2

6.3K 348 13
                                    

Nuestras caras estaban cerca y estábamos por cumplir las órdenes del director

Pero en el último instante, la timidez se apoderó de mí, y en lugar de un beso, nos quedamos mirándonos, perdidos en la incomodidad del momento.

El deseo vibraba en el aire, pero la vergüenza se convirtió en la protagonista inesperada de esta escena.

El director , nos observaba con una mirada que indicaba que algo especial había sucedido en ese breve encuentro bajo las luces del teatro.

La incomodidad del momento dejó un rastro persistente en el escenario.

La vergüenza se apoderó de mí, desviando el curso de la escena planeada. En ese instante, el director, con una mirada que combinaba frustración y curiosidad, rompió el silencio.

—Corten. ¿Qué pasó ahí? —inquirió Carlos Mehler, con tono exigente.

Traté de explicar mi nerviosismo, pero las palabras se enredaban en mi boca.

Enzo, a mi lado, también parecía desconcertado. La atención del director y del equipo se centraba en nosotros.

—Necesitan conectarse realmente con la emoción del momento. Vamos de nuevo, desde el principio, y esta vez, sin reservas —ordenó Carlos, con determinación.

Pero yo realmente no lo podía hacer, quizá esto no es lo correcto, el es muy mayor para mí y yo apenas tengo 17 años.

—¡No! —exclamé agitada —Lo, lo siento, creo que esto no es para mí —salí corriendo del lugar.

Mis pasos resonaban en el teatro vacío mientras escapaba de la escena que no pude enfrentar. Lo último que vi fue la cara confundida de Enzo.

Escuchaba al director gritar mi nombre desde el teatro, pero la vergüenza inmensa me empujaba a correr sin parar. ¿Realmente la actuación era lo mío?

¿Por qué soy así? Mis inseguridades dejaron un sentimiento de vacío profundo en mi pecho.

Al llegar a mí casa me hundí en el colchón de mi cama, ahogada en lágrimas. ¿Cómo podría desaprovechar una oportunidad tan grande solo por vergüenza? ¿No se supone que los actores son personas con mucha valentía, dispuestas a atreverse?

Esa noche fue larga, llena de preguntas sin respuesta.

Al día siguiente

Una llamada interrumpió mi profundo sueño.

—Hola, ¿quién es? —dije con mi voz ronca.

—Soy Carlos Mehler. Mara, te queremos en el cortometraje. —Esas palabras del director que tanto admiro me dejaron muda.

—¿Eh eh, yo? —tartamudeé sin creerlo.

La historia da un vuelco, y la oportunidad que creí haber perdido regresa.

Participar de protagonista y dejar de ser el personaje secundario se convirtió en mí prioridad y  una nueva oportunidad lo cumpliría.

𝐂𝐡𝐢𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚 - ENZO VOGRINCIC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora