡNo, mi bebé, mamá, nunca me haría daño y a ustedes tampoco. Mamá nos protege.

ㅡ¡Mamá protege! ㅡvolvió a sonreír.

Y todo terminó en eso, una confusión y posterior explicación: aunque tendrían mucho más cuidado en ese tipo de actos. Incluso si sus cachorros eran pequeños sabían que en el fondo alguno de esos recuerdos podían fijarse en sus subconscientes. Mantendrían las muestras de afecto leves para que sus hijos tuvieran en claro que el amor físico era algo bueno y necesario, pero no se excederían. Querían que entendieran las señales cariñosas de la forma adecuada.

The family's farm | ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora