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Sung-Hoon y su madre llegaban alrededor de cuarenta y cinco minutos sentados en el gran comedor de la casa del matrimonio Seok

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Sung-Hoon y su madre llegaban alrededor de cuarenta y cinco minutos sentados en el gran comedor de la casa del matrimonio Seok. Los dos estaban sentados en las puntas del comedor, bastante separados. La mujer en la silla que daba inicio al comedor y el chico en una de las que estaba casi al final. Sung-Hoon tenía su celular en sus manos, sin estar mirando nada en específico, mientras que su madre lo miraba.

Era obvio, para quien sea que los viera, que Sung-Hoon no tenía una buena relación madre-hijo con su progenitora, Satoru lo había comentado algunas veces cuando había ido a visitarlo hasta Seul. No había forma de repararlo, porque Sung-Hoon simplemente se negaba y la mujer había decidido respetar la decisión de su hijo. Agradecía que fuera una buena madre con su hermana, pero eso no cambiaba como se habían dado las cosas entre ellos dos.

— Sung-Hoon, tú y Yuta. . .

Hoon levantó la mirada de su celular, como si se tratara de un tema sumamente delicado. Dejó su celular en la mesa, apagándolo antes de que hiciera contacto con la superficie —. Madre — la detuvo —. Eres una representante muy linda, pero no eres quien para decirme cómo debería manejar mi relación.

La mujer asintió. En realidad su hijo mayor no la trataba mal, lo había visto relacionarse con los demás y podía identificar perfectamente que entre ellos solo había una gran, gigante, barrera. Se acomodo sus cabellos rojos en una coleta, decidida a seguir con lo que tenía que hacer.

Hoon había aceptado a su madre como representante debido a que su padre se lo había pedido. Ella hacía un buen trabajo, así que no tenía razón para quejarse.

— Tienes una nueva campaña, de fotos — informo, por lo que el menor asintió —. En Estados Unidos, será en un par de días. Estaremos un par de días allá y luego, regresamos.

— ¿Puedo saber de qué se trata? — normalmente le dejaba ese tipo de cosas a su madre, solo decía que si y ella se encargaba del resto. Esta vez simplemente tenía curiosidad.

— ¿Por qué?, no es como si te fueras a negar.

El boxeador asintió, tomando su celular. Lo encendió, habían varios mensajes de Satoru, unos cuantos de Suguru y unos pocos de Maki. Lo apago, guardándolo en sus bolsillos. Se levantó, puesto que ya no tenía nada más que hacer en ese lugar.

— Me voy a mi apartamento — aviso a modo de despedida —. Si necesitas algo más, ya sabes.

Sung-Hoon se tiró en el mueble de su apartamento casi al momento después de llegar. Saco su celular, leyendo todos los mensajes que Satoru le había enviado mientras no estaba pendiente a su celular. Eran varios y ninguno trataba nada demasiado serio, como solían ser los mensajes enviados por Satoru Gojo.

Marco el número de Satoru, sin pensar una segunda vez. Colocó el altavoz, dejando el celular a un lado. Lo estaba bombardeando y no encontraba mejor solución que llamarlo para que le dijera todo eso que le quería decir.

— ¿Que quieres? — soltó una vez le contesto el mayor, sin sonar muy irritado.

— Hola Satoru, si, te llamé porque vi que querías hablar conmigo — intento imitar la voz de boxeador, fallando, pero no perdiendo el toque burlón —. Si, quería hablar contigo.

Hoon soltó un suspiro pesado —. ¿Que quieres decirme?

— Yuta va a tener una presentación muy importante en unos cuantos días, en Estados Unidos, y quiere que tú estés con él, pero no te lo dijo por todo lo que pasó y ahora quiere hablarte en persona antes de escribirte un mensaje.

Seok parpadeo varias veces ante toda la información soltada. Se quedó en silencio durante unos segundos, volviendo a repetir todo lo que Gojo le había dicho.

— Eh. . . — soltó por reflejo. No tenía ni idea de qué decir, su cabeza estaba completamente en blanco —. ¿Todavía quiere que esté ahí?

Satoru sonrió tiernamente, de una manera que un padre lo haría cuando se trataba de su hijo —. Todavía eres un niño — la risa suave de Satoru hizo a Hoon regresar sus pies a la tierra. Frunció el ceño, pero le agradeció mentalmente —. Te aseguro que tú eres la persona que más quiere ver ahí.

Sung-Hoon llevo su mirada hasta el techo. Su cabeza seguía en blanco, no tenía mucha idea de nada, ni siquiera podía pensar en que quería hacer, tal vez por todas las emociones mezcladas que sentia en ese momento.

— ¿Que harás? — Satoru lo conocía muy bien, sabía que necesitaba alguien que le sacara las palabras y lo hiciera confrontarse a todo eso que estaba pensando.

— Tengo una campaña de fotos allá, así que. . . — se quedó en silencio de nuevo, pues no sabía si las fechas coincidían.

— ¿Nos vemos allá?

Los labios de Sung-Hoon se apretaron en una fina línea —. No lo sé. . .

Si las fechas no coincidían o se acercaban le encantaría quedarse hasta el momento o irse antes, pero no podía, tenía cosas que hacer que le evitaban tan siquiera considerarlo. Si tan solo fuera entrenamiento estaría bien, podía dejarlo de momento, pero no se trataba de eso.

— ¿Cuando y donde es la presentación de Yuta? — pregunto finalmente lo que quería saber desde que Satoru lo menciono.













— ¿Cuando y donde es la presentación de Yuta? — pregunto finalmente lo que quería saber desde que Satoru lo menciono

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