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Las palabras del director resonaban en mi mente, dejándome atónita.

¿Yo, en el cortometraje? La emoción inundó mi ser. Pensar en la increíble oportunidad que se presentaba, aunque la sorpresa inicial seguía latente. La idea de ser parte de aquel cortometraje romántico me llenaba de un nerviosismo emocionante.

Al llegar al estudio, la magnitud del lugar me abrumó. Pantallas verdes, cámaras profesionales y el director a lo lejos. La realidad de mi sueño comenzaba a materializarse.

Sin embargo, la sorpresa llegó al ver a Enzo, el "causante" de mi vergüenza en la audición.

Nos encontramos en el set, compartiendo miradas cómplices que reflejaban la complicidad de aquel momento inesperado

También quedó en el casting. Su presencia hizo que me sonrojara, aunque rápidamente intenté restarle importancia y centrarme en el trabajo por delante.

También noté a una chica rubia, muy cercana al chico. Observé cómo compartían risas y gestos entre ellos.

Me acerqué al director para hablar con él, quería saber todo: cómo debía vestirme, cómo actuar, como podía maquillarme

—Gracias, director. Estoy tan emocionada de trabajar con vos, me voy a esforzar muchísimo y —no paraba de hablar.

—Tranquila, vimos algo de talento en ti —calmadamente me habló.

—Y... ¿de qué va el cortometraje?

—Es algo muy pequeño, romance, a lo francés, corto, directo. Una infidelidad —escuchaba atentamente al director, quería meterme en el papel, en la situación.

—Ella es popular, todo lo que un hombre quiere, es la protagonista. Él es atractivo, tiene una mirada profunda —lo decía mientras miraba a Enzo y la chica rubia con la que tanto reían.

¿Qué me querrá decir?

—Y tú, Mara, serás la lujuria, el deseo del protagonista masculino —denotó con una sonrisa pícara.

—¿Cómo?

—Serás la empleada doméstica, ellos dos serán los protagonistas —lo decía mientras los señalaba—. Enzo Vogrincic y Sofía Lara.

—¿Tengo que hacer de empleada doméstica? —alcé la voz sin llegar a gritar.

—Lo siento, Mara, pero así son las reglas. Tus características físicas se amoldan más al papel de mucama —me comentó el director.

Así es... resulta que el director me quería como LA DOMÉSTICA, no el protagonismo.

Inesperado, en realidad yo audicioné para ser protagonista. Pero una actriz se tiene que amoldar, ¿no?

Esa chica rubia, Sofía Lara, resulta que tenía mucha más química con Enzo. Ella será la protagonista. Fingí que no me dolió, que por ser morena y bajita tenía que ser empleada doméstica. ¿En qué año estamos?

Yo audicioné para ser la protagonista, pero terminé siendo la que lava los platos.

—Realmente, gracias por considerarme, señor director —sonreía mientras mi voz cada vez se quebraba más. Perdía la voz.

—De nada —ni siquiera me miró, estaba muy enfocado en el guión.

No lo soporté.

Fui al baño corriendo con un nudo en la garganta, no era la primera vez que me pasaba.

Hice veinte audiciones en los últimos meses y la verdad es que mi falta de seguridad nunca me da el protagonismo. Quizá tenga que volver a mí trabajo de maquilladora, este es un camino muy difícil.

¿Siempre son las rubias hegemónicas? ¿Por qué no yo?

Mi sollozo en el baño del teatro aumentaba de a poco, mientras estaba sentada en la esquina del baño; ni siquiera podía ver por culpa de las lágrimas que brotaban de mí.

—¿Estás bien, chiquita? —Una voz muy grave y dulce me susurró en mis sollozos.

𝐂𝐡𝐢𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚 - ENZO VOGRINCIC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora