Era martes por la mañana y Rosé había tenido que salir de emergencia a la ciudad para atender un contratiempo que había surgido en la empresa. Gracias a su repentino despertar, Jennie ya no pudo conciliar el sueño, por lo que se dedicó a cuidar y mimar las flores que con tanto esmero plantaba en los alrededores de la ciudad.
Horas después escuchó llantos en la casa, por lo que sin dudarlo se puso de pie, sacudió la tierra de su overol y quitó los guantes que protegían sus manos. Se dirigió a paso rápido al piso superior, encontrándose con su hijo menor de pie en la cuna y ambas manitos aferradas a los barrotes.
El pequeño Ji-Hoon sollozaba con un enorme puchero, mejillas sonrosadas y lágrimas pesadas. Sintiendo a su loba rasgar su pecho, por lo que se apresuró a tomarlo entre sus brazos y liberar su dulce aroma para marcarlo.
ㅡYa, mi vida... ¿Qué sucede, cachorrito? ㅡmurmuró sin dejar de mecerse de un lado al otroㅡ mami está aquí, bebé, no hay nada que temer.
Ji-Hoon gimoteo un poco más, pero lentamente fue calmándose. Tomó entre su manito un mechón de cabello de su mamá y sonrió cuando Jennie se quejó al jalarlo.
ㅡ¿Así que ya estamos traviesos? ㅡla omega soltó su cabello y sonrióㅡ vayamos a ver si tu hermano despertó y les prepararé el desayuno. ¿Qué quieres comer hoy, bebé?
ㅡVena y patano ㅡmurmuró con voz gangosa por el llanto.
ㅡAvena con plátano me parece una increíble elección. Bien hecho, cachorro.
Cuando verificaron que Sang-Hoon efectivamente continuaba durmiendo, se dirigieron a la cocina. Jennie depositó al bebé en su sillita especial y dejó sobre la mesita una hoja y varios crayones para que se entretuviera en lo que la comida estaba lista. Solo por si acaso también cocinaría una porción para el cachorro mayor, quien solía despertarse a eso de las 10 de la mañana.
ㅡMá ㅡllamó.
ㅡDime, Ji.
ㅡTuyo, mami ㅡJi-Hoon señaló sobre su mesita y sonrió con dientitos pequeñitos.
Jennie tomó entre sus manos la hoja y sonrió con devoción ante las líneas de todos los colores y grosores posibles.
ㅡ¡Esto es hermoso! Serás un gran artista. Ahora lo pondremos en el rincón del arte, ¿qué dices?
Hace tiempo que Jennie y Rosé habían implementado con sus hijos el rincón del arte, que no era más que el refrigerador principal. Allí pegaban todos los dibujos, fotos o escritos que los cachorros realizaban, ayudándose de diferentes imanes decorativos. Hasta ahora casi todos habían sido de la autoría de Sang-Hoon, dado que era el mayor y que por consiguiente sus habilidades motrices y finas estaban más desarrolladas, pero el orgullo de poner una de las primeras obras del menor recorría de arriba a abajo a la omega.
Ji-Hoon aplaudió desde su lugar mientras saltaba levemente por la emoción, la cual incrementó varios niveles cuando su plato del desayuno se colocó sobre la mesita. Jennie había cortado el plátano por la mitad, pero dejó el resto de la cascara para que su hijo pudiera tomarlo con seguridad y alimentarse sin ningún tipo de riesgo.
El ceño de la omega se frunció apenas cuando empezó a divisar el desastre generado por las manitos emocionadas. Ji-Hoon tenía avena hasta en el cabello y agradeció a alguna deidad superior cuando decidió bañarlo luego de desayunar.
Como había previsto, Sang-Hoon apareció por la cocina con su pijama de estrellitas y cabello alborotado. Corrió hasta las piernas de la mayor y trepó hasta quedar sentado sobre su regazo. Jennie lo abrazó con fuerza y cubrió con su aroma como había hecho con anterioridad.
ㅡHola, cachorrito, ¿cómo dormiste? —inquirió luego de besar varias veces su frente.
ㅡBien, mami.
ㅡ¿Tienes hambre?
Sang-Hoon Solo asintió, demasiado adormilado como para responder con palabras. Rápidamente su madre lo sentó en dónde ella estaba con anterioridad y colocó un desayuno similar al de su hermano.
ㅡ¡Hoon! ㅡchilló Ji-Hoon cuando su plátano lo aburrió lo suficiente que hizo que su mirada se alzara.
ㅡHola, hermanito ㅡle respondió antes de girarse en torno a su madreㅡ Ji-Hoon está sucio, mami.
ㅡLo sé, mi amor ㅡJennie se carcajeó antes de acercarse a ellosㅡ te daremos un baño cuando acabemos, ¿no es así, Ji?
El menor asintió distraído para después abrir su boquita lo más grande posible y encajar un puñado de avena dentro.
Jennie también desayunó, solo qué contrario a sus hijos, tomó un café cargado y una tostada con aguacate y queso fresco. En un momento sintió su lazo tirar, como si su alfa estuviera demasiado enojada o irritada, y tuvo la intención de llamarle por teléfono, pero recordó como Rosé le dijo expresamente que estaría de reunión en reunión y que esperara por su llamado.
Viendo que no podía hacer demasiado por aliviar el picor en su cuello, decidió que lo mejor sería distraerse con sus hijos. Tomó con delicadeza al menor desde sus axilas, uno de los únicos lugares donde no había restos de desayuno, y junto con Sang-Hoon se dirigieron al baño.
Allí llenó la tina con agua tibia, sales y jabón para generar espuma. Desvistió en primer lugar a Ji-Hoon Y lo colocó dentro, sabiendo que aunque eran pequeños y que ya habían tenido conversaciones sobre sus partes íntimas y el respeto hacia ellas, no creía conveniente el bañarlos juntos. Por lo tanto, Sang-Hoon se sentó en la tapa del retrete y comenzó a parlotear sobre diferentes temas que rondaban por su cabecita, obteniendo respuestas entrecortadas de su hermano y algunas más completas de su madre.
Le costó un poco limpiar la avena del cabello, pero pronto el cachorrito estaba limpio y reluciente.
ㅡHoonnie, mi amor, iré a cambiar a tu hermano. Por favor, quédate sentadito aquí y pronto volveremos.
Sang-Hoon, siempre tan paciente, asintió con tranquilidad mientras jugueteaba con las orillas de su playerita.
Ya en la habitación del menor de toda la familia, Jennie optó por colocarle algo cómodo, dado que jugarían lo que resta del día. Tomó una camisa estampada con la caricatura favorita de Sang-Hoon, y que había insistido horrores para comprarle a su hermano, junto a un short de algodón en la misma tonalidad.
Colocó al menor en el corralito que muy pocas veces utilizaban con sus juguetes regados a su alrededor para tener el tiempo y la seguridad de bañar a Sang-Hoon sin amenazas.
El baño del mayor de sus hijos fue más sencillo y rápido. El pequeño alfa no era fan de bañarse, pero también era muy obediente y tranquilo con su mamá, por lo que no generaba dificultades.
El propio Sang-Hoon eligió su outfit, optando por una combinación parecida a la de su hermano. Luego entre los dos decidieron un juego extraño que Jennie no comprendía del todo. Sin embargo, estaba orgullosa de la relación que ambos tenían y esperaba con todas sus fuerzas que continuara de esa forma con el correr de los años.
A eso de media tarde Rosé llamó para avisar que volvería en la noche, los problemas estaban casi resueltos, pero aún necesitaban de su presencia. La lobita interior de la omega se deprimió ante eso, aunque estaba un poco más tranquila de tener noticias de su alma gemela.
Y el día transcurrió de la misma manera, juegos, comidas y descanso por parte de los tres integrantes restantes. Rosé no había llegado para la hora de dormir, por lo que decidieron dormir todos juntos en el nido de la mayor.
La alfa rubia arribó a su vivienda a eso de media noche y no pudo con todo el amor que floreció en su pecho cuando presenció a su familia en el nido que con tanta delicadeza había realizado.
Rápidamente, ingresó al nido, liberó su aroma y los suspiros de goce fueron suficiente para caer en sueños.
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The family's farm | Chaennie
FanfictionRosé y Jennie se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritos. ¿P...