1

8.9K 419 61
                                    

Año 2022•

El sol se despedía lentamente sobre Montevideo mientras me dirigía hacia la audición de actuación que podría cambiar mi vida.

En ese teatro, entre decenas de chicas aspirantes, mi asiento número 27 se sentía como una pequeña isla con muchísimas expectativas.

Bajita y morocha, no encajaba con la imagen clásica de las actrices que me rodeaban.

Sin embargo, en mi mente, la esperanza estaba anhelando destacar entre la multitud y ser elegida por el prestigioso director Carlos Mehler.

—¡Chica y chico número veintisiete!

Cuando mi número fue llamado, me erguí con determinación y caminé hacia el escenario del casting, tres jurados evaluando estaban sentados en la parte delantera.

—Buen día, pueden presentarse chicos.—asintió uno de los jurados.

—Hola, soy Mara Pérez, de Argentina, 17 años. Estoy acá para cumplir mis sueños —dije con seguridad, mostrando mi mejor perfil.

Luego sigue la presentacion del chico de mí lado. Un chico alto, con el pelo oscuro y la espalda ancha.

—Buen día, soy Enzo Vogrincic, tengo 29 años soy de acá, de Uruguay, tengo mucha experiencia laboral en el teatro, aunque ahora quiero participar de cortometrajes y actuar frente a cámaras.

Mostró sus perfiles y sus grandes manos.

Parados nos quedamos esperando las ordenes del director, ya que no había nada de información del casting, ni siquiera nos dieron un guión para improvisar.

—Bueno, saben que este será un cortometraje romántico, así que... No quiero que hablen, solo quiero que se besen!—nos ordenó Carlos, con una mirada lujuriosa.

Espera , ¿Qué? Mis manos temblaban, y mis ojos miraban a todos los lados, un BESO?!! 

Mis ojos buscaban desesperadamente alguna señal de que esto era una broma.

Frente a mí, Enzo, el actor con el que tenía que recrear esta escena, compartía la misma incertidumbre, pero seguridad en si mismo. Parecía estar acostumbrado a las raras órdenes de los directores.

En ese momento, el teatro se llenó de un silencio incómodo. La tensión en el aire era palpable mientras nos mirábamos mutuamente, evaluando la situación. La ausencia de un guión para guiarnos nos dejaba a la deriva, con la única indicación de un beso que parecía colgar en el aire como una expectativa inesperada.

El director observaba con atención, evaluando nuestras reacciones. El murmullo entre los demás aspirantes se mezclaba con la expectación en el aire.

Finalmente, decidí enfrentar la situación con valentía. Con un suspiro, me acerqué a Enzo, dispuesta a sumergirme en el papel, sin importar lo inusual que pudiera ser esta audición.

𝐂𝐡𝐢𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚 - ENZO VOGRINCIC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora