Reino de luz y sombra

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      Han transcurrido ya casi tres años de la muerte de mi padre, pero aun siento la presencia de el aqui. Mi madre murió cuando yo tenia alrededor de 6 años de una terrible enfermedad, fue mi padre quien se encargó de mí y tomó el mando en nuestro hogar y de  los alrededores que estaban bajo su mando. Nuestra familia siempre trabajó para la familia real Vangelis, mi padre era uno de los centinelas reales encargado de la seguridad de la familia y mi madre era una de las criadas de la reina Alida y su mejor amiga. Es por eso que mi familia bajo las órdenes del rey debía cuidar y controlar las tierras cercanas.

     El reino de luz y sombra es controlado por el poder y la magia que posee los Vangelis, sin embargo cada habitante tiene dominio sobre su propio poder, generalmente esta magia es usada para beneficios del mismo reino, como lo son la agricultura, construcción y orden en el territorio. 

    Actualmente los terrenos que pertenecían a mi padre quedaron bajo la custodia del príncipe de la familia real cuando el murio, es él quien tiene el poder sobre estas tierras. Pero lamentablemente todo ha ido de mal en peor, nuestras tierras han sufrido grandes pérdidas, han habido bastantes robos y muchos obreros han decidido renunciar a sus labores. Irene, una mujer de mediana edad quien ayuda con los deberes del hogar desde que tengo memoria, opina que ya es hora de dejar aquellas tierras, muchas veces me ha dicho que lo mejor es que busque una vida nueva lejos de ahi, pero la idea de abandonar mi hogar no me agrada en absoluto.

    –Lysandra cariño,no crees que ya es hora de que abandones estas tierras y busques un futuro prometedor– me dice Irene.

    –¡No!, no pienso abandonar mi hogar - además de que me aterraba dejar lo que una vez fue el hogar de mis padres, no tenía a donde más ir.

    –Pero Lys, aquí ya no veo un futuro,  estas tierras cada vez empeoran más.

    –Lo sé, es solo que no quiero irme de aquí, este es mi hogar y fue el hogar de mis padres. El solo hecho de abandonar este lugar me aterra–le dije a Irene con cierta melancolía.

    –Lo entiendo cariño pero pronto toda esta región perecerá , estas tierras no aguantarán demasiado tiempo, desde que tu padre murió la magia aquí ya no fluye como antes.

    –Todo es culpa de ese maldito príncipe, si él no viese tomado control de estas tierras, nada de esto viese ocurrido. Cuando mi padre estaba vivo todo era diferente–Irene solo se dedicó a mirarme pero no dijo nada.

    Al cabo de unos minutos me dirigí a mi habitación, me recosté en mi cama a pensar cómo sería mi vida si me alejaba de lo que yo consideraba mi hogar,era verdad que estas tierra muy pronto desaparecerían ante la magia, no tenia otro lugar al cual ir, sinceramente no sabia que hacer. Despues de reflexionar sobre mi condición actual me quedé dormida.

    Habían pasado varios días de la pequeña charla con Irene y ella no ha vuelto a sacar el tema, lo cual agredecia porque tampoco es que quisiera hablar de aquello.
Me encontraba ordenando algunas cosas que pertenecían a mis padres cuando de pronto uno de los pocos obreros que seguía trabajando en nuestras tierras entró en la habitación en la que yo me encontraba, ingreso jadeando lo cual me preocupo, pero era para informarme que la guardia real se encontraba a las afueras de la vivienda.

    Era extraño que la guardia se encontrara en las cercanías, poco después de que mi padre había muerto el rey había mandado algunos obsequios y recados para mi por ser la hija del general Knox y ciertamente mi padre era muy conocido por el poder que tenía, no era de extrañarse se que supieran quien era yo, pero aun así insólito la presencia de la guardia real.

    Cuando salí a ver qué estaba ocurriendo realmente, me di cuenta de que había dos guardias reales esperando, me acerqué a ellos con cierto recelo, no sabia con exactitud porque estaban aquí y que era exactamente lo que querian hasta que uno de ellos dirigió la mirada hacia mi y dijo: