Midnight Conversation - Michael Schumacher

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Solo existe una cosa para Emilie más agobiante que estudiar. Y, para su desgracia, tiene nombre, apellido y un ego muy grande. Ese es Michael Schumacher.

Emilie llevaba años conviviendo con la familia Schumacher ya que era una buena amiga de Ralf, el hermano pequeño de Michael.

Cuando Emilie estaba a punto de terminar el instituto, conoció a un chiquillo tímido que parecía perdido por los pasillos. Cuando se acercó a preguntarle si necesitaba ayuda, este le dijo que no era necesario y trató de parecer seguro de sus actos.

Desafortunadamente para él, a los pocos minutos se la volvió a encontrar por los pasillos. Así que, esa vez, no tuvo más remedio que aceptar su ayuda. Y desde entonces, han sido muy buenos amigos.

Emilie por lo general iba a casa de Ralf para ayudarle con sus estudios ya que ella era 3 años mayor. Fue entonces cuando conoció a Michael insoportable Schumacher.

Ralf los presentó una vez que fueron a estudiar a su casa y cuando Emilie fue a darle la mano, este la dejó con el brazo tendido y se rió. Justo después, le dijo a su hermano que se iría por ahí y desapareció.

Al principio, creyó que solamente había reaccionado así porque era un poco... Raro?

Pero con el tiempo se dió cuenta de que era muy amable y educado con todos. Excepto con ella, por supuesto.

Y ahora era una especie de lucha interminable entre los dos. Que si uno era más listo que el otro, que si era más rápido, si tenía mejor gusto para vestir...

-Has probado a hacer modelos de exámenes anteriores?- Ralf intentó ayudar a su, ya muy cansada, amiga en sus estudios.

Emilie le miró durante unos largos segundos y decidió darle conversación para escapar de sus responsabilidades.- Como te va con la chica de la que me hablaste?

-Rose? Bueno pues... Ahí va...

La chica entrecerró los ojos y lo analizó unos segundos.- No lo has intentado, verdad?

Ralf desvío la mirada tímidamente y negó con la cabeza- Es que, a ella ya le gusta un chico y parece que ni siquiera sepa que existo.-

Emilie le apretó el hombro para consolarlo y le sonrió- Bueno, eres guapo y muy listo... Y desde mi experiencia-

-Que es mucha- Y ahí estaba, entrando a la cocina. El señorito don perfecto.

-Más que la tuya desde luego- Emilie le hizo un gesto vulgar mientras se giraba de nuevo hacia su amigo.

-Mira, tú no te preocupes, si tiene que pasar pasará. Eres un chico encantador y si ella no lo ve, es su problema.- la chica le sonrió y le dió un pequeño empujón.

- Y, ahora, hazme el favor de ir a dar una vuelta. Es viernes y llevas todo el día aquí encerrado conmigo. Seguro que tus amigos se van de fiesta.-

Ralf se levantó de su silla y le dió un pequeño beso en la mejilla.- Segura que no quieres que me quede contigo? Te puedo seguir ayudando con el examen.-

Emilie nego con la cabeza y le sonrió- Vete, vete. Me las apañaré.-

A los 20 minutos se escuchó el golpe de la puerta al cerrarse. Emilie dirigió su atención a los apuntes esparcidos por toda la mesa y suspiró.

Tenía un examen el miércoles y sentía que jamás lo conseguiría. Este era su segundo año de carrera y ya le parecía que llevaba medio siglo con ello.

A veces, le daban ganas de dejarlo todo y cambiarse de carrera. Porque, aunque era su pasión, medicina era una cosa a parte. Y desde luego, no para cualquiera.

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