Capítulo 32

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JungKook POV

Limpiar baños era asqueroso, jamás en mi corta vida pensé que tendría que limpiar vómito de un retrete.

Pero aquí estaba, saliendo adelante con este trabajo de medio tiempo y sintiéndome angustiado por el partido final del viernes.

¿Ganaríamos o todo nuestro esfuerzo sería en vano?

─¿Jungkook trabajas aquí?

Volví mi vista hacia atrás y dejé caer mi trapeador al encontrarme con Jin y demás jugadores del equipo en el restaurante.

─Ven, les dije que lo había visto ─. Presumió Jaehyun sonriente─. Hermano, en serio, ¿no pudiste conseguir algo menos humillante?

Me enderecé en mi lugar y acomodé mi sombrero de calamar, este tenía tentáculos que llegaban a mis hombros.

─No todos tenemos el privilegio de ser hijos de papi ─. Le copié la sonrisa.

Los jugadores se quedaron mudos, pero luego compartieron una gran carcajada.

─Oh, esa fue buena ─. Jaehyun palmeó mi hombro.

─Déjanos ayudarte ─. Jin tomó varias esponjas y las repartió entre los chicos.

Se los agradecí y mientras ellos se encargaban de lo demás, yo me dediqué a trapear el suelo.

─Oh, no, Leones hambrientos a las cinco y media─Jin indicó con su cabeza una de las mesas.

Allí estaban sentados los jugadores del equipo al que nos enfrentaríamos en la final y tenía sentido, pues este restaurante de mariscos era más cercano a su universidad que a la nuestra.

─Sí, ya los había visto.

Ellos habían llegado hace rato y desde que lo hicieron, no pararon de molestarme, llamándome con apodos desagradables y obligándome a limpiar más de cinco veces ese sitio.

─¡Ey, dientes de conejo!

El capitán del equipo me llamó y cuando menos lo pensé, me arrojó su hamburguesa en la cara mientras sus amigos reían.

─Lo siento, debí recordar que atrapar no es lo tuyo ─. Se burló─. Esa hamburguesa estaba horrible, mejor tráeme algo decente.

Conté hasta tres y luché por no dejar escapar la cantidad de groserías que deseaban salir de mi garganta.

No, no, no perdería este trabajo por su culpa.

Me decidí a comunicarle su pedido a otro mesero y al volver con los chicos, alguien entrando al restaurante llamó mi atención.

JiMin...

JiMin entró luciendo su típica ropa que era una combinación de elegante y casual que no llegaba a comprender cómo le quedaba tan bien. Lucía una camisa a cuadros colorida, pantalones ajustados negros y mocasines del mismo color.

Y yo con un delantal y un sombrero de un calamar con ojos saltones, oliendo a pescados y fluidos corporales.

El universo era tan cruel.

Enseguida me escondí detrás del mostrador y JiMin me llamó repetidas veces apoyándose en el mismo.

─Estoy aquí─. Dije aún desde mi escondite.

─Qué haces ahí? ─JiMin frunció el ceño y llevó sus manos a sus bolsillos.

Intentando que el chico que me vuelve loco me siga viendo un poco deseable y no disfrazado de una sopa de calamar.

─Ya sabes, limpiando los... bordes.

─Sólo pasaba por aquí y pensaba que podría llevarte, pero ahora que estoy aquí, no sé si es lo correcto porque tal vez tienes a otra persona que te lleve y la verdad no recordé cargar gasolina, pero pensé que quizás estarías muy cansado y sólo... olvídalo.

Retuve una risa al percibir su nerviosismo, sin embargo, mi buen humor se fue al carajo cuando escuché a los jugadores del otro equipo burlándose de JiMin.

─¡Ey, maricón, bonita ropa! ─Le gritó uno de ellos.

─¿Tu madre no llora cada vez que te ve?─Dijo otro y río mientras le lanzaba unas papas fritas a JiMin.

JiMin volteó los ojos y lo ignoró, pero yo no me iba a quedar de brazos cruzados. Con mi rostro ardiente de rabia, salí de mi escondite y a pasos apresurados me dirigí al grupo de idiotas.

─Jungkook, ¿qué haces? ─Me preguntó JiMin.

No lo escuché, me quité el sombrero con brusquedad y enfrenté al capitán del otro equipo.

─Vuelve a llamarlo maricón y ya verás a donde llegarán tus dientes de la paliza que te daré ─Amenacé con mi mandíbula apretada.

JiMin intentó tomarme del brazo, pero yo lo aparté.

─¿Qué? ¿Acaso irrité a tu noviecito?

─Sí y sabes que, él no necesita perder su tiempo en un tipo cómo tú porque no vales la pena, pero yo no tengo miedo de romperte la cara si vuelvo a ver que causas una mínima mueca en su rostro.

Mis amigos no podían abrir más sus bocas por la sorpresa y Jin se levantó de un salto en mi dirección.

─Jungkook, te meterás en problemas ─Me advirtió─. Perderás tu empleo y si se enteran que causamos problemas, cancelarán el torneo.

Suspiré y retuve la ira que sacudía mis venas. Las ganas de lastimar a cualquiera que le hiciera daño a JiMin, me hicieron reconocer que era la persona más importante para mí.

Nadie se metía con JiMin, nadie.

─Él tiene razón, pero te ofrezco un trato ─El chico sonrió─. Si permites a todo mi equipo y a mí golpearte como deseemos, no volveremos a joder a tu novio ─. Señaló a JiMin con la cabeza─ ¿Aceptas?

─Jungkook, ni lo pienses ─. La voz de JiMin se oía suplicante.

─Acepto.

─¡Jungkook!─Vociferó el chico castaño, pero yo lo ignoré.

Los chicos de mi equipo me decían una y otra vez que no lo haga. Mis oídos se volvieron sordos ante las advertencias.

Unos segundos anteriores a salir del restaurante, JiMin me sujetó del brazo y me enfrentó con expresión preocupada.

─¿Estás loco? ─Tironeó de mi brazo─ ¡Te van a matar!

Me solté de su agarre y lo tomé del cuello para mirarlo a los ojos.

─Tú lo vales.

JiMin negó con la cabeza y yo aproveché su estado de desconcierto para ir afuera junto con los demás.

Recibí siete puñetazos en la cabeza, cinco patadas en el estómago y mi cara fue arrastrada por el pavimento, todo esto mientras uno de ellos me llamaba marica y grababa vídeos.

Estaba bien porque en este momento prefería morir que vivir con miedo.

Cuando todos se fueron, JiMin se arrodilló frente a mí y me tomó entre sus brazos.

Y cuando pensé que me diría cosas tiernas:

─¡Eres un grandísimo estúpido! ─Expresó y comenzó a llorar.

─Tranquilo, mis pechos salieron ilesos─. Bromeé y sonreí mostrando mi boca llena de grande.

En ese momento, JiMin no sabía si reír, llorar o también golpearme.

Pero aunque aquello dolió más de lo que imaginaba, no dolía más que la idea de perder a JiMin porque cuando todo se fueron él se encargó de llevarme al hospital y cuidarme como un bebé.

Y podía jurar que a pesar de las heridas jamás me había sentido tan fuerte sólo por estar junto a JiMin.













boobs › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora