ch. 04

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𝑃ensé en sacar un arma y arrojárselas a las nornas; pedir explicaciones de mis recientes sueños y obligarlas a no aparecerse más en ellos

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𝑃ensé en sacar un arma y arrojárselas a las nornas; pedir explicaciones de mis recientes sueños y obligarlas a no aparecerse más en ellos. Pero me abstuve. Seguía sin procesar su repentina aparición en la presentación de los muertos, más por sí Magnus Chase resultaba ser un caso extremo como yo lo fui en mi tiempo.

Necesitaba respuestas.

Las miré como si me hubiese dado un subidón de energía. Una oleada de agitación me aprehendía en el asiento, ansiosa de cualquier movimiento que indicara cualquier significado. No parpadeé, me mantuve atenta desde el rincón del comedor, igual que un animal de caza, observando como la figura de Magnus Chase se tornó incómoda ante las tres altas mujeres, conteniendo el impulso de abalanzarme encima de ellas.

Las nornas se acercaron y se detuvieron a seis metros de la mesa del chico, levantaron las palmas de sus manos, pálidas como la nieve esculpida, y hablaron:

«Magnus Chase». La suave e incorpórea voz resonó por el salón. «Heraldo del Lobo».

Toda la multitud se removió incómoda. «Lobo» se atribuía al lobo Fenrir, quien se suponía que su liberación indicaría el comienzo del Ragnarok. Era una de las primeras cosas que sucederían para el día del Juicio Final. Aunque todos los einherjar estábamos entrenando para aquel día, la simple idea que se adelantara la fecha era... imposible. Necesitábamos más tiempo, más armas, más experiencia en el campo de batalla por más que haya algunos que lo ansiaran. Que las nornas llamaran a Magnus Chase como «heraldo» me preocupaba más que mis recurrentes sueños.

La del medio, formó una niebla en sus manos que se solidificó hasta convertirse en media docena de piedras rúnicas. La norma las lanzó al aire. Las runas flotaron por encima de ella y cada una se transformó en un luminoso símbolo blanco del tamaño de un cuadro familiar.

De todas ellas, pese a la distancia, la del centro me dejó sin aliento.

«Fehu —anunció la fría voz—. La runa de Frey».

Los guerreros se revolvieron en sus asientos, haciendo ruido con sus armaduras.

Me mantuve en silencio, siguiendo la reacción, pero no por la misma razón.

Frey..., ¿acababan de decir Frey?

Frey.

Frey.

El dios Frey.

El dios de la primavera y el verano.

Magnus Chase, hijo de Frey. El hijo del verano.

Era a quien había esperado por tanto tiempo.

Por un instante parecía que podía levantarme de mi asiento, ignorando las miradas del resto, y correr hacia él para confirmar mis ideas, pero... él no lucía tan magnifico cómo esperaba. Parecía un chico de la calle que tuvo la suerte de encontrarse con una comida decente luego de semanas sin tener un aperitivo que no tuviera basura encima.

Las nornas hablaron a la vez, tres voces espectrales recitaron al unísono, y sacudieron las hojas del gigantesco árbol:

Injustamente elegido, injustamente asesinado,
un héroe que el Valhalla no puede tener encerrado.
De aquí a nueve días el sol debe ir al este,
antes que la Espada del Verano libere a la bestia.

Las brillantes runas se disolvieron. Las tres nornas le hicieron una reverencia. Una de ellas, la de la izquierda, a punto de ocultarse en el velo de la bruma, pareció dirigir su atención al fondo del comedor, en donde me encontraba con los labios apretados y ansiosa de algún indicio de que era Magnus Chase a quién había estado esperando. Ella se limitó a hacer un gesto que simuló una sonrisa tétrica. A continuación, las tres se deshicieron en la niebla y desaparecieron.

En la mesa de los thanes, los lords conferenciaban. Por todo el salón, miles de einherjar observaban a Magnus Chase. Las nornas lo habían llamado «Heraldo del Lobo», simplemente no era algo que había que pasar inadvertido. Esperaba que los thanes se volvieran más sabios con el tiempo y decidieran poner manos a la marcha para acudir a las palabras de las nornas.

Finalmente, Helgi se situó de cara hacia el chico.

—Magnus Chase, hijo de Frey, tu destino es preocupante. Los señores del Valhalla deben pensar más detenidamente sobre este asunto. De momento, serás bien recibido como un compañero. Ahora eres uno de los einherjar. Eso no se puede cambiar, aunque haya sido un error.

Miró a Sam con el ceño fruncido.

—Samirah al-Abbas, las nornas han declarado tu juicio erróneo. ¿Tienes algo que alegar en tu defensa?

Los ojos de Samirah se abrieron mucho, como si acabara de darse cuenta de algo.

—El hijo de Frey... —Miró a su alrededor desesperadamente—. Einherjar, ¿no lo veis? ¡Este es el hijo de Frey! ¡El mismísimo Surt estuvo en ese puente! Eso significa que la espada... —Se volvió hacia la mesa de los thanes—. Gunilla, debes comprender lo que eso significa. ¡Tenemos que encontrar esa espada! ¡Una misión, de inmediato...!

Helgi dio un puñetazo en la mesa.

—¡Basta! Samirah, estás siendo juzgada por un grave error. No te corresponde a ti decirnos lo que debemos hacer. ¡Y desde luego no te corresponde a ti ordenar una misión!

—Yo no he cometido un error —dijo Sam—. ¡Hice lo que me ordenaron...! Yo...

—¿Ordenaron? —Helgi entornó los ojos—. ¿Quién te lo ordenó?

La valquiria cerró la boca. Pareció que se le bajaron los humos.

Helgi asintió con la cabeza seriamente.

—Ya veo. Capitana Gunilla, antes de que anuncie el castigo de los thanes para esta valquiria, ¿desea hablar?

Gunilla se movió. El brillo de sus ojos había desaparecido.

—Yo... —Negó con la cabeza—. No, milord. No..., no tengo nada que añadir.

—Muy bien —dijo Helgi—. Samirah al-Abbas, por tu escaso juicio con este einherji, Magnus Chase, y por tus errores pasados, los thanes dictaminan que seas expulsada de la hermandad de las valquirias. Serás despojada de tus poderes y privilegios. ¡Vuelve a Midgard como castigo!

Samirah agarró a Magnus Chase del brazo y parecía que le decía algo con tal urgencia que lo único que la detuvo fue el destello de luz que la hizo desaparecer.

—Así concluye nuestro banquete —anunció Helgi—. ¡Os veré a todos mañana en el campo de batalla! ¡Que durmáis bien y soñéis con una muerte gloriosa!

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐖𝐎𝐑𝐃 𝐎𝐅 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑 ──── magnus chaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora