Capítulo 25: Mi oscuridad

9 2 0
                                    

Diego, tras la llamada de Olivia...

Olivia definitivamente se había vuelto loca, y no necesitaba de más pruebas que lo que me acababa de pasar. ¿Me había insultado de todas las maneras habidas y por haber? Sí. ¿Que no me importaba lo más mínimo? También. Lo único que podía verse herido era mi ego, ya que ninguna mujer después de un buen polvo conmigo me había dicho semejantes palabras.

Desde que conozco a Olivia, he tenido la sensación de que no es una persona normal. Tiene unas rarezas que nunca he sabido entender, o gestionar. Acababa riéndome de ella o soltando alguna barbaridad que la enfadaba. No era lo más inteligente, teniendo en cuenta que lo que quería era conocerla más a fondo y ver hasta qué punto podía llegar dentro de ella. Ya me entendéis, podéis darle todos los sentidos que queráis a esa frase.

Sin embargo, al principio nuestra relación no era tan...problemática. Me daba curiosidad saber de ella, en cuanto la vi entrar en nuestro grupo de amigos. Y sabía perfectamente que todos y cada uno de los tíos que estaban ahí eran unos buitres, e iban a ir a por ella como carroña. Quería evitar eso, quería protegerla de que quisieran utilizarla y en cuanto apareciese una chica nueva y más atractiva en el grupo, se deshicieran de ella.

Y sin ser mi principal intención, fui yo quien acabó utilizándola para desquitarme, para pensar que estaba haciendo una buena acción, y olvidarme del desastre que era mi vida...

7 años atrás...

Hoy 6 de julio de 2016, he recibido la noticia más impactante y dolorosa que le pueden dar a un chico de mi edad. Realmente, a cualquier persona. Mi madre...se ha suicidado. No ha dejado ni una carta, ni una despedida, ni nada. Simplemente se ha ido cuando mi padre y yo no estábamos en casa, dirigiéndose a la playa, y desde un punto muy alto de las rocas, se ha lanzado al vacío.

No le deseo esta sensación a nadie: una parte muy importante de mi mundo se ha ido, mi padre no me hace ningún caso y parece incluso más ido y desconcertado que yo.

-Papá, ¿cómo cojones no ibas a saber nada?-le suelto estando los dos solos en casa.

-No lo sabía, de verdad que no hijo...-se acerca a darme un abrazo y lo aparto.

-Pero tú estás aquí con ella la mayoría del tiempo, sé que discutíais y que no estábais del todo bien, pero no puede ser que no tuvieras ni idea de que haría algo así-le recrimino de nuevo.

-Bueno, sí que podía entrever algo, porque tu madre llevaba varios meses más decaída, aunque no imaginé que llegaría a ese extremo-expresa, con un tono de desesperación en su voz.

-Papá, no sabes cuánto te odio-tras decir esto, me voy de la habitación hacia donde sea, un lugar en el que no tenga que compartir aire con este señor que se hace llamar padre.

Tras el impacto de lo que pasó, mi padre me obliga a ir a una psicóloga justo al día siguiente. Y con tal de que se calle y que no me dirija la palabra un minuto más, acepto. Llevo bebiendo desde ayer, a cada momento que puedo. No he salido de casa y lo único que quiero es morirme e irme con mi madre. Pero no me queda otra opción (por ahora) que aceptar lo que ha pasado y seguir adelante.

Cuando llego a la puerta de la consulta, no me puedo imaginar cómo es que la gente ve esto como algo normal, un sitio al que le apetece venir. Que sí, que probablemente vengan porque tienen problemas y no pueden solucionarlos solos, pero a mí esto me parece una tortura y un gasto garrafal de dinero y de tiempo. No pienso venir un día más, así que ya veré como se lo digo a mi padre.

-Hola, ¿en qué puedo ayudarte? -comenta la recepcionista que hay en la entrada de la consulta en cuanto me sitúo delante de ella.

-Soy Diego Blanco, vengo para ver a la psicóloga...-conforme salen palabras por mi boca, me arrepiento de haber venido-, mira mejor haz como que no me has visto-no puedo soportar el hecho de tener que recurrir a esto, así que me dirijo a la puerta.

Un Amor de los de NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora