twenty two

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El ambiente alrededor de ella se sentía diferente a todas las veces que había estado en esa situación. No había angustia llenando su cuerpo, simplemente era ella existiendo.

Las caricias en su mano aparecían de repente en ocasiones que no pudo contar, alguien leyéndole a lo lejos decía palabras que no podía entender por completo y el olor del té de canela había llegado hasta su nariz un par de veces.

Se sentía flotar nuevamente y tal vez esa era la razón por la que no quería despertar, porque sabía que si abría sus ojos el hombre que estaba buscando no estaría ahí.

De repente sintió su cuerpo caer de golpe por unos segundos hasta aterrizar en una superficie blanda sin cuidado. Se quedó en su lugar un momento intentando escuchar o sentir algo a su alrededor, abrió los ojos lentamente con serenidad.

Un dosel de seda fue lo primero que encontró al abrir los ojos, parpadeo confundida empezó a mirar todo a su alrededor. Se encontraba en una habitación que era dos veces el tamaño de su cuarto, todo era de un color blanco con muebles del mismo color decorados con pequeños detalles dorados.

Se quedó en su lugar sin saber cómo actuar, las sábanas le llegaban hasta el torso donde sus ropas rojas aún estaban en su lugar. Tomo una respiración profunda a la vez que se sentaba en su lugar con dificultad.

Noto unas vendas en su torso confirmado la teoría de sus costillas rotas, soltó un leve gemido de dolor que la hizo querer recostarse.

La habitación se encontraba sola, cosa que la alarmaba aunque no quisiera admitirlo. El estar sola no le confirmaba nada de lo que había pasado, podría estar atrapada en un sueño o en un recuerdo y eso la destrozaría.

El sonido de la puerta la hizo girar su rostro hacia ella, un par de voces se hicieron presentes. Había dos puertas deslizantes que la separaba de la entrada principal, miro con atención estás y simplemente espero.

—Solo te digo que no es necesario leerle el mismo libro todos los días—la voz de Hans fue la primera en hacerse notar y Elain pudo echarse a llorar.

—No sabía que podías leer—Jack le dijo a un tercero con notable burla en sus palabras.

Un pequeño golpe se escuchó en el lugar sacándole una sonrisa a la pelirroja.

—¡Auch!—el grito de Jack llegó a los oídos de Elain.

—¡Shhhh!

—No me shushes Hans, no se despierta ni con los ronquidos de Arthur.

—¿Te quedaste dormido en tu turno de cuidarla?—el tono acusatorio de Hans aún era notorio cuando bajo la voz.

—¡Jack!—Arthur le reprochó— ¡Y fue solo una vez!

La puerta principal se abrió nuevamente dejando entrar a otra persona.

—¿Por qué hacen tanto ruido? No les pago para esto.

—Ni siquiera nos pagas, Nieves.

—Bueno... tienes razón, pero les doy de comer.

—Tienes un punto.

—Si, ella lo tiene.

Elain no pudo evitar soltar una pequeña risa que rápidamente se convirtió en un quejido de dolor debido a las vendas en su pecho.

La puerta corrediza se abrió de golpe dejando ver la figura de Hans con un semblante de esperanza. Los rostros de sus amigos se asomaron a sus costados de manera rápida mostrándose atónitos.

Una risa más cuidadosa salió de los labios de Elain haciendo que sus ojos se cerrarán levemente.

—Hola mocosos.

𝐑𝐄𝐃 𝐒𝐖𝐀𝐍 ʸ ˡᵒˢ 7 ᵛᵃˡⁱᵉⁿᵗᵉˢ (ᵖʳⁱⁿᶜᵉ ᵐᵉʳˡⁱⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora