Capítulo O7

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JungKook POV

Jamás había dormido tan bien.

La cama de JiMin era la gloria sin dudas, sentía que dormía sobre algodón. Pero a pesar de eso, había empezado a cuestionarme que hacía aquí, compartiendo el mismo lugar que el chico cuyo único deseo era manosearme.

Y mi justificación era el elegir entre la cama enorme de JiMin o un banco del parque.

¡Ding, ding, teníamos un ganador!

La comida tampoco estaba mal, pero la mayoría era comprada, y con tan sólo tocar un botón en el microondas ya estaba hecha.

Como la cocina y la sala eran habitaciones divididas únicamente por una desayunadora y no había ninguna pared de por medio, pude observar el momento en que JiMin se levantó del sofá.

Él dió unos pasos mientras gemía adolorido y sobaba su espalda. Tuve que reprimir una risa al ver su estado.

Los ojos de JiMin se encontraron con los míos y bajaron hasta mis piernas. De forma instintiva, sonrió.

─Bonitos shorts─. Me elogió.

Miré también la prenda que cubría apenas la mitad de mis muslos. El calor de anoche me obligó a quitarme mis prendas inferiores y quedarme en ropa interior. Agradecía que mi camiseta fuera tres veces más grande que mi tamaño.

─¿Podrías darme un billete por cada vez que me follas con la mirada? ─. Ataqué.

─Quedaría en la ruina─. JiMin bromeó tomando asiento en uno de los taburetes.

─Como sea, ¿sólo tienes comida para microondas?─Señalé los empaques con desprecio─ ¿Acaso eres tan holgazán como para hacerte un sándwich?

─No lo sé, mi mamá se preocupa demasiado y manda a alguien que hace mis compras semanales ─. JiMin le restó importancia.

Para ese entonces no lo había notado, pero el cabello castaño de JiMin se veía despeinado y sus ojos, aún medio cerrados, lo hacían parecer tierno.

¿Cómo puede lucir tan bien recién despierto? Hasta parece preparado para hacer un comercial de sabanas.

─Pues todo esto es pura chatarra, cocinaré algo sano para ambos ─. Determiné y saqué algunos ingredientes de la alacena, pero claro no había mucho.

Irresponsable, irresponsable.

Apuesto a que ni siquiera lava su ropa interior sin tener a alguien que lo supervise.

─Vamos, no te quedes quieto ─. Lo regañé.

Dejé sobre la mesa un poco de harina y unos huevos que encontré por ahí.

─Ya pareces mi mamá.

─Uy, sí, luego te amamantaré.

JiMin abrió sus ojos.

─¿En serio?

─¿Qué? ¡No!

─Te dije que te daré dinero a cambio.

─Y yo te dije que no quiero tu boca en mis pezones ─. Gruñí─. ¡No soy una puta chica!

─No tienes que serlo para disfrutarlo.

─Deja de hablar estupideces y ayúdame a ponerme esto ─. Le extendí un mandil─. Y no me mires el culo.

JiMin se levantó y se posicionó detrás de mí, con delicadeza ató la prenda de manera correcta a mi cintura.

─Tranquilo, para eso debería encontrarlo─. Murmuró pretendiendo que no lo oyera, pero como lo hice le dí un manotazo en el hombro─. ¡Au! ¡Eres el huésped más violento que he tenido! ─. Se quejó.

─Para tu información sí tengo trasero y es grandioso.

─Bueno, supongo que depende de qué ángulo lo mires ─. Dijo sugerente.

─Lástima no podemos decir lo mismo de otras cosas ─. Le dirigí una corta mirada a su entrepierna.

Las mejillas de JiMin se ruborizaron por la humillación.

─Lo siento, me encanta tu trasero, pero tu pequeña cintura me enloquece─. JiMin pellizcó mi costado.

Salté en mi lugar por la impresión y lo aparté. Él sólo reía y yo lo maldecía una y otra vez.

Mientras preparábamos el desayuno veía a JiMin cortar fritura, las venas de sus brazos se marcaban al sostener la cuchilla con fuerza.

La luz del Sol reflejaba a la perfección las facciones de su rostro e iluminaban su tono de piel acanelado.

¿Por qué alguien con semejante belleza similar a un Dios griego se obsesionaría con alguien como yo? Digo, podría tener tantos pretendientes haciendo fila por tan sólo un beso suyo.

Misterios de la vida.

─Si quieres toma una foto ─. JiMin hizo como si posara─. Tal vez la quieras usar mientras te das amor.

En serio, no podía con este tipo.

─Me masturbaría pensado en los ositos cariñositos antes que en ti ─. Refunfuñé y volví a los waffles.

Pensaba en los entrenamientos, en los exámenes que se avecinaban, en las maquetas y en el dinero que me hacía falta para llevarlas a cabo.

Carajo, no tenía tiempo de pensar en dónde dormiría los próximos días.

Tal vez... Tal vez podría quedarme un tiempo más con JiMin, pero lamentablemente debía darle algo a cambio.

Y sabía que lo único que podría satisfacerlo era mi cuerpo.











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