15 | Llanto Emergente | SukuFushi

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"La locura de tenerte fue más grande que mi amor"


Sukuna nunca se planteó la sola idea de derramar lágrimas por alguien más que no fuera él, incluso, aunque se tratara de su gemelo, nunca lo haría, porque según a sus palabras, nadie era lo suficientemente bueno para hacerlo derramar una sola lágrima.

O eso fue lo que pensó hasta que lo conoció.

Megumi lo trato de mil y un formas tan despectivas que lo hizo sentí tan asqueado de él mismo, tan usado que se odio por dejarse manipular por alguien inferior a él, pero la locura de poder tenerlo a su lado era tan grande que no le importó ser usado o ser confundido con su gemelo y menos cuando entre sus brazos podía tener a ese pelinegro que lo volvía loco.

Porque cuando lo conoció, lo confundió con Yūji, le dedicó estas bonitas sonrisas que le encantaron desde la primera vez que lo vio sonreír, incluso esos besos fugaces que en ocasiones se daban, le gustaba todo de Megumi, pero Megumi solo estaba con él porque podía fingir estar con Yūji.

Porque Yūji mantenía una relación con Satoru, amigo de Megumi, porque Megumi estaba completamente celoso de que Satoru hubiera sido más rápido que él para tener la atención de Yūji. Ahora Sukuna era como el plato de segunda mesa, tratado y menospreciado peor que un perro, porque cada vez que se follaba a Megumi, este solo gemía el nombre de su hermano.

Yūji, Yūji, Yūji, Yūji, siempre era Yūji.

Él siempre se tenía que llevar lo mejor de su vida, incluso el amor de sus padres y de su abuelo, todo el cariño siempre lo obtuvo ese mocoso de mierda. Por ello, al estar ahí, de pie mientras todos los demás lloran por la pérdida de su hermano y su pareja, él no puede sentir ni el más mínimo ápice de simpatía por ello, ni el más mínimo sentimiento de tristeza. ¿La razón? Porque había sido él quien había provocado ese accidente de auto en donde ambos perdieron la vida.

Porque fueron todos sus sentimientos de rencor, envidia y celos los que le cegaron por completo, porque odiaba ver a su hermano ser tan feliz mientras él se hundía por completo en la miseria y se repudia ser usado por quien decía amar.

—Lamento tanto la pérdida de Yūji — oh, ahí estaba nuevamente la persona que lo llevó a cometer tal atrocidad.

—Yo también — respondió sin siquiera verlo, no podía y menos cuando escuchaba como el llanto parecía ser parte del pelinegro y no lo dejaba. El resto de la tarde, se quedó recibiendo el pésame de todas las personas que llegaban para despedirse por última vez de su hermano.

No podía decir nada y menos cuando escuchaba todas las cosas buenas que había hecho su hermano por ellos, se odiaba, se repudia tanto que deseaba terminar con su vida él también.

Era por ello, que en la oscuridad y en la soledad de su habitación se permitió llorar todo lo que no había podido enfrente de todos, porque solo ahí se permitió derramar lágrimas de dolor por todo lo que había provocado.

—Perdóname, perdóname, perdóname por favor Yūji — comenzó a decir una y otra vez, como si aquellas palabras las pudiera escuchar su hermano — yo no quería hacerlo, por favor perdóname — repetía una y otra vez.

Esa noche lloró por todo lo que había pasado y esperando el perdón de su gemelo, perdón que nunca llegaría, pues Yūji ya no estaba. Con el tiempo, Sukuna se hundió en su propio odio y lamento, que terminó con su vida, esperando poder encontrarse alguna vez con su hermano y rogar nuevamente por su perdón. 


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Angstruary | 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora