Angstruary | 2024

03 | Recuerdos | GoYuu

"Un último recuerdo"

¿Cuándo fue la última vez que sintió amor? ¿Cuándo fue la última vez que se enamoró de alguien? ¿Cuándo fue la última vez que sintió que era correcto dar todo de sí por una persona? Satoru sabía la respuesta a cada una de las preguntas, estaba completamente seguro de ello.

La última vez que sintió amor, que se enamoró de alguien y que dio todo de sí, fue cuando conoció a Yūji, ese chico peli-rosa que lo enamoró poco a poco, dándole todo el afecto que necesitaba, brindándole la compañía que no sabía que necesitaba, dándole ese amor que pocos estaban dispuestos a dar.

Yūji era todo lo que una vez imaginó y lo que perdió.

Fue tan efímero su romance, fue tan fugaz que no sintió en qué momento desapareció de su lado, ¿Cuántos años ya habían pasado desde que se fue? Sabía la respuesta, pero se negaba rotundamente a aceptarlo, no quería aceptar que su pequeño amor se fue y lo dejó solo en ese mundo, en este podrido mundo que se lo arrebató de un momento a otro, que le robo a la única persona que en verdad llego a amar tan fuertemente que estuvo dispuesto a dejar todo por él.

Su precioso Yūji era todo lo que una vez fue bueno en su vida, ahora solo vivía a bases de recuerdos, esos recuerdos que solamente le hacen daño cada vez que piensa en ellos. Pero aun así los amaba, porque en cada uno de ellos estaba su Yūji siempre con una bella sonrisa, siempre dedicada a él.

El ir a casa, el estar solo en ella le traía tantos recuerdos, cada uno de los rincones de esa casa, tenían algo que contar, incluso dejó de dormir en la habitación que ambos compartían porque no soportaba ver la cama vacía, porque no le gustaba sentir que faltaba alguien a su lado para poder dormir.

—¿Hasta cuándo piensas seguir así Satoru? —Shoko estaba aún lado del albino, quien parecía completamente ido, pareciera que no estaban en el mismo mundo — sabes que Yūji no le gustaría verte de esa forma — susurro de forma tan suave y tranquila que el albino solo reaccionó cuando escuchó el nombre del peli-rosa.

—Yūji ya no se encuentra conmigo — fue lo que le contestó, estaba harto que cada uno de sus amigos siempre le decían y repetían lo mismo.

Por más que lo intentara, se le era difícil poder superar la partida de Yūji y es que no se fue porque quiso, él desapareció de la nada, sin decir palabra, sin siquiera despedirse, nunca supo a dónde se fue, o si estaba con alguien más.

Así como llegó, así se fue.

Por lo que únicamente quedaba su recuerdo, en su mente estaban cada uno de los recuerdos que había tenido con el peli-rosa, todas las citas a las que fueron, los días en donde solamente se quedaban en casa a ver algo en la televisión, cuando finalmente conoció a la familia de Yūji, cuando la familia de Yūji lo puso a prueba para ver si realmente amaba al peli-rosa.

Tenía muchos recuerdos, pero los que más atesoraba, era cuando le pidió que se casara, ese día, ese maldito día fue el mejor día de su vida, porque su precioso Yūji se encontraba tan feliz con la propuesta, estaba tan radiante que no pudo evitar hacerle una mini sesión de fotografías en ese momento y ni que decir cuando se enteró del embarazo del más bajo, ese día fue el hombre más feliz del mundo, pero como todo momento feliz, siempre termina.

Fue un día que regresó tarde a casa, le había avisado a Yūji que llegaría tarde por temas de trabajo, nunca pensó que, al llegar a casa, Yūji ya no se encontraría en ella, no había rastro de nada, ni siquiera un indicio de que pudo ser un robo, un secuestro, una huida por parte de su esposo, nada, lo buscaron por al menos siete meses, tiempo en el cual nunca obtuvo una respuesta, al menos una pista para saber en dónde estaba.

Su Yūji desapareció de la faz de la tierra dejándolo con el alma rota y muchos recuerdos de los momentos que vivieron.